La historia del hombre que inspiró esta sección, del que para millones ha sido el mejor futbolista de la historia y quien sea tal vez, el más cabal representante de lo que es EL jugador de fútbol, llega hoy a LR!… por primera vez en más de siete años.

Diego con la Copa UEFA en sus manos, esa que se logró una noche de mayo del ´89 en pleno corazón de Stuttgart y que tal vez sea el título más importante en la larga historia del humilde Napoli

Mucho se ha dicho y escrito sobre este crack que vino al mundo en la humildad de Villa Fiorito, el 30 de octubre de 1960. Muchas imágenes y videos se han confeccionado gracias al talento de quien en el sur del conurbano bonaerense empezó a demostrar desde muy pequeño que él y una pelota de fútbol podían armar una sociedad perfecta, en cualquier momento y lugar, más allá de que muchas veces esa “pelota” no era más que una naranja o simplemente, un par de medias adaptado para la ocasión.

Dieguito, un chico que sólo quería jugar…

Diego Armando Maradona, quinto hijo pero primer varón del matrimonio compuesto por Don Diego y Dalma Salvadora Franco -o simplemente “Tota”-, deslumbraba con su juego en un potrero denominado “Siete canchitas”, ubicado en una zona no muy alejada de su casa. Solía jugar en el “Estrella Roja”, pero como contó alguna vez, con tal de ser parte de un equipo además jugaba siempre para el primero que lo llamara a participar.

No pasaron muchos años hasta que Francisco Gregorio Cornejo empezó a moldearlo en las inferiores de Argentinos Juniors, a las que llegó junto a “Goyo” Carrizo, su gran amigo del barrio. El equipo que integró Diego (el de la clase ´60) se denominaba “Los Cebollitas”, y se trataba de un grupo al cual “Francis” anotaba en cuanto torneo hubiera, hasta que al cumplir los 14 años pudiera arrancar como la 9º división de AAAJ en los torneos de la AFA. Pero años antes de coronarse campeón con dicha división, el pibito morocho y de baja estatura había aparecido ante el gran público, entreteniendo a la gente en los entretiempos de los partidos del “Bicho” con sus malabares -costumbre que arrancó en Liniers, en un Argentinos – Boca de 1970-, los que le permitieron por ejemplo llegar a ser invitado a “Sábados Circulares”, el famoso programa de “Pipo” Mancera que batía records de rating en la década del ´70, o tener una nota en Clarín allá por septiembre de 1971, en la cual lo re-bautizaron como “Caradona”.

Una foto de Diego junto a su “descubridor”, Francisco Cornejo… para el pibe de Fiorito eran tiempos de enseñanza y aprendizaje en las inferiores del “Bicho” de La Paternal

Maradona pasó muy poco tiempo en las inferiores de Argentinos, apenas dos años y medio: fue campeón con la 9º, era la estrella del equipo de la 8º que llevaba varios puntos de ventaja en su torneo, de allí pasó a la 7º -donde sólo estuvo un par de partidos-, saltó a la 5º (categoría para la que jugó apenas cuatro encuentros) y de ahí sin escalas a la 3º, donde luego de debutar con gol ante Los Andes, jugó otros dos cotejos hasta que le llegó el llamado más esperado. El gran debut en primera le llegó el 20 de octubre de 1976, cuando aún tenía 15 años de edad.

Documento histórico, en acción se ve al debutante Maradona jugando para Argentinos contra la “T” en Paternal… fue el 20 de octubre del ´76, una muy extensa y exitosa carrera daba inicio

El rival fue Talleres -por el Nacional– y pese a que el buen cuadro cordobés ganó 1 a 0 en el viejo estadio de Juan A. García y Boyacá, Diego tuvo una intervención con su sello: luego de ingresar por Rubén Giacobetti en el complemento con la camiseta “16”, en la primera jugada en la que intervino le tiró un caño a Juan Domingo Cabrera, tal como le había pedido su técnico Juan Carlos Montes. Pocos lo sabían -a pesar que con los años todos tenemos un conocido que dice haber estado ese día en Paternal, se sabe (?) que no había más de 10.000 personas en el estadio- pero los que tuvieron la chance de estar presentes habían asistido al debut de quien tal vez haya sido el mejor futbolista del Siglo XX.

