Unión (Mar del Plata) dio el batacazo y ascendió a la B Nacional superando en el desempate a Talleres. Central Córdoba lo logró por la misma vía ante un Unión Aconquija que desbarrancó feo. Brown de Madryn había ascendido el domingo como primero en su zona.

El equipo más popular de todo el Federal A, Talleres (Córdoba) sufrió una nueva decepción en este siglo que le viene resultando tan desventuroso. Tras remar desde atrás en la tabla, la T consiguió forzar un desempate contra Unión (Mar del Plata), pero el cuadro bonaerense lo superó en un desempate emocionante que tuvo lugar anoche en Junín.

El domingo pasado, el Kempes había vuelto a vestirse de fiesta, atestado de hinchas albiazules, como hace poco más de un año en aquel regreso a la B Nacional concretado ante San Jorge (Tucumán). En este caso, la ocasión estaba mucho menos servida porque los tallarines llegaban igualados con sus rivales de esa tarde, Libertad (Sunchales) y con el Celeste marplatense. En un partido en el que los nervios de ambos lados desnaturalizaron la atildada propuesta futbolística de los contendientes, los cordobeses encontraron una mínima ventaja cuando Godoy aprovechó un rebote largo cedido chapuceramente por Sand, el hermano del Pepe, hoy guardavalla de los sunchalenses. Pero casi simultáneamente a esa fuente de alivio, llegó la noticia de dos goles de Unión en el Minella que prácticamente dejaban de lado la posibilidad de que Talleres ascendiera esa misma tarde, y más aún, lo obligaban a sostener la victoria para no quedarse sin nada. Sin embargo, contra todo pronóstico, Ferro de General Pico reaccionó en el complemento y llegó a descontar. Incluso, poco después de esa conquista, se oyó una celebración atronadora en el ex-Chateau por lo que se creyó que era el gol del empate de los pampeanos y por ende, el del ascenso de la T. Pero se trató de una falsa alarma. A pesar de esa desilusión, los cordobeses iban desarticulando los embates de un Libertad visiblemente cansado y fueron haciéndose a la idea del desempate en cancha neutral.

Si bien Talleres parecía superior en la previa, había un dato nada menor que terminó siendo un presagio: Unión había ganado en los dos partidos de la breve fase regular, con contundencia (4-1 y 3-1), en lo que habían sido las únicas dos derrotas de la T en todo el certamen. Eso para algunos sería un asidero, porque esta semana leímos ciertas plumas expertas que afirman que es imposible que un equipo le gane tres partidos seguidos a otro (?). Además, los días previos a la finalísima estuvieron signados por las permanentes contramarchas respecto del día de disputa. A pesar de que el reglamento estipulaba expresamente un lapso de 72 horas que se cumplió el miércoles, Talleres supo imponer su peso institucional para conseguir una postergación hasta el jueves que su exigido plantel parecía necesitar como agua en el desierto.

El partido se jugó en Junín, con hinchadas de ambos bandos aunque con una venta de entradas bastante escueta para lo que se jugaba: 2500 localidades para Talleres y 1000 para Unión. En este caso, cabe aclarar que no hubo favoritismo alguno sino que el cuadro marplatense no cuenta ni siquiera con esa cantidad de simpatizantes, salvo que contemos algunos millones que están lapidados en una bóveda suiza (?). Una vez más, y contra la percepción de que la final sería un cotejo distinto, Unión volvió a imponerle sus condiciones a un cuadro albiazul que lucía completamente desconcertado. Desde el arranque, el Celeste consiguió la tenencia de la pelota, la manejó con criterio e inquietó varias veces a Costa. Nicolás Ramírez, atildado enlace con pasado en Lanús, Peñarol y Chacarita, era el eje del juego de los de Noto y tuvo la mejor chance de los minutos iniciales, con un remate que dio en un poste.

Curiosamente, el gol del triunfo y el ascenso, llegaría en el momento en el que la T amagaba a ir emparejando las acciones. Quizá esto no sea tan contradictorio, ya que la jugada que desencadenó el tanto, sólo podía darse en un marco en que los de la Docta salían del asedio. Bazzi, despejó con pifie un pelotazo frontal, cabeceando hacia arriba, de manera que el balón volvió a caerle encima, facilitando la presión de Ramírez. Herrera quiso enmendar el error de su compañero con una barrida, pero empeoró las cosas, porque perdió al trabar con Albarracín y el útil (?) le quedó servido a Joel Amoroso, que mano a mano con Costa no tuvo mayores inconvenientes para romper el cero. Párrafo aparte para el goleador de la noche, que jugó con una luxación de hombro (la había sufrido ante Ferro de General Pico), infiltrado y casi sin mover su extremidad dañada: para no perderse la final soñada, arriesgó su integridad y postergó la necesaria operación para esta mañana. Una historia magnífica que tuvo un premio acorde al sacrificio.

