La victoria de Gimnasia, el agua que tapó todo, ganó River, ganó Boca, ganó Independiente. Perdieron los candidatos de todos (?). Estadios a puntos de implotar, otros que encontraron un adelanto del carnaval de Río en una cancha. Todo, todo, todo es tuyo si querés (?), LR! lo ofrece aquí:

La inseguridad de siempre: Traca y un negro huyen y la policía apenas mira (?)

Ahí mismo, en la dudosa línea que separa éxito y fracaso se cimentan algunos nuevos viejos sueños. En el mismo lugar en donde Platón se le sigue parando de manos a los gatos mandafruta con el berretín del fin de la historia (?), agitando el thymus de los sueños, haciéndose grande en la adversidad. La Polonia del fútbol argentino (?) tuvo su Yalta en su propia casa, y como si esto fuera poco, aprovechó la volada para mirar a la gigantografía de La Nueva Seguros y juramentar que harán cuanto puedan para no albergar al infame Oso que hace la vergüenza de la B Nacional aún más ignominiosa.

La salvedad, ante todo, está en el marco: la payasada del no público visitante envolvió a un clásico que debería haber sido una fiesta de una ciudad entera antes que una pulpería de tres. “Es por la contingencia del descenso, como la semana de capacitación”, soltará algún genio del humor negro. Pero, no. La rueda pasada, los que se fumaron un estadio bramando en su contra fueron los de Gimnasia, hubiese sido injusto -dentro del absoluto disparate que fue esta medida- que Estudiantes no haya tenido su cul de sac (?). En fin, la morbosidad con la que uno convive, esa que hace que uno se clave una película snuff, busque en YouTube famosos cuetazos en cámara, o simplemente clave la sintonía en Showmatch cuando Ricardo Fort está haciendo su entrada (?), hacía una eventual derrota de Gimnasia un Beirut platense. Aunque se ve que Dios se toma la primera quincena de febrero y dejó a cargo a San Pedro, que como todos saben, es del Lobo (?). Y quizá ahí estuvo la explicación de la primera victoria tripera en 5 años. Bueno, no, a lo mejor está en otras explicaciones de índole táctico, alternativas del juego y desarrollo. Lo que sí hay que atribuirle a la liturgia (?) es que la figura del clásico haya sido Stracqualursi. Y que haya marcado 2 goles, que no fueron 3 tan sólo porque le mariconeó el penal a Orión. Con esto, el agnosticismo se nos va un poco a la mierda, pero trataremos de seguir creyendo en no creer (?).

Gimnasia no sólo fue un justo ganador, sino que además se congració con un estadio que la última vez había sido lo más parecido a una marcha. Puteadas contra todos, ánimos caldeados, alguna trompada perdida por ahí cuando se putea al que más huevos puso, al único distinto. Nada de eso ocurrió, de más está decirlo, porque el Lobo salió aferrado a una verdad ineludible: si se quieren salvar del descenso, éste era el partido a ganar, por más que sea una segunda fecha. Ampliando aún más esta sentencia: si en una de esas, inexorablemente no puede escapar del descenso, le quedará el orgullo de haber ganado el último clásico, que vendría a ser como perder una gamba en la guerra, pero al menos chetearle una medallita a un soldado rival (?). En el trámite del juego, esa actitud metalera se notó desde el vamos: mucho orden para marcar, más ímpetu para apretar y una eficaz barricada ideada por Cocca: Aued y Rinaudo obligaron al toquetero mediocampo Pincharrata a tirarse a los costados o a tener la pelota lo menos posible. Llamó la atención la diferencia física que sacaron en ese terreno, mientras que el visitante apretaba con las bandas, el local salía rápido por los costados, aprovechando los huecos que dejaba Clemente Rodríguez a Villar. Por el otro costado, a Encina se lo vió un tanto pajerón (?), pero si entra en ritmo, las diagonales del Sapito serán toda un arma de este equipo. Faltaba un minuto y las corridas de Marco Pérez ya habían prendido la luz de alerta en la última línea del León, y ahí apareció Traca. Y ahí empezó a ganar el partido el Lobo.