Imagen de un Maradona muy joven, en una de sus primeras presentaciones oficiales vistiendo los colores de Argentinos Juniors… club que rápidamente pasaría a pelear puestos de privilegio gracias a él

Menos de un mes después Maradona llegó al gol, y lo hizo por partida doble: el 14 de noviembre del ´76, Rubén Alberto Lucangioli -arquero del San Lorenzo marplatense- la tuvo que ir a buscar dos veces dentro de su arco en el 5 a 2 para el “Bicho”, por culpa de ese mocoso que empezaba a tutearse con las redes contrarias. Su carrera ascendente en AAAJ fue meteórica, al cabo de haberse consagrado -antes de cumplir 21 años- goleador en cinco torneos distintos, algo que no pasó nunca antes ni después en la historia del fútbol argentino. De hecho, entre el Metropolitano ´78 y el Nacional ´80 acaparó siempre el máximo lugar de la tabla de artilleros (en ese último torneo fue que le marcó 4 goles a Hugo Gatti en un recordado 5 a 3 sobre Boca), con la excepción del Nacional ´78, certamen en el que sólo jugó 4 partidos… marcando idéntica cantidad de goles.

Ya partió el zurdazo del Dié, la pelota irá al ángulo de un Hugo Gatti que en la semana no había tenido mejor idea que provocarlo… será el tercero de los cuatro goles que Maradona consiguió esa tarde en Liniers

Más allá de que con el 9º puesto de Argentinos en el Metro ´77 (sobre 23 participantes), se pudo percibir parte del plus que le daba “el pibe nuevo”, ya en la siguiente edición del torneo se pudo apreciar mejor el salto de calidad que DAM le otorgaba al equipo: los de Paternal terminaron 5º entre 21 conjuntos y él fue goleador por primera vez en su carrera -junto a Luis Andreuchi, del QAC campeón-, con 21 tantos. Lejos de pelear por la permanencia como en años anteriores, AAAJ se había transformado en un equipo molesto y capaz de meter buenas campañas, en gran medida gracias al concurso de ese volante con mucho gol. Así fue que el Metro ´79 también vio encumbrado al club de camiseta colorada, que se quedó afuera de las semifinales por haber perdido un desempate ante Vélez… cotejo que Diego no pudo jugar por haber estado suspendido.

Una de sus últimas fotos con la camiseta del “Bicho”, ante la “Academia”… ya corría el año ´80 y empezaba a ser una cosa habitual en él, ese gesto de la lenguita arafue al correr

Con el subcampeonato del Metro ´80 como mejor campaña (era lo top del “Bicho” en 50 años de profesionalismo) y habiendo sido goleador de los dos torneos jugados en 1980, estaba claro que el futuro de Maradona pedía transferencia a gritos, luego de 166 partidos disputados y 116 goles convertidos. Ya a mediados de 1979 se había logrado frenar su partida del club de origen, en gran medida gracias a los buenos oficios (?) del represor Carlos Guillermo Suárez Mason, quien consiguió un par de sponsors para mantener al “Pelusa” en la entidad, sin perjuicio de que el gobierno militar impidió que sea vendido al exterior, al menos hasta un par de años después.

Y a pesar de que a comienzos de 1981 parecía que se lo llevaba River Plate por su abultada billetera, fue Boca Juniors el club en el que el nacido en Lanús recaló… en gran medida porque ese era su deseo -incluso inició él la movida mediática ante un periodista del Diario Crónica-, ya que el “Xeneize” estaba prácticamente fundido.

El club de la ribera tenía una situación económica bastante mala como para pretender llevar a la gran figura del momento, y la ingeniería que tuvo que hacer terminaría llevándolo casi al borde de la quiebra años más tarde. Por ejemplo, Boca puso plata por un elevado préstamo y cedió muchos jugadores a La Paternal, siendo los más destacados Mario Zanabria y el “Loco” Salinas. Pero en el Metropolitano ´81 el título fue para el Boca que dirigía Silvio Marzolini -luego de una reñida pelea con el Ferro de Carlos Griguol– y como ese sería el último festejo local en 11 años, muchos creen que el gasto por tener a Maradona estuvo más que justificado, sin perjuicio del orgullo que les da a sus hinchas haber tenido “al Diego” en su institución.