Unión iba ganando y comenzó a jugar con la desesperación de Talleres. Más allá de que la posesión de pelota de repartía de manera más equitativa, los marplatenses seguían generando más peligro y tuvieron varias ocasiones ciertas para liquidar la cuestión. Así se fue la primera parte y así se reiniciaron las acciones, al menos en el primer tramo del complemento. Los urgidos cordobeses seguían sin encontrarle la vuelta a su némesis de esta microtemporada. Amoroso pudo haber completado su faena en una contra, pero ya en esa acción se percibió que su problema físico había influido en su incapacidad para definir la jugada. Casi enseguida, Gustavo Noto comprendió que ese gladiador ya había dado lo suyo y lo reemplazó.

Habrá sido por inercia, por mera explotación de los temores de los jugadores de Unión, pero a continuación Talleres se despertó de su modorra. Demasiado tarde para un equipo con aspiraciones, pero estuvo a punto de alcanzarle. Los bonaerenses perdieron tanto su vocación para la réplica como su solidez defensiva. Aunque fuera a los ponchazos, los tallarines comenzaron a acorralar a su rival. En derredor de la media hora de la segunda mitad, el empate de los de Hoyos parecía inminente. Ramis sacudió el poste con un cabezazo mientras que en otras ocasiones el arquero Pedroso se lució para evitar la caída de su valla. Y en otras el mismo arquero se mostró menos seguro, pero los delanteros de la T no supieron aprovecharlo. La última, casi sobre el cierre, dejó a los hinchas cordobeses que se habían trasladado en masa a Junín con el grito atragantado: Álvarez, quedó con el balón servido en plena área chica y con Pedroso entregado, pero Quilez le ahogó el disparo de gol in extremis. Fue la última ocasión de peligro para Talleres, más allá de los centros que siguieron precipitándose hasta el pitazo final. En esos minutos finales, Unión sacó pecho, casi marca el segundo (Santo reventó un poste), Talleres se quedó con diez… La conclusión del juego llegó casi por añadidura, aunque coronó un cotejo decisivo emocionante y memorable.

Unión celebró un título y la llegada a una categoría impensada para un club de su magnitud. Nuestro post de ayer sugirió las razones non sanctas que pueden estar detrás de esa aparición fulgurante en el panorama del fútbol nacional. En cuanto a lo estrictamente futbolístico, Unión se benefició de la sabiduría de un entrenador local con condiciones que exceden claramente ese marco autóctono, como Gustavo Noto (artífice del título de Alvarado en el Argentino B 2012). Si bien su campaña distó de ser apabullante, el Celeste supo hacer rendir un excelente arranque (tres victorias consecutivas) y sobre todo su sorprendente paternidad frente a Talleres, al que le ganó tres enfrentamientos contando el de anoche.

Por el lado de los célebres tallarines, habrá que ver como asimila el golpe de anoche para el Reducido que se viene. Los avatares institucionales del club, más allá de que albergan novedades encomiables como la celebración de elecciones por primera vez en la etapa post-gerenciamiento y post-fideicomiso, tuvieron coletazos que indudablemente impactaron negativamente en lo deportivo. Más allá de algún resultado desfavorable, quedó claro que tanto la salida de Ghiso como la de Coleoni tuvieron más que ver con los desplazamientos y reconfiguraciones de distintas alianzas de agrupaciones en la vida política del club que en lo que se mostraba dentro del campo de juego. Más allá de algunas virtudes demostradas por los futbolistas en el breve período de Hoyos, queda claro el carácter demencial de utilizar tres técnicos en un torneo de catorce fechas (!). La T no tendrá demasiado tiempo para rehacerse ni física ni anímicamente: el lunes deberá visitar a Chaco For Ever.

Central Córdoba (Santiago del Estero), al igual que los marplatenses, también se consagró en una final que fue igualmente memorable y entretenida, y hasta con más goles y un alargue. Dio por tierra así con la ilusión del sorprendente Unión Aconquija (Las Estancias). Los catamarqueños habían llegado a sacarle ocho puntos de diferencia a sus escoltas e incluso nueve a su rival directo (que virtualmente fueron diez calculando el descuento que sufrirían los santiagueños). Sin embargo, tuvo un cierre de torneo bastante flojo con cuatro derrotas y dos victorias. Aún con sus primeras defecciones, en la que resaltaba el durísimo 0-7 ante San Martín (Tucumán), el conjunto Estanciero llegó con el primer puesto asegurado y una diferencia de seis puntos faltando tres fechas. Sin embargo, la caída ante su rival directo en Santiago y la derrota en Salta ante Juventud Antoniana le permitió a su perseguidor, el Ferro santiagueño, darle caza amparado en su fenomenal sprint final de tres victorias en fila.