El segundo tiempo fue un más de lo mismo: durante los primeros minutos, el afán de querer aguantar le hizo pasar algunos momentos de zozobra. Pero, se animó a un poquito más y tuvo su recompensa: el penal antes mencionado, en donde la figura excluyente de la tarde anunció más el penal que Fox Sports la incorporación del narrador de repeticiones más prestigioso del mundo. Lejos de ser un baldazo de agua fría para Gimnasia, renovó coraje, como el Galíndez que sabía usar los puños (?) limpiándose la sangre en la camisa del árbitro: pura enjundia. Y así llegó el segundo, y llegó la locura al Bosque que presumía, en todo un árdid de arte conceptual, que vería a 11 árboles plantados con su camiseta. No señor, Gimnasia viejo nomá (?). Ahí Estudiantes se rescató del que le estaba pegando una paliza era uno de los matados del colegio y quiso revancha: fue con todo, buscó por arriba, por abajo, calentitos, sin pecado (?). Los nervios de la gente hicieron eco en el ánimo de los jugadores y entre el descuento de Verón y las dos claritas que se perdió Enzo Pérez varios hinchas de Gimnasia se hicieron especialistas en cortar churros con el culo (?). Pero, siempre hay un héroe: hubo quien estuvo toda la tarde puteando a la popular local, salliendo al área grande si caía un panadero (?), arengando a sus jugadores, putéandose con el alcanzapelotas. Con el penal atajado parecía que Orión sería de los pocos que salvaban la ropa en la derrota, pero el pif de la última jugada puso las cosas en su lugar. Justicia divina: Orión rememoró su mística copera y le sirvió el tercero al ingresado Cuevas. Locura total, después de 5 años, Gimnasia can see it clearly now. Una buena para el lado de los que menos tienen.

El marco de la segunda fecha ofreció un sinfín de alternativas dignas de ser comentadas por el grueso del ambiente futbolero, como LR! es el correveidile oficial, se solidariza con los que el presupuesto le da para un finito nomás (?) y trae a colación el remanente de partidos:

Qué mierda que es ver jugar a Central. Lo que hace 6 meses se podía establecer como una propuesta interesante para el ojo imparcial, entusiasmadora para el propio y amenazante para el ajeno hoy se convirtió en una práctica similar a la de chupar un clavo embebido en kerosene hasta que se oxide. El Tigre de Caruso se caracterizó por innovar desde el amarretismo: si visita a Colón, pone un dique; si visita a Newell´s, manda petróleo (?), si la parada es en la cancha de Argentinos, manda una caja de fichas (?). Esta vez, a Central le mandó un panel acústico (?) que el cerebro de Cuffaro Russo, programado para las funciones básicas de la vida más hablar bien del presidente más defender a un indefendible Zelaya, no supo cómo derribar. Porque si además se tiene en cuenta de que hay 4 marcadores de punta en cancha plantados a un equipo que propone un 5-4-nada-nada-nada-20 metros de d
escampado-más nada-Luna (?), es para alcanzar niveles de indignación propias de una Silvia Süller gritando que “No es posible tanta maldad”. Quién sino Luna fue el que convirtió el único gol de la tarde, con un cabezazo al primer palo de un arquero al que hasta sus propios defensores hacen pasar de largo cuando despejan para adelante. Hubo alguna cosita de De León, quien tuvo que remar la delantera solito y la dignidad de Burdisso, quien si le hace juicio laboral al club por trabajo insalubre, nadie puede patalear. El desaprovechamiento de recursos del pre-alfabetizado DT llega al punto de que hasta los designios del señor le brindan oportunidad de redención: le sube el colesterol a su tullido mucamo y tiene que salir del campo a los 20 y tantos minutos de juego. ¿Un enganche? No señor ¿Un carrilero para abrir por la derecha? Nones. Otro volante de marca. Hubo tiempo para que el DT ponga a un jugador que había hecho participar en el conjunto de Reserva, y el pobre Milton Caraglio sigue luciendo con menos ritmo que Giordano a la hora de cantar una canción (?). Desaprovechamiento de recursos futbolísticos e institucionales: habiendo una barrabrava con elementos capaces de amedrentar física y psicológicamente a muchos, es una pena que canten boludeces y tiren papelitos en lugar de poner manos en obra contra, pongamos, algún presidente, algún hijo de algún presidente, algún amanuense del presidente con el buzo de DT y muchos varios indignos en pantalones cortos. ¿Violencia? Violencia es hablar de campeonato cuando la debacle es más que evidente. Violencia es Zelaya. Mientras tanto, Caruso Lombardi esbozó su sonrisita de mecánico diciendo “¿Qué te puedo cobrar?” (?) y se fue, nuevamente victorioso de un estadio que le es acogedor: perdió una sola vez.