Uno de sus mejores (y más festejados) goles: el del 3 a 0 del Metro ´81 al “Millonario” -humillando nada menos que al “Pato” Fillol y el “Conejo” Tarantini-, y además, en cancha de Boca…

Nuevamente era Talleres el rival en su debut (22 de febrero del ´81, por la fecha inicial del Metro), aunque esta vez la historia terminó muy diferente a la del ´76: 4 a 1 ganó Boca jugando en Brandsen 805 y el Dié, pese a haber sido infiltrado por un tirón que había sufrido un par de días antes, pudo convertirle dos goles de penal a Héctor “Chocolate” Baley, compañero suyo en la selección. Luego de una seguidilla de encuentros se terminó desgarrando, por lo que debió parar tres semanas… aunque la noche del retorno volvió con todo: pudo convertir uno de los tres goles -en el que dejó gateando nada menos que al “Pato” Fillol– en el inolvidable 3-0 a River, jugado en la “Bombonera” el 10 de abril y bajo una lluvia torrencial.

Maradona y la gente en una “Bombonera” colmada… en su único año en la primera etapa de Boca Juniors, se dio el gran gusto de ganar el Campeonato Metropolitano

Diego convirtió varios tantos en ese torneo, y junto a Miguel Ángel Brindisi conformó una sociedad que rindió grandes frutos, al punto de haber llevado al CABJ a lograr un título local después de un lustro. Entre los más recordados seguramente están una volea en cancha de Independiente, uno de jugada personal ante Colón y un tiro libre por afuera de la barrera que le clavó a Rubén Cousillas -de CASLA– en la “Bombonera”. Luego de una apretada de la barra brava en pleno predio de “La Candela” al cabo de cuatro empates al hilo, el equipo de Marzolini (con quien el “10” se sacó chispas todo el año) recuperó el paso ganador y obtuvo en el tramo final un triunfo clave frente a FCO: 1 a 0 como local, gracias a un gol de Hugo Perotti tras un excelente pase suyo. Erró un penal en la anteúltima fecha en Rosario ante el “Canalla”, en lo que fue derrota 1 a 0 para el puntero, pero como el “Verdolaga” no pudo ganar un partido increíble ante el “Globo”, la chance de campeonar se mantenía latente. Diego una semana más tarde se desquitó por la misma vía ante Racing, y el 1 a 1 final de aquel 15 de agosto sirvió para dar la vuelta olímpica en cancha propia, ante la multitud que ya lo había erigido como ídolo; al mismo tiempo le avisaban que su querido AAAJ se había salvado agónicamente del descenso… esa fue sin dudas una de las mejores tardes de su vida.

Es el final: la gente lleva en andas al nuevo ídolo en la vieja “Bombonera”, al cabo del primer título oficial del “Xeneize” en cinco años, tras empatar en Brandsen 805 frente a la “Academia”…

En el Nacional ´81 las cosas no marcharon bien para el “Xeneize”, ya que el equipo tenía que jugar amistosos en todo el mundo a fin de recaudar para pagar el pase del astro y eso llevó a que los jugadores estuvieran fusilados prontamente. Pese a algunos golazos para el recuerdo, Vélez eliminó a Boca en los cuartos de final de ese torneo tras vencerlo 3 a 1 en la revancha (CABJ había ganado 2-1 como local, match que terminó con expulsión para él) y con 28 goles en 40 partidos, el primer ciclo oficial de Maradona con el club del que se ha manifestado hincha en las últimas décadas tocó a su fin.

Época bastante difícil, el siempre difícil Barcelona fue la puerta de entrada a Europa para un joven Diego, tiempo del que son más los recuerdos agrios que los dulces…

Salvo por unos partidos de verano jugados en Mar del Plata, el primer semestre del siguiente año Maradona no tuvo actividad a nivel clubes -estaba concentrado con la albiceleste de cara a España ´82-, y después de la cita mundial en la península se quedó a vivir allí, dado que el Barcelona puso una fortuna y se quedó con su pase. Sin embargo, la etapa de Diego en tierra catalana lejos está de asociarse con palabras tales como “alegría” y “felicidad”… no sólo porque a nivel deportivo las cosas no salieron del todo bien, sino porque según sus propias palabras allí conoció la droga.