La fecha definitiva de la serie regular tenía el atractivo de que los dos aspirantes al ascenso directo se medían contra dos grandes de la región que estaba plenamente necesitados de sumar para llegar al Reducido, última chance de salvar el año para ambos. Con los dos partidos disputándose en forma simultánea, las emociones estuvieron a la orden del día. El Ferro santiagueño, a pesar de sus propias urgencias, supo ponderar que la exigencia de su rival (San Martín de Tucumán) por no quedar afuera de todo era aún mayor y podía utilizarse en su contra. Es así que los de Riggio se pararon en posición expectante y supieron aguardar su momento para golpear: alrededor de los veinte minutos, Albornoz pescó un rebote y le dio la ventaja a los santiagueños. Sin embargo, el Ciruja supo recuperarse y empató un rato después por intermedio de De Muner. Se irían al descanso 1-1, pero en ese momento llegó la noticia de que Ring Ring Balvorín había destrabado el cero en Salta en favor de Juventud Antoniana. La novedad tenía un impacto doble y divergente en la Ciudadela: Central Córdoba sabía que con un gol forzaría la final, mientras que el Santo tucumano se resignaba a quedar eliminado aún ganando. Acaso esa situación impacto sobremanera en el complemento, más allá de que un eventual gol de Aconquija (que nunca llegó) podía modificar el panorama. Riggio llenó la cancha de delanteros y se llevó por delante a un Ciruja que parecía atenazado por la antimística de Jonca Jonca (?). Finalmente, la apuesta de la visita rindió sus frutos: Bastianini, un especialista para aguantar el balón de espaldas y girar subsiguientemente, recibió un lateral, apeló esa reconocida capacidad y sacó un centro bajo que fue capitalizado en el centro del área chica por el ingresado Herrera. Faltaban poco diez minutos y el acontecimiento le brindó tanta felicidad a los santiagueños como desconcierto al Santo en Tucumán y al Estanciero en Salta. Mientras San Martín se resignaba a pasar otra temporada más (quién sabe de que extensión, pueden ser cuatro meses o un año medio con la AFA) en esta divisional que no le hace justicia a su historia, Unión Aconquija veía como su ventaja, otrora imponente, terminaba por escurrirse del todo a escasos minutos de que la temporada regular finalizara. Hasta hubo lugar para que en el tiempo recuperado, Juventud Antoniana estirara la ventaja ante los percudidos catamarqueños. De esta manera, los salteños conducidos por Pascutti, conseguían anotarse su lugar en el Reducido.

La desprolijidad recurrente del Consejo Federal hacía que todavía no estuviera asegurada la disputa de la final, ya que restaba decidir sobre el recurso de apelación interpuesto por Central Córdoba, al que se le habían quitado un punto por supuesta mala inclusión de un futbolista en el choque de ida con San Martín. Si se le hacía lugar a la protesta, los santiagueños ascenderían sin necesidad de disputar desempate alguno. Un verdadero dislate que se resolviera en esas condiciones, para peor en el marco institucional en el que AFA estaba discutiendo una eventual remodelación de la reglamentación de certámenes que ya estaban casi culminados. Finalmente, se sostuvo la penalización original y la disputa de un play-off (?) entre santiagueños y catamarqueños se confirmó a menos de 48 horas (!) del momento estipulado.

Sin lugar a dudas, la forma reciente de ambos indicaba como Central Córdoba como candidato para llevarse la victoria, pero Unión Aconquija sorprendió en el comienzo con un funcionamiento que recordaba sus mejores tardes durante la primera rueda. Lamentablemente, esas virtudes mostradas en el inicio terminaron remedando en pequeña escala el mismo derrotero del Estanciero en el campeonato: un gran arranque que termina desgajándose de a poco. Pero en los minutos iniciales nadie pensaba en eso, sino que los dirigidos por Salvador Mónaco mostraban sus encomiables atributos futbolísticos, caracterizados por un juego colectivo de combinaciones muy ajustadas y una circulación permanente de pelota a dos toques, completamente inusual en las categorías del inframundo. Este predominio inicial tuvo su reflejo en el marcador, cuando Wilson Moreno coronó en la red una excelente acción ofensiva de su equipo. Iban nada más que diez minutos y Unión Aconquija conseguía la primera ventaja.