Usandizaga atendió a los medios después de que todo el estadio bregara por su deceso (?)

Arsenal es otro que entra en este dilema, pero no es que está medicado con una valija de Rivotril o realmente tengan un optimismo que raje la tierra: la gran explicación del estoicismo ferretero es que no pueden avergonzarse por la indignidad. ¿Puede acaso un ciego escandalizarse por lo flojo de un cuadro? (?). La gran explicación del conjunto dirigido por el caudillo de la honradez (?) está en ese punto. La dignidad no está escrita en su diccionario. Pueblo agradecido si los hay, se dedican más a disfrutar esos pequeños momentos que le brindan instantes de eternidad, cada vez menos frecuentes en la agenda del Viaducto. Y Vélez no iba a ser la excepción: un equipo con muchos suplentes pero con las convicciones de siempre: una de las mayores pruebas de que la estructura está firme es cuando se realizan algunos pequeños cambios y, en lugar de resentirse de esas ausencias, el contexto enriquece el rendimiento individual de los ingresados. Gareca es el pragmatismo hasta las bolas (?): la inequívoca sensación de que van a ganar el partido nace desde el DT, porque los cambios siempre suelen ser para ganar el partido. Y si se trata de aguantar un resultado, muy rara vez no optará por defenderse con la pelota, grata acción para los que disfrutan de ver un partido dejando de lado los colores. Hernán Rodrigo López en dos oportunidades y una perla de Maxi Moralez fueron los tantos que edificaron una victoria sin lugar a rémora alguna. Mientras que el local empieza a darle forma a la “Hagan un gol” 2.0, los de Gareca administran sus energías y rotan cuando la comodidad de puntos se lo permita. El fructífero paso del Tigre está dejando ya toda una actitud Vélez, que trasciende el perfil “Claves para un mundo mejor” aggiornado (?): podrán perder o ganar, pero la certeza pasa por que lo primero es lo que tiene ser habitual. Y no en base a virgencitas paradas al lado del banco o talcazos (de los malos) en la espalda: jugando bien. Con otro libreto, quizá un tanto distinto a los bocetos del lirismo (?), pero total y completamente legítimos y encomiables.