En las dos temporadas que pasó en el club culé no pudo ganar la liga (algo que no se daba desde 1974), el gran objetivo por aquellos tiempos. Maradona se llevaba bastante mal con el presidente Josep Lluis Nuñez y con el técnico alemán Udo Lattek, y ni siquiera la posterior llegada de su conocido César Luis Menotti -para la segunda rueda de la 1982/83- sirvió para quitarle la corona al Athletic. Levantó la Copa del Rey a mediados del ´83 en la final nada menos que ante el Real Madrid -club al que le había hecho este golazo-, pero la hepatitis que lo afectó en la primera campaña y la criminal patada de Andoni Goikoetxea que lo sacó de las canchas durante tres meses en la segunda (fractura del tobillo izquierdo, de la que volvió tres meses antes de lo previsto gracias a la intervención del médico Rubén Oliva), confluyeron para que el crack jugara relativamente pocos partidos en su estancia barcelonista -58, con una buena marca de 38 goles logrados-, por lo que lejos está de ser considerado entre los grandes ídolos de un club que es de por sí bastante especial. Luego de la recordada gresca del 5 de mayo de 1984 en la final de la copa ante los vascos (en la que el Dié tuvo destacada intervención), Nuñez entendió que lo mejor era desprenderse del conflictivo argentino, máxime cuando fue sancionado con tres meses de suspensión para competiciones nacionales.

Otra foto de su etapa en Cataluña, esta vez con la amada “Dona Tota”

Allí se produciría un quiebre fundamental en su carrera. Maradona -en parte por la brutal oferta económica, en parte por las ganas de no jugar en un club tan grande y asimismo porque las ofertas tampoco eran muchas- cae en Napoli, institución para nada acostumbrada a saborear las mieles del éxito, y de su mano la lleva a lo más alto, tanto dentro de las fronteras italianas como en competiciones europeas. Seguramente, cuando el 5 de julio de 1984 Conrado Ferlaino lo presentó ante un estadio “San Paolo” colmado por más de 80.000 almas, ni el mismo imaginó los réditos que el sudamericano le iba a dar a la institución de un sur casi siempre olvidado y humillado.

Una imagen típica del Calcio en los 80´s: el Dié pateando un penal, el arquero irá para un lado y la pelota, indefectiblemente, terminará yendo hacia el lado opuesto para besar la red…

Salvado del descenso por apenas un punto en la campaña anterior -algo de lo que se enteró tras firmar su contrato-, Napoli creció en la 1984/85 con el aporte maradoniano, mientras que los cientos de miles de napolitanos que compartían origen humilde con el Dié, empezaban a ver en él algo más que un grandísimo giocatore… era el inicio de la deidad futbolística más grande que se haya visto jamás.

El debut del equipo de Rino Marchesi fue el 16 de septiembre del ´84, como visitante ante el Verona -a la postre campeón- que tenía entre sus figuras al danés Elkjaer-Larsen y al alemán Briegel: fue derrota 3 a 1… esa misma tarde Maradona (que compartía equipo con Ricardo Bertoni) comprendió el arduo laburo que le esperaba. Después que el equipo terminara en el 8º puesto en su primera temporada en Italia -en la que se clasificó tercero en la tabla de goleadores, rompiéndola toda en un inolvidable 4-0 a Lazio– a pesar de una muy mala primera rueda, el Dié fue por más. Hizo algunos goles menos que el año anterior, pero acompañado de jugadores llegados al club como Claudio Garella, Alessandro Renica y Bruno Giordano -quien sería uno de sus mejores laderos-, llevó al equipo de casaca celeste a un dignísimo 3º lugar final, torneo que ganó la Juventus y que vio a los de camiseta celeste vencer ante la “Vecchia Signora” después de 13 años… gracias a un gol suyo, de quien si no.