No se conformó el parcial vencedor con ese gol; en los instantes que siguieron Aconquija desperdició un par de chances favorables que pudieron haber cambiado la historia. Por el contrario, Central Córdoba, casi sin merecerlo, se encontró con la igualdad a poco del descanso, cuando Sequeira capitalizó un flojo rechazo de un defensor. Ni siquiera ese contratiempo desmoralizó a los catamarqueños, que mantuvieron el dominio y restablecieron su ventaja apenas reanudadas las acciones, tras una definición de Juan Paz. Ese tanto tuvo componente bizarro el extrañísimo comportamiento de Burtovoy, que cuando salió a achicar realizó una incomprensible cabriola sobre su eje (0:42 del video que compartimos) que le favoreció por completo el ángulo de tiro a Paz. No se entiende si fue un error o un intento de desconcentrar al delantero. Quizá si hubiera sido otro el desenlace de la tarde se recordaría esa jugada de otra manera. Lo concreto es que el Estanciero estaba otra vez al frente. Pero esta vez, el Ferro se recuperaría aún más rápido. Bastianini tuvo una opción clarísima para igualar, conjurada en la línea por un defensa, pero casi ni hubo tiempo para que su parcialidad se lamentara, porque a los doce minutos llegó el empate, tras dos cabezazos en el área, el último de Facundo Fabello, que en este caso se prosternaron ante el refrán (?) y fueron gol.

A esta altura la final ya adquiría un carácter memorable, pero a la vez el trajín hacía notoria mella en los contendientes. En la media hora final Unión Aconquija no tuvo el ímpetu de otrora para seguir buscando ni los de Riggio la energía para aprovechar el envión anímico favorable de su conquista. Más allá de algún arresto aislado, el partido se condujo irremediablemente hacia el alargue. Pero entonces, lejos de limitarse a cuidar el propio arco y esperar a los penales, el partido recobró bríos y brindó treinta minutos memorables. Se repartieron el dominio en las dos mitades, pero solo los santiagueños supieron sacar provecho. Es que el primer tiempo del suplementario hubiera sido una actuación magistral del Estanciero si no hubiera sido por la pésima puntería de una línea ofensiva acalambrada de nervios. Aconquija desperdició varias ocasiones inmejorables antes del pitazo para cambiar de lado a los ‘105. Infelizmente, el desarrollo ulterior de la tarde-noche confirmaría que en ese lapso los catamarqueños habían dejado pasar su momento. En el último cuarto de hora, en cambio, Central Córdoba dominó como no lo había hecho prácticamente en todo el juego. Las llegadas claras ahora eran para el Ferro, que dilapidó dos casi consecutivas. Varios habrán pensado entonces que esos fallos de unos y otros presagiaban la fatalidad de los penales. Pero faltando tres minutos Pato asistió a Bastianini, que aguantó el embate de un defensor rival, desbordó por línea de fondo y encontró la precisión perfecta para asistir a Herrera, que entraba por el flanco opuesto. La misma combinación de jugadores que tres días antes había mantenido las chances de campeonar, aparecía ahora para rubricar ese mismo título. Faltaba demasiado poco como para que Unión Aconquija pudiera reaccionar. El 3-2 resultaría el marcador definitivo de una final inolvidable.

Central Córdoba vuelve así a los principales escenarios nacionales, de los que estaba alejado desde hace más de veinte años, tras su descenso en el Nacional B de 1991/92. En ese lapso, el Ferro estuvo cerca de volver, pero también vivió momentos aciagos a principios de este siglo, cuando no sólo quedó fuera de los certámenes federales sino que incluso llegó a descender a la B de la Liga Santiagueña. De a poco se fueron reacomodando las piezas: primero recuperó la categoría a nivel local, luego fue invitado al Argentino B en 2004 y en 2008 ascendió al Argentino A. Un feliz regreso de un equipo con historia, que no sólo estuvo por largas temporadas en los inicios del Nacional B sino que tiene hitos más añejos como su victoria en la Bombonera en 1967 por uno de los Nacionales de Primera, que significó el primer triunfo de un equipo indirectamente afiliado en tierras porteñas. Más allá de sus méritos y su linaje, este ascenso recupera una plaza provincial que hace rato que no figuraba, algo que siempre es digno de destacarse. Si bien un equipo catamarqueño sería una novedad absoluta, que se reincorpore Santiago del Estero tiene una significación importante también.