La versión escrita por Coelho de Racing se hizo presente en Santa Fé para desnudar sus verdaderas preocupaciones: del candidato de fierro al salvataje en menos de 2 horas. Vivas llevó lo mismo que ofreció en la primera fecha de su mendaz libreto ofensivo (?). 3 (5) Defensores más una línea de 4 (3) volantes, con un enganche y 3 (1) delantero que prometían ofensividad, velocidad a raudales y verticalidad pertinaz: una consuetudinaria andanada de centros. Pero enfrente estaba el Colón de Mohamed, hueso duro de roer para cualquiera: por momentos Colón pareciera ser el equipo del futuro ganándole al presente en una cinchada, sensación que se disipa rápidamente cuando Pozo asoma su humanidad para ver qué onda con la tormenta y un chiflón le cierra la puerta, dejándolo en la calle en batón y sin llave (?). En lugar de la ventisca, lo que se propició fue un “gaaaaaal” de la tribuna visitante, otorgado a Falcón. Los 20 minutos posteriores marcaron el occiso de la superofensiva cara de Racing que mostraron las repeticiones editadas, seguramente, por el más imparcial operador de imagen (?). Luego de querer plantar batalla en orden de cuidar el resultado al menos hasta que termine el primer tiempo, Fuertes revalidó su título honorario de geronte gol (?) y a la postrimería del primer tiempo, el Sabalero había copado la parada en base a fútbol. Ahora sí: Qué bien que juegan Bertoglio y Lucero (Juan Manuel, eh). Entre los dos armaron maniobras tan efectivas como bellas (?) a la hora de inquietar los intereses de un Racing que mostró la hilacha muy temprano: la galactiquez (?) de su formación caduca cuando los recambios ante la adversidad se apellidan Ledesma, Castroman o Colombini. Traduciendo al español ortodoxo: la profundidad de banquillo con la que cuenta Vivas es considerablemente menor a la de un charco. Ducho en el negocio de los espejos coloreados, el amuchamiento de gente en la ofensiva combinado con los pelotazos a mansalva puede ser codificado de varias formas, entre las mas comunes: ir a empatar con todo o quedar eliminado dignamente (?). Ni una ni la otra, la épica del Racing que todo lo puede no hizo pie en un exámen que pedía a los gritos refirmar su condición de candidato o reflotar su viejo padecer con las operaciones matemáticas: sumar para dividir más que los que lo hacen por menos. Mientras en la exégesis de la tibieza, sus protagonistas evitan las palabras “campeonato”, “candidato”, “promoción” o “descenso” y lo que queda, masomenos, es un interesante amuchamiento de verbos, con algún que otro adjetivo y/o conector. Cualquier parecido con la realidad, no es coincidencia. En Colón, alegría por lo exhibido en una parada que tenía mucho de termómetro para medir sus reales posibiilidades en la carrera por lo que tenga ganas (o le dé) de correr.

El Chulo Rivoira agarró Huracán con la misión de darle una lavada de cara, y si bien hasta ahora lo máximo que consiguió fue tapar las manchas de humedad con burdos pincelazos, hay una especie de renovación en el aire del Globo.
El convidado de piedra fue Newell´s que no pudo capear el temporal (N. de LR! chiste efectivísimo para aquellos con una adicción de moderada a muy jodida en el Football Manager) de un Globo que no bajó los brazos, contrariamente a todo lo que se venía observando. El hecho fundamental de este partido no fue el tiempo ni la remontada cinematográfica (?): La última vez que al Globo le habían dado un penal, la falta se la habrán cometido al Guapo Flores en épocas de Black and Decker y Zanola (?). El que lo canjeó por gol fue el hombre en 3/4: Goltz (?). Con el gol de Paolo, la Chulorrivoireada no se hizo esperar. Lo que tampoco se hizo esperar fue la Rosariocentralización de Newell´s a la hora de mirar al arco contrario: 2 abajo del arco, uno de Barrientos y uno de Núñez, dejaron las cosas 1 a 0 tan sólo por la increíble habilidad de hacer lo fácil mucho más difícil de lo que parece. Claro que el Gordo tuvo su revancha, poniendo el 1 a 1, mientras que Huracán parafraseaba a Travis y cantaba “Why does it always rain on me” en un tono más cercano al enojo Hermético que al lamento emo del brit pop (?). Hasta que los goles vinieron de Balvorín. Polémico (?). El ex-Vélez, Lanús, Gimnasia de Jujuy y algún retiro voluntario en Grecia (?) fue el que cambió para siempre el destino del partido, con un cabezazo medio desprolijo, pero que igual sumó. La retórica cappista se esfumó con el acaudalamiento de puntos del último Clausura, el Fukuyama de Parque Patricios no le hace asco a nada, mucho menos si se trata de sumar. Pese a la tendencia de ahorrar antes de ganar algo de guita (?), Rivoira se terminó saliendo con la suya y sumó de a 3 puntos por primera vez desde que rige los destinos del plantel quemero. Sensini, en cambio, ve como su táctica de juego tiene mucho del negocio de la informática: lo que triunfó hace 6 meses, hoy tranquilamente puede estar desactualizado en el mercado. Mientras siguen enfocando a la Copa, el panorama de cara al torneo empieza a mostrar un signo de interrogación muy grande: si no cambia el juego, se le complicará repetir la campaña anterior, u osar hacerlo al menos.