Dos tipos que un poquito (?) entendían de ese asunto de jugar al fútbol… y que por algo hicieron tan grossa a la liga italiana de la década del ´80. Primero, el rey fue el francés, pero después el Dié se quedó con el protagonismo absoluto en el Calcio

Pero si las dos primeras campañas habían posibilitado que los tifossi le declararan su amor incondicional, qué decir luego de la inolvidable 1986/87: ya con el rótulo de “mejor jugador del mundo” en su poder, aportó 10 goles y conquistó con el Napoli la primera liga de su historia, postergando a los poderosos Juventus, Milan e Inter, a los que se les ganaba cada vez con más frecuencia, para delirio de las decenas de miles de personas que llenaban el “San Paolo” dos veces al mes. Para darle un broche de oro a la temporada, el conjunto que ya dirigía Ottavio Bianchi también ganó ante el Atalanta la Copa Italia después de 11 años, imponiéndose en los 13 encuentros que tuvo que disputar y quedándose con el trofeo (hasta ese momento sólo la Juve y el Torino habían hecho doblete) por tercera y última vez. Así las cosas, la temprana eliminación por penales ante el Toulouse en la Copa UEFA dolía muy poco una vez finalizada esa temporada de ensueño para el Dié y compañía.

Es el final del partido ante el “Viola”, Napoli gana el Scudetto 1986/87 y se consagra campeón de liga por primera vez en la historia, para delirio de los fieles presentes en el “San Paolo”

La 1987/88 significó un trago muy amargo para Diego -quien se encargaba desde hacía rato de sugerir los jugadores a comprar- y sus compañeros, ya que no sólo cayeron en la primera ronda de la Copa de Campeones (ante el Real Madrid, con un global de 1-3), sino que también perdieron en forma increíble un título que parecía al alcance de la mano y que se terminó llevando el “Rossonero”, que se encaminó a la corona luego de haber vencido en el sur a pocas fechas del cierre; siempre se dijo que el Napoli entregó ese campeonato (en el que el Dié terminó como goleador) debido a las presiones de quienes manejaban las apuestas clandestinas… aunque seguramente esa historia es más pintoresca que recordar que ese conjunto casi no tenía suplentes, que varios de los titulares estaban fisurados en lo físico y que incluso, lejos estaba de tener cracks en todas sus líneas.

Toda la estampa del crack resumida en una imagen

Luego de ese subcampeonato vino un tercer puesto, el Napoli se codeaba con los grandes definitivamente y en un gran porcentaje se debía a lo que daba el argentino en cada domingo, jugara en la humilde cancha del Como, el imponente “Giuseppe Meazza” o en campo propio. Pero si bien en la 1988/89 el equipo -que ya contaba con el brasileño Antonio Careca en la delantera- se quedó con las ganas de ganar la liga, pudo imponerse nada menos que en la Copa UEFA. Luego de dejar en el camino a Bayern Munich (se ve que el Dié estaba nervioso (?) en el calentamiento previo…) en semifinales, otro equipo alemán era el último escollo: el Stuttgart, que tenía en Jürgen Klinsmann a su mayor figura. Luego del 2 a 1 logrado como local y el 3 a 3 en suelo germano del 17 de mayo del ´89, Napoli logró el primer trofeo internacional de su historia, desatándose una fiesta que duró días en la ciudad más grande del sur italiano.

Ganó y perdió en sus duelos ante Franco Baresi, pero Diego siempre afirmó que el italiano había estado entre los zagueros que mejor lo habían marcado a lo largo de su carrera…

Un sur que vio como en la 1989/90 el nombre del Napoli se clavaba por segunda vez al tope de las posiciones, con un Maradona en gran nivel y que finalizaba tercero en la tabla de goleadores, detrás de un par de nenes llamados Marco Van Basten y Roberto Baggio. El éxtasis era total en la ciudad y Diego ya era un Dios para todos aquellos que llevaban al club en el corazón… apenas cinco años habían pasado desde su llegada a la ciudad, un lustro había bastado para saltar de la ignominia a la gloria absoluta.