La historia de Central Córdoba es casi la contracara de la Unión Aconquija, un equipo que despertó simpatía por plantársele con descaro a varios grandes de la región y del ascenso del interior en general. Lo logró sin los fondos inconfesables de otros conjuntos emergentes, más allá de un respaldo del estado provincial que no difiere del que reciben clubes y a lo ancho del país. Por el contrario, Aconquija descansó en el olfato de uno de esos futboleros ocultos que vagan por el país. Salvador Mónaco, con antecedentes poco imponentes en el under (?) del fútbol tucumano, apeló a su conocimiento para reclutar futbolistas de la región que estuvieran sumergidos en los planteles de liga, en las suplencias o directamente sin club y armó un equipo que se le plantó de frente a todos, viniendo no sólo de una de las provincias menos futboleras del país, sino que ni siquiera representaba a la capital de ese distrito. Más aún, Unión ni siquiera pudo jugar en Las Estancias sino que debió trasladarse a la localidad vecina de Andalgalá.

Al final de su campaña memorable se quedó sin nafta, aunque queda la chance del repechaje. Parece difícil que el Estanciero puede recuperarse después de esta seguidilla de golpes, pero no puede obviarse que el formato de ida y vuelta puede favorecerlo. Aún el bajón pronunciado de la segunda rueda tuvo su lugar exclusivamente fuera de casa: de local, Unión Aconquija ganó absolutamente todos sus partidos. Y su buena cosecha de puntos le garantiza que cerrará todas las eventuales series en condición de local. Si logra evitar derrotas abultadas en sus excursiones por el país (la primera será hacia el Chaco) pueden renacer las expectativas de ascenso.

Brown de Madryn había sido el único en abrochar el ascenso el domingo pasado. El conjunto chubutense ya tenía la mesa servida luego del traspié de la Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia) la semana anterior ante nada menos que Deportivo Madryn, que dejó de lado cualquier suspicacia y favoreció a sus clásicos rivales. Además de la ventaja de un punto que traía a la última fecha, La Banda contaba con la prebenda de medirse ante un Deportivo Roca totalmente diezmado, que presentó mayoría de suplentes, entre los cuales había varios juveniles. Pero ahorremos en suspicacias: el cuadro naranja necesitaba puntos para pasar al Reducido, pero las suspensiones ejemplares padecidas tras la gresca ante Cipolletti, sumadas a una seguidilla de lesiones obligaron a esta reconfiguración del plantel. O sea que los rionegrinos pusieron lo mejor que tenían, lo que pasa es que era bien poco. ¡Si hasta se le lesionaron dos arqueros y tuvo que ir al banco un pibe de 16 años!

Es así que el camino estuvo bastante allanado para Guillermo Brown. Más allá de que Roca intentó inquietar con las modestas armas a su alcance, el puntero de la zona no se sintió exigido durante casi ningún tramo del juego. Además, el gol tempranero de Fernández Giles, al conectar de cabeza una pelota parada, esfumó cualquier fantasma de una posible pecheada. La Banda manejaba los hilos del partido sin esforzarse demasiado ante un rival digno pero limitado. En el tramo final de la primera etapa, el puntero pareció sentir la exigencia de liquidar el pleito cuanto antes para evitar cualquier sobresalto, redobló su ímpetu ofensivo y empezó a llegar con persistencia otra vez. De otra pelota parada llegó nuevamente el segundo tanto esta vez por intermedio de Tormann.

El segundo tiempo estuvo prácticamente de más. La C.A.I ya le ganaba a Independiente (Neuquén) en Comodoro, pero la noticia difícilmente inquietara a un Brown que tenía el partido muy controlado y hasta tranquilizaba a Deportivo Roca, que sabía que con la derrota de los neuquinos conseguiría el pasaje a la siguiente fase a pesar de la caída. Apenas hubo tiempo para que Brown coronara su goleada de consagración con un tanto de Badell.

Los madrynenses fueron conducidos por Ricardo Kuzemka, que encontró el camino del éxito cuando dejó de comentar en este sitio (?) y celebraron así el regreso a una categoría que los tuvo como un protagonista secundario pero memorable de su temporada más especial, la que tuvo la participación de River en 2011-12. Casi todos recuerdan el empate agónico del conjunto chubutense, pero es de destacar que aquel torneo Brown consiguió robarle empates de visitante a varios de los principales aspirantes al ascenso, como Instituto y Rosario Central, además de River. Sin embargo, esos buenos resultados no tuvieron su correlato en el largo plazo de la campaña y la Banda terminó descendiendo en una promoción ante Crucero del Norte. El rebote hacia el Argentino A no fue bueno: Brown estuvo al borde de descender por segunda vez consecutiva, lo mismo que la había pasado a la C.A.I el año anterior y que le ocurrió a Desamparados esa misma temporada. Los de Madryn zafaron apenas en un play-off mano a mano para evitar el tercer descenso, ante Alumni (Villa María). Su campaña en 2013-14 ya lo encontró más desahogado, aunque lejos de las aspiraciones de recuperar la categoría. Pero en esta temporada de transición, el conjunto chubutense supo aprovechar la oferta CiberMonday de ascensos (?) y pegó el regreso con autoridad, más allá de algunos altibajos en su campaña.