Acá venía la crónica de Banfield recibiendo al Bicho. Alguien preguntó, “¿Acá é Banfield – Argentinos? No, noé” (?) y ahí apareció con el arca y tras algunos forcejeos con ejemplares como Bustamante, Ramírez y Oberman decidieron seguir el crucero sin algunas especies (?). El anegado Florencio Sola no fue capaz de resistir una lluviecita de mierda (?) y no se pudo jugar, tras 8 minutos de intentarlo. La flaccidez del fútbol se hizo presente en el sur del conurbano. Una lástima, che (?).

“¡¡¡Eh, Collado. En este chiquero no se puede jugar!!!” (?)

Uno que se reencontró con un viejo amor fue Boca: el triunfo frente a Lanús fue casi inapelable, si se toma en cuenta la última imagen arrojada. La sucesión de pelotazos muertos en los charcos, de jugadores propios corriendo de atrás a los de camiseta granate y un Abbondanzieri extrañamente pudiente en reflejos pareció ser un espejismo. Un nubarrón más que traía la tormenta, parte de un mal sueño que había empezado con el primer pitazo de este nuevo año. Medel había abierto el marcador y casi al toque, Castillejos había nivelado el trámite para Lanús, tras un centro que Blanco pudo efectuar gracias a que Ibarra dejó caer su bastón (?). Creció Lanús, pero dicen algunos militantes del lugar común que el tren no pasa dos veces, pese a que estén disponibles los horarios en internet y que nos enteremos que muchas líneas tienen entre 40 y 50 salidas diarias por cabecera (?). El retoque del entretiempo de Alves obedeció más a la actitud y a la persuasión de que por abajo también se podía: Jesús Méndez resulto ser un gran salvavidas entre tanto lodazal, porque además de dar una mano con la marca, juega. Y mierda que juega bien: con Jesús crecieron Riquelme, Gaitán y hasta Erbes, los apóstoles del mediocampo (?). Al toque nomás, Palermo definió abajo del arco una muy linda jugada colectiva y minutitos después, el cabezazo de Erbes sentenció un partido que pintaba, como mínimo, fulero. Entre grito y grito, por momentos se pudieron adivinar movimientos que eran del mejor Boca: rotación y juego a un toque en el mediocampo, innumerables oportunidades de desnivelar individualmente de 3/4 de cancha para adelante. Loco (?), de verdad: Gaitán juega muy muy muy pero muy bien. Si continúa con este nivel y puede seguir brillando en una transición que parece más dolorosa que lenta, podrían considerar ofrecerle un contrato por 10 años. No sería, para nada, una mala elección. ¿Qué queda del lado del perdedor? Un rojo en la columna del ánimo: tras haber jugado un muy buen primer tiempo, el equipo de Zubeldía pareció achancharse en la realidad de Boca, esperando a que corran los minutos, total los goles iban a venir solos. Pero es casi un pecado entrar con esa predisposición cuando hay tantos intérpretes capaces de hacer las cosas tanto más regocijantes para la eficacia: la mentalidad de belleza perdedora no es lo que precisamente llevó a Lanús al lugar donde está. Listo, hagan una cartulina con eso y péguenla en el vestuario local (?).

“Si quedamos afuera del Patinando con esta figura, me-mue-ro mi amor” (?)