Casi siempre, Maradona gritaba sus goles con el alma, tal como se ve acá

Luego de haberse mancado nuevamente rápido en la actual Champions League (cayendo en octavos de final ante el Spartak Moscú, por penales), en diciembre de 1990 el Napoli se impuso a la odiada Juventus en la final de la Supercopa italiana, tras golearla por 5 a 1. Esa sería la última imagen de un Diego alegre con la casaca napolitana, ya que el control antidoping que le efectuaron el 17 de marzo del ´91 (luego de un triunfo ante el Bari, gracias al tanto de un joven Gianfranco Zola, tras centro de su autoría) dio positivo, motivo por el cual fue sancionado con 15 meses de inhabilitación para jugar al fútbol… la derrota del 24 de marzo ante la Sampdoria en Génova sería la última vez con la camiseta que más satisfacciones le dio a lo largo de su extensa carrera, la que vistió en 259 ocasiones y con la que gritó 115 goles propios, de todo tipo y color.

A partir de allí, empieza el declive en su etapa como jugador, entregando apenas destellos de lo que supo ser. Vino el paso por el Sevilla (luego de muchas gestiones para liberarlo de un Napoli con el que tenía contrato hasta 1993), club que dirigía Carlos Salvador Bilardo y con el cual debutó el 4 de octubre del ´92 justamente ante el Athletic, el equipo contra el que se había clausurado su primer paso por España. El club de Andalucía terminó 7º en la tabla, habiendo jugado él 29 veces y conquistando 7 tantos; pero sus peleas con CSB y con la directiva fueron una constante, siendo recordado el cruce que tuvo con el “Narigón”: luego de que este lo hiciera infiltrar -con tres inyecciones en la rodilla derecha- en el entretiempo de un partido ante el Burgos, lo sacó a los diez minutos del complemento (!), por lo que Diego lo carajeó delante de todo el mundo y al día siguiente lo boxeó, según él mismo contó en su autobiografía años más tarde.

En el modesto Sevilla peleó mucho más de lo que jugó… sin dudas, se trató de un paso olvidable el del Dié -que no estaba en su mejor forma física- por el club de Andalucía

“Al día siguiente, yo seguía mirando televisión, la final de Roland Garros me acuerdo, y seguía llorando. Y pensaba: ¿Cómo puede ser? Fui honesto con este tipo, le avisé que lo iban a echar, que me habían ofrecido el cargo a mí… ¿y me saca igual sabiendo que estoy hecho mierda? Entonces, estaba mirando el partido de tenis, con el televisor de costado y sentí que pasa uno por detrás de mí. Yo creí que era (Marcos) Franchi, no le di bola. Volvió a pasar y me di vuelta: era Bilardo ! Me dice: “Vos no me podes hacer esto”. Yo seguía llorando de impotencia y él me venía a decir: “Vos no me podes hacer esto, lo vi en la televisión, me puteaste, me puteaste cuando te saqué”. ¡ Para qué ! Le grité: ¿Por televisión lo viste? ¡¿Por televisión?! Si te putié en la cara, hijo de puta, ¿cómo que lo viste por televisión? Estábamos como locos. “Vos no me podes hacer esto, yo te banqué siempre” me gritaba. ¿Qué me bancaste? Si yo acepté que me clavaran tres agujas así de grandes y vos me sacaste igual… entonces se me vino encima y me empujó. Y cuando me empujó… perdí toda noción, perdí todo. Le di una trompada, pim! Lo tiré a la mierda, clavó. Y cuando le iba a pegar de nuevo… no le pude pegar, no pude”.

Casi pega la vuelta al primer amor, pero recaló en Newell´s y con apenas cinco partidos oficiales disputados se ganó su nombre en una tribuna… lo que hubiera garpado que jugara en la presidencia de EJL (?)

Para el Apertura ´93 parecía que volvía al primer amor, pero la barra brava de Argentinos le exigió plata y lo amenazó, sin perjuicio de hacerle pasar un mal momento a “la Claudia” y las nenas; y se sabe que si el Dié se encula con vos, fuiste. Así las cosas, por gestión personal de Ricardo Giusti terminó recalando en el Newell´s Old Boys que dirigía Jorge Raúl Solari, debutando con un gran estado físico el 10 de octubre en la derrota ante el CAI en Avellaneda, día en que no se sabe si hubo 40.000 de visitante (?) pero sí que la Doble Visera explotaba literalmente. Su equipo perdió, sí, pero él tiró una rabona -atajada por Luis Islas– que si entraba era para cerrar la cancha. Apenas jugó cinco partidos oficiales con la “Lepra”, siendo el último uno jugado en Parque Patricios ante el “Globo”, cuando se desgarró por segunda vez en trece años. Ya no estaba el “Indio” -dirigiría a Arabia Saudita en el mundial- y con Jorge Castelli no había mucha onda que digamos, dado que el clon de Bill Clinton no le daba ciertas licencias que le eran permitidas anteriormente.