Los dos ascensos restantes se decidirán en sucesivas series de eliminación directas, entre dieciséis equipos cuya nómina también se dirimió en esta semana. En la zona 2, como ya dijimos, la decisión estaba intrínsecamente atada a la definición del título, ya que Juventud Antoniana y San Martín se medían con Unión Aconquija y Central Córdoba respectivamente. El triunfo de los salteños les garantizó su pasaje, más allá de lo que hiciera San Martín, que igual perdió para no despertar falsas expectativas (?). Recordemos que Mitre (Santiago del Estero), ya estaba clasificado. En la zona 4 pasaba algo parecido, ya que Deportivo Roca e Independiente (Neuquén), los dos clubes en pugna por la última plaza jugaban contra los dos aspirantes al título. En este caso, como ya vimos, ambos perdieron, lo que le alcanzó al Naranja de Roca para sostener el cuarto puesto y seguir en carrera. Ya estaba clasificado Deportivo Madryn, además -desde luego- de la C.A.I, que debió conformarse con este repechaje tras la consagración de Guillermo Brown.

Con Libertad (Sunchales) y los ulteriores perdedores de la final con dos de las plazas en los playoffs aseguradas, la plaza restante de la zona 5 se dirimiría de manera emocionante, ya que los dos pretendientes (?), llegaban la fecha final con igualdad cantidad de puntos y la obligación de medirse entre sí. Cabe recordar que para definir los pasajes al reducido no se recurriría a un desempate como en los ascensos directos sino a los partidos entre sí en primer término (contando puntos, diferencia de gol y goles de visitante en ese orden) y luego a la tabla general. Defensores de Villa Ramallo y Tiro Federal compartían casi todo. Incluso habían empatado en la ida 1-1, con lo cual un empate sin goles favorecía al Granate, que era local y un 2-2 (o superior) haría pasar a los rosarinos. Si se repetía el 1-1 (lo que finalmente sucedió), se debía volver a la tabla general, ¡que también los mostraba igualdados en saldo de goles! Recién computando la cantidad de goles a favor se vislumbraba que los del Barrio Ludueña prevalecerían si se daba la igualdad en un tanto.

A pesar de que la igualdad sin goles los favorecía, los de Villa Ramallo intentaron hacer pesar su localía. Sin ser una actuación extraordinaria pudieron haberse ido al descanso en ventaja con absoluta justicia. Esa postura tendría finalmente retribución apenas reanudado el complemento. En una buena acción colectiva, Defensores se pondría al frente tras un buen desborde del lateral derecho Ruben, la maniobra distractiva de Ceballos que la dejó pasar y la definición certera de media distancia del ex-Douglas Haig Juan Pablo Passaglia. Por fin los locales llegaban al merecido 1-0. El problema es quedaba todo un tiempo por delante y el complicado sistema de clasificación seguía dejándolos afuera con sólo convertirles un gol. Pasó bastante rato hasta que Tiro Federal pudo elaborar algo así como una propuesta ofensiva. Ese despertar tardío tenía todos los boletos para ser considerado vano, pero ya en tiempo cumplido el eficaz Bauman pescó un rebote en el área y selló la agónica clasificación de los rosarinos. Este vuelco en el desenlace durante el último instante de juego, subrayó una vez la cantidad y la calidad de veladas memorables que nos ha dado este Federal A de Transición, más allá de todas las desprolijidades organizativas.

Las zonas 2 y 4 ya habían definido la semana pasada sus ganadores y consiguientes ascendidos, Estudiantes (San Luis) y Juventud Unida (Gualeguaychú) respectivamente, pero aún les restaba confirmar la nómina final de clasificados a las series eliminatorias que dirimirán los últimos dos ascensos. La última jornada en ambas zonas estuvo caracterizada por un sinnúmero de pecheadas, sorpresas, resbalones, equipos que tenían todo para pasar y quedaron afuera, equipos que perdieron pero zafaron por tropezones ajenos, equipos que dependían de una combinación complejísima de resultados que se dieron casi por completo con la única excepción de sus propios compromisos. De todos los equipos en pugna, ocho en total, solo uno, el Lobo mendocino, tenía que ganar y ganó. En fin, un desastre emocionante, por decirlo con un oximoron que pueda compendiar la confusa tarde que se vivió en estas zonas.