River tenía que ganar, tarde o temprano. La cuestión no es esa, sino en que algunas muy buenas cosas del equipo de Astrada quedan empañadas por errores del siempre impresentable Juan Pablo Pompei. Si bien River fue la efectividad al palo (?), tuvo ciertas viejas cuestiones que están emparentadas más con los tiempos de hall que con aquellos dorados días de la Riverción. Para entender el fenómeno mejor: el gran fenómeno es Cejas, que sale a tapar dos veces y en las dos regala el primer palo, cuestión que propició sendos goles de ¿Funes Mori? Frio ¿Ortega? También frío, pero sin soda, porque así pega más (?) ¿Canales? Nop. ¿Barrado?, ¿Vega? ¿Astrada? ¿La defensa de Basile? (?). No, no y no (?): Ferrari. En ambos goles del rosarino hubo un poco de todo: mérito propio, chambonada del rival y el gran Terremoto que viene con un 2X1 a la hora de cuidar la valla en su totalidad (?). El que mostró un nivel digno de elogio fue el paraguayo Rojas: muy técnico, con un interesante despliegue y una exquisitez en cuanto a decidir cómo y cuando tirar los lujos: para el segundo de River tiró una pisadita que ya era merecedora del aplauso aún si la pelota se iba a la terraza de doña Matilde (?). Descontó Parra y Chaca empezó a dar cuenta de que no es más el equipucho (?) que solía ser: tesón y ataque por do
nde se lo mire, desfachatez en Morales, oportunismo en el goleador y una interesante aparición de Franco. Entonces se jugó Chaca, a matar o morir, murió, pero de pie: contragolpe muy bien manejado por el 8 millonario, Canales ningunea su ego goleador (?) para que entre al vacío Bou a lo que parecía la sentencia del partido. Volvió a descontar Parra y la última jugada antes nombrada: una jugada peligrosa absurda cobrada por el árbitro que dejó a Chaca con menos de lo que merecía: el empate le calzaba justísimo a este partido.

Si uno va y alquila una película de estreno y resulta ser que entre tanto grosso (?) el protagonista es un segundón de los que poblan las publicidades de agencias de seguros, que podrán tener mucha buena voluntad, pero su oportunidad se reduce a si mete o no un latiguillo en la calle, uno puede quejarse a viva voz. “¿Donde está mi pizza? Dónde está, carajo, hace media hora que la pedí” Tomá, puto (?),  acá tenés un puntero: Godoy Cruz, que está teniendo más culo que la Papparazzi y la Maxim juntos (?). Esta vez el lado del dado de la suerte que se mostró no fue la horripilancia arqueril ajena, sino la grandeza del propio. En una suerte de Telematch novedoso, el equipo de Simeone esta vez jugó a ver quién se erraba el gol más facil de convertir. Entre pitos y flautas, Carranza aprovechó un contexto favorable (?) como para meter el único gol del partido y todos empiecen a mirar desde abajo al Turco; aunque, claro, sin verle la cara (?). El aluvión de llegadas hiperquinéticas, cual pendejo de 13 años con casa sola y total y completo acceso a los canales pornográficos (?). Masomenos lo de siempre: que tienen mala suerte, que a los exitosos también les puede ir mal y qué paquete que trajo este Savino, la puta que lo parió (?). Momentáneamente Asad está superando en un 789% lo que se esperaba de él a su llegada, mientras su carrera de técnico en nada se asemeje a su rodilla, ¿Quién puede quitarle la ilusión a los hinchas del Tomba?. San Lorenzo tuvo mala suerte, es más que cierto, pero también hay que ayudarla porque sino quedan en bolas y a los gritos. Y para añadir una explicación gráfica, sería más parecido a la Lista de Schindler que a Pasión por la puerta de atrás (?).

Simeone, observando tranquilo el partido (?)