Fue efímera su etapa en la “Lepra”, pero Maradona dejó el recuerdo de esta rabona la tarde de su debut oficial ante el “Rojo”… si la metía, se venía abajo la vieja “Doble Visera”

Luego de abandonar Rosario, Maradona estuvo -entre la preparación para USA ´94 y la posterior suspensión por un nuevo doping positivo- más de un año y medio sin jugar para club alguno. Luego de una gira por Corea del Sur, debutó oficialmente por segunda vez en Boca durante el Apertura 1995: fue el sábado 7 de octubre por la 9º fecha, la tarde en que su club le ganó agónicamente al ascendido Colón y él desafió a Julio César Toresani a pelearse en Habana y Segurola. ¿Su primer gol en la vuelta? Golazo fue, una semana después a Damián Maltagliatti -justamente arquero de AAAJ– y de tiro libre, en Liniers. Ese torneo a poco del final parecía encaminarse para el “Xeneize”, pero hubo una defección importante del equipo de Silvio Marzolini y luego de la goleada recibido en campo propio ante Racing, el título se lo terminó adjudicando Vélez. ¿Quién dirigía al “Fortín”? Carlos Bianchi, quien en aquel duelo del ´81 por el Nacional, había sido uno de los encargados de despedir al Dié de las canchas argentas.

El Dié, “Batman” Díaz y el “Huevo” Toresani… fue el día de su retorno oficial a Boca después de casi una década y media, la que terminó en el recordado desafío para boxear en Segurola y Habana

Para el siguiente torneo llegó Carlos Bilardo a dirigir el CABJ, pero Maradona -quien en diciembre había amagado con irse del club- fue noticia más por sus peleas con el nuevo presidente Mauricio Macri, que por lo hecho en el verde césped. No obstante ello, el equipo peleó el Clausura hasta cierto punto, pero luego del 5 a 1 con escándalo ante el CAVS en el “José Amalfitani” y la derrota por la mínima ante Racing -tarde en la que el Dié erró su quinto penal consecutivo- hipotecó sus últimas chances. Jugó en la derrota como local ante Estudiantes en la penúltima fecha y aunque ni él mismo lo sabía, pasaría casi un año hasta que se calzara nuevamente la camiseta de sus amores.

La temporada 1996/97 no lo tuvo como protagonista en las canchas de nuestro país, pero tampoco en ningún otro lugar del mundo. Diego Armando se alejó del fútbol, tiempo en el que fue parte de la campaña “Sol sin droga”, se internó brevemente en una clínica suiza por su adicción y hasta fue internado de urgencia luego de tener un problema de presión mientras estaba en un programa de televisión del otro lado de la Cordillera de los Andes.

¿Su deuda pendiente? Jugar la Libertadores, sobre todo con su querido Boca…

El 21 de abril del ´97 firmó un nuevo contrato con Boca -equipo que a esa altura ya dirigía Héctor Rodolfo Veira-, época en la que contrató a Ben Johnson como preparador físico (!) para ponerse en forma. Llegó a jugar algunos partidos del Clausura ´97, aunque la gran expectativa estaba puesta en el siguiente torneo: con nombres como los de Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto -quienes llegaron ante su insistencia y serían vitales en la década dorada del club poco tiempo después-, el “Xeneize” se tiraría de cabeza al Apertura, aunque el eterno rival lo terminaría postergando por un punto y consagrándose tricampeón.