Como habíamos adelantado la semana pasada, la zona 2 contaba con la ventaja de clasificar al mejor quinto de todo el Torneo Federal, ayudada por la cosecha de puntos casi asegurada ante los débiles equipos riojanos, que se fueron del certamen sin ganarle ni una sola vez a un rival de otra provincia (Tesorieri sí obtuvo un triunfo, pero justamente ante sus coprovincianos de Andino). Sin embargo, en su último enfrentamiento estuvo cerca de dar un batacazo. Recibía a Juventud Unida Universitario (San Luis), uno de los que en la previa parecía candidato para llegar al título y que en cambio había debido padecer que su rival histórico en la provincia se llevara la coronación. Más allá de estos sinsabores, a Juventud le alcanzaba con sumar una unidad para asegurarse la continuidad en el certamen. Sin embargo, contra todo pronóstico, los riojanos arrancaron mejor y se pusieron prontamente en ventaja, gracias al gol de Federico Fuentes. Para peor, en la segunda parte, estiraron la diferencia con otra conversión del inspirado Fuentes, Los puntanos estaban al borde de un papelón, si bien los resultados de otras canchas por el momento los mantenían en el quinto y último puesto de clasificación. De todas maneras, Juventud pudo reaccionar y llegar a la igualdad en escasos minutos, cortesía de la doppietta de Iván Agudiak. Recién entonces, con el marcador 2-2 les volvió el alma al cuerpo a los visitantes. Pero la jodita no les va a salir gratis (?). Esta inesperada cesión de puntos ante el rival más flojo de la zona (y el de peor campaña en el Federal cotejando todos los grupos) relegó a los de San Luis al puesto de mejor quinto. Es así que ocuparán el último lugar en el ordenamiento para el reducido. Definirán siempre de visitante en la vuelta, y ante el rival mejor colocado que siga en carrera. Como para empezar, en cuartos de final les tocó un club con innegables aspiraciones de ascenso, como es la C.A.I. de Comodoro Rivadavia.

Junto con Juventud Unida Universitario, el otro equipo que parecía un aspirante serio al ascenso en la previa era Deportivo Maipú. Sin embargo, el Botellero transitó una campaña decepcionante. Sólo la presencia lastimosa de los riojanos, que concedieron puntos con candidez y prácticamente aseguraron un clasificado más en la zona, les permitían llegar con buenas esperanzas a la jornada decisiva. Una victoria en su casa ante San Lorenzo (Alem) hubiera bastado, pero su rival, que a su vez precisaba una igualdad para concretar su propia clasificación, se aprovechó de las urgencias del local para hacer su negocio. Maipú jugó atorado por los nervios, que llevaban a sus futbolistas a cometer decisiones apresuradas. Aún así, los mendocinos tuvieron la clasificación servida sobre el cierre, cuando el árbitro sancionó un penal a su favor. La situación era extremadamente tensionante, porque a los catamarqueños sólo los eliminaba una combinación muy específica de resultados, pero los otros dos (victoria de Gimnasia y empate de Juventud) se estaban dando: una caída significaba la despedida del Federal A. Pero no era la tarde del Cruzado. El remate de Matías Guerra se encontró con las manos de Sixto Espeche, de sólida labor durante la jornada. La actuación del arquero tuvo además un avatar insólito, cuando uno de sus furibundos saques de arco impactó contra una cabina de prensa, hizo estallar uno de sus vidrios e hirió al jefe de prensa de Maipú. Un gesto casi punk (?), del guardavalla Espeche, que se terminaría consagrando al conjurar la pena máxima. Los diez minutos restantes estuvieron prácticamente de más, sin contar algún embate aislado del local. San Lorenzo consiguió así una valiosa clasificación en un grupo poblado de rivales más ilustre y como si esto fuera poco, las inesperadas combinaciones de resultados en otros estadios le permitieron acceder a un impensado segundo lugar en la zona, que le permitirá afrontar buena parte de las liguillas por venir ante rivales (al menos supuestamente) accesibles. Totalmente contrapuesto es el balance para Maipú, que se había reforzado para ascender (trajo quince jugadores) y terminó dejando una mala imagen. El penal errado en un momento clave no hizo sino profundizar esa sensación. Los medios locales no se privaron de criticar al equipo, con titulares contundentes como “Fracaso total” y desdeñando las declaraciones autoexcusatorias del entrenador Sperdutti. Al respecto, el cronista de Crack Mendoza, expresó que “para no perder la costumbre, el técnico no hizo una reflexión objetiva. Maipú jamás encontró el rumbo, y menos fue protagonista. Terminó sexto en una zona de ocho con dos equipos riojanos que dieron pena porque no estaban preparados para afrontar esta competencia.”