Independiente sacó 4 de 6 y va en camino a los 7 de 9 que lo depositarían en el lote de los candidatos, según prometió su técnico. Atlético Tucumán, la víctima de esta fecha, sufrió la “desgracia” de arrancar contra dos de los candidatos al título. El cuadro de Chiche Sosa, sparring de los mini mosca, tuvo que pelear contra la Mole Moli y el Gordo Domínguez, en duelos que terminan siendo tan desparejos que al púgil en cuestión a lo mejor le termina pintando agarrar una silla y partírsela por la cabeza a su mucho más poderoso contrincante (?). El tema con el Rojo es que depende mucho de cómo se levanta el equipo en ese día: hay veces que no da el peso y pierde en la balanza, antes de arrancar. Con esto no se alude a la propensión de los integrantes del plantel de Gallego a frenar en las fábricas de pasta (?), sino a que muchas veces arrancan con el pie izquierdo por cuestiones tan o más boludas que la predisposición natural a la hora de arrancar un partido: cada picadura de mosquito es un potencial dengue (?). Y la picadura de esta fecha fue el gol de Escobar, que había puesto el empate tras la ventaja de los Diablos conseguida por Silvera. Parecía que era imposible encontrarle la vuelta y el fastidio se había apoderado de todo el Enrique Bochini (?). Imprecisiones varias y el “Si queremos ser serios no podemos perder puntos con Atlético acá” que se le leía en la cara a los jugadores: muchas veces revalidar la condición de candidato conlleva un stress mental que suele pasar desapercibido. El estadio se puede convertir en una lata de thiner y los jugadores en pequeños fosforitos que pueden prenderse ante el menor roce (?). Pero apareció Silvera, en dos oportunidades. El Cuqui cuando deja el fratacho afuera de la cancha (?), se convierte en un jugador decisivo en la ofensiva. Tres pepas (no pun intended) para conseguir uno de esos triunfos de los que recién se entra en cuenta bien pasado el torneo. Mientras tanto, Atlético mira a todos desde abajo. No desesperéis, que la serenata es larga y hay que cuidar la flauta. El Rojo, por su parte, bien puede ser considerado candidato, siempre y cuando los mea culpa no sean más que un sollozo constante.

Después de la tripleta, Silvera fue llevado en andas por los hinchas (?)

Lamentablemente todo aquel contenido gracioso o  los chistes del post terminan siendo vacíos ante una de las peores noticias.  Había pasado mucho tiempo sin que pase nada, sin que haya ningún herido o que se ventile algún chanchullo interno en una cancha de fútbol, en la entrada o salida a una de ellas y/o en el viaje de ida o de vuelta.  Otra vez, lamentablemente volvió a ser así.

La nota de la fecha fue el asesinato de Walter,  un pibe de 14 años que viajaba en uno de los micros de Newell´s. Al frenar en Las Flores, se desató una feroz balacera contra el vehículo que incluyó disparos de ametralladora. La contestación de la barra no se hizo esperar, pero ellos andaban calzados con fierros normales. Todo esto que parece inverosímil tiene su epicentro no en una interna, sino en una mancha externa a cualquier cosa que tenga que ver con el Newell´s post López: La misma barra que desvalijó el club un día antes del cambio de mando, la misma barra que era (y es) el brazo armado de Eduardo López, la misma barra que decía amar a Newell´s pero estaban entongados hasta con los pases de los jugadores. Se cobraron otra vida más, un pendejo de 14 años. No vamos a entrar en esas verdades de perogrullo de “hagan algo porque están matando al fútbol”, el poder de López (y, por consiguente, de cualquiera que esté con él) en Rosario es de niveles tales que el Pimpi Caminos (principal acusado de organizar la emboscada) pueda tener la facilidad de llamar él mismo a los jueces y comisarios de la Ciudad para avisarle dónde no está. La impunidad con la que se manejan parece no conocer los límites de nada, desterrarlos casi una utopía. Mientras tanto Rosario sigue albergando a estos hijos de mil puta que bajo las banderas del amor a un club destrozan todo lo que tienen a su paso. Como si de un abrazo de oso se tratase.