Por la primera fecha, la “Bambineta” (?) superó 4 a 2 como local a Argentinos, y Maradona -autor de un gol– fue sorteado para el antidoping: aparecieron en la orina analizada metabolitos de cocaína, por lo que en la AFA lo suspendieron provisoriamente. Pero el crack había hecho una denuncia tiempo antes, debido a unos llamados telefónicos en donde lo amenazaban con colocarle droga; un juez comprobó las amenazas y dispuso la medida de no innovar, obligando al ente de la calle Viamonte a dejarlo jugar hasta que fuera posible realizar una prueba de ADN para constatar que la orina fuera del Dié. “Una cama me hicieron, una cama tan grande que al día de hoy no la puedo aceptar. Dicen que dio cocaína, cuando yo me cuidaba hasta como de mearme en la cama con eso. Dicen que dio cocaína… Entonces me entregué, esa es la verdad. Tenía la sensación de que me estaban dando un revolver como para que me matara. Demasiada cruz tenía con mi adicción como para que encima me sacaran así de la cancha… ”, tales eran sus palabras hace exactamente una década, al momento de repasar su carrera y recordando uno de los peores momentos de la misma.

Ya cerca del retiro, su etapa en el Boca de los 90´s lejos estuvo de ser brillante, aunque Maradona dejó algunos destellos de lo que supo ser en sus mejores momentos…

El partido con el “Bicho” fue el 25 de agosto, y de allí hasta mediados de octubre siguió jugando para Boca (31 cotejos y 7 goles registró en esa segunda etapa de dos años que no fueron tales), siempre y cuando una rebelde lesión no lo aquejaba. Luego de un parate reapareció en el clásico del 25 de octubre jugado en el “Monumental”: al término del primer tiempo su equipo caía 1 a 0 y había esperanza en revertir la historia, pero él no salió a la complementaria, puesto que fue suplantado por un joven Juan Román Riquelme.

Los dirigidos por Veira finalmente dieron vuelta el partido, pero eso no es lo más importante en este caso. Quienes hayan esa estado esa noche en Figueroa Alcorta y Udaondo son sin dudas privilegiados, ya que esa fue la última función de Diego Armando Maradona como futbolista activo: sólo cinco días más tarde, en ocasión de su cumpleaños y fastidioso por los rumores de la supuesta muerte de su padre, anunció a la prensa que su zigzagueante carrera como futbolista profesional había llegado a su fin. El Dié ya entraba definitivamente en la leyenda…

Mientras aún no se había retirado de la práctica activa, y cuando purgaba la suspensión por el doping de 1994, a Maradona le agarró el berrinche (?) de jugar a ser entrenador. Como no había hecho el curso se juntó en dupla con Carlos Guillermo Fren, a quien conocía de sus tiempos en AAAJ y quien había sido el encargado de acompañar a otra gloria del fútbol argentino como Ricardo Bochini -casualmente, el primer ídolo de DAM– en su inicio como DT, con resultados poco alentadores, claro está.

Y la primera experiencia fue mala, por no decir pésima. El dúo agarró en octubre del ´94 a un Mandiyú que estaba complicado con el promedio, perdiendo en el comienzo 2-1 ante Central en Corrientes, en lo que fue todo un anticipo de lo que sería la estadía en la mesopotamia. Luego de hacer de DT, preparador físico, utilero y hasta psicólogo, se terminó peleando mal con el gerenciador Roberto Cruz en diciembre y se fue del club que seis meses más tarde descendería al Nacional B, para desaparecer muy pronto. ¿Su récord? Ganó 1, empató 6 y perdió 5.

Socios para la aventura (?)

No pasó demasiado tiempo antes de que otro club se arriesgara a llevarlo como técnico. Y qué otro que Racing para intentarlo (?). En el verano del ´95 llegó a la “Academia” de la mano del polémico presidente Juan De Stéfano dispuesto a pelear arriba, pero al cabo de 11 partidos la dupla cosechó 10 magras unidades, en tiempos en que las victorias aún no valían tres puntos. Luego de que Osvaldo Otero ganara las elecciones en la entidad de Avellaneda, Maradona y Fren dieron un paso al costado, por lealtad a quien los había llevado a trabajar ahí.

Mañana en LR!, una semblanza de Diego Armando Maradona como jugador y técnico de la selección nacional… esa que desde hace décadas es un sinónimo de su nombre.

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