Como anunciamos más arriba, Gimnasia y Esgrima (Mendoza) fue el único conjunto de estas dos zonas que peleaba por la clasificación y estaba necesitado de ganar. Como si esto fuera poco, además logró su ansiada victoria en condición de visitante, aunque el hecho de que su rival, Unión de Villa Krause jugara ya clasificado pueda atenaur un poco el alcance del éxito. De todos modos, eso no puede llevar a ignorar el relevante logro conseguido por el Lobo mendocino. A pesar de que era el equipo más comprometido de los que seguían en la lucha (casi todos los escenarios de empate posibles los llevaban a la eliminación), Gimnasia pudo aprovecharse de los traspiés ajenos y construir el triunfo propio. Desde el comienzo, los mendocinos asfixiaron a sus rivales e impusieron el pulso del partido. Promediando la primera etapa Ramiro Pereyra convertiría el que sería el único gol de la velada. Los sanjuaninos amagaron a reaccionar, pero nunca pudieron plasmarlo con solvencia. Las paradojas de la programación del certamen y la intervención de la Fortuna llevan a que estos dos mismos rivales, el Lobo mendocino y el Azul sanjuanino se crucen de manera inmediata en los playoffs por los últimos ascensos.

Si en la zona 2 hubo pecheadas, qué decir de la zona 4, en la que terminaron pasando los dos rivales que se medían entre sí y no pudieron vencerse. Recordemos que Sportivo Patria ya estaba clasificado y que el domingo pasado revalidó sus aspiraciones confirmando su segundo lugar nada menos que ganándole de visitante versus el ascendido Juventud Unida, en casa de Gualeguaychú atestada de adeptos al consagrado Decano. Los otros dos lugares en liza se repartirían entre Chaco For Ever, Atlético Paraná, Textil Mandiyú y Gimnasia de Concepción del Uruguay.

La mejor parte se la llevaron For Ever y Paraná, que se medían entre sí y entonces no podían pechear del todo (?). Los entrerrianos llegaban con un punto más en la tabla, pero los chaqueños contaban con el handicap de la localía. Por esa diferencia de unidades, Paraná tenía asegurada la clasificación con el empate mientras que For Ever debía ganar para no depender de resultados ajenos. A los nervios de ambos y la distracción de tener una oreja puesta en otras canchas, se sumó el calor insidioso y sofocante que reinaba en Resistencia. Acaso por eso se vio un trámite parsimonioso, por no decir aburrido. Sin embargo, los locales sacudieron la modorra con un brillante remate de Alfredo Barlessi que sorprendió al arquero Arce y significó la apertura del marcador. El “Negro” se sintió envalentonado por esa ventaja y estuvo cerca de estirarla en los instantes subsiguientes.

Sin embargo, los paranaenses supieron aguantar la embestida e ir recuperando sus aspiraciones. Ya el complemento, su técnico Edgardo Cervilla mandó un punta más a la cancha y su insistencia dio rápidos frutos: sobre el cuarto de hora, Fernando Benítez alcanzó la igualdad que le devolvía la clasificación asegurada a Paraná. La responsabilidad volvía a caer sobre Chaco For Ever, pero al mismo tiempo que su ofensiva no encontraba los caminos al gol, llegaban noticias tranquilizadoras de otras canchas. Con que sólo uno de Mandiyú o Gimnasia de Entre Ríos ganaran sus cotejos decisivos, a los chaqueños el empate los dejaba afuera. Pero como ya veremos, ambos perdían holgadamente. Más aún, con esos resultados al “Negro” no lo dejaba afuera ni una caída. Es así que For Ever no padeció severamente su imposibilidad de restablecer la ventaja; y la expulsión de Alexis Fernández la padeció más por perderlo para el primer cotejo de los playoffs que porque pudiera comprometer su clasificación. Como Gimnasia de Entre Ríos empezó más tarde su partido, los chaqueños tuvieron que esperar un rato para cantar victoria, mientras que Atlético Paraná pudo festejar apenas el pitazo final confirmó el 1-1.

¿Qué les pasó a los otros aspirantes? Los dos se enfrentaban con los conjuntos de peor campaña en la zona. Textil Mandiyú contaba además con la ventaja de ser local, aunque sus rivales de Sarmiento venían de la vecina Resistencia. Los correntinos sabían que ganando tendrían su lugar asegurado en la siguiente fase, aprovechando que sus rivales directos (Paraná y For Ever) necesariamente se sacarían puntos entre sí. Si en el otro partido había un ganador (finalmente no lo hubo) a los de la fábrica Tipoití (?) les alcanzaba con un empate. Sin embargo, todas esas predicciones quedaron pulverizadas en el campo de juego, en el que el Sportivo Capitanich (?), de mediocre campaña durante el desarrollo del torneo, jugó el partido de su vida y favoreció al clásico rival de su ciudad. Mandiyú hizo un primer cuarto de hora, si no brillante, al menos consistente con sus aspiraciones y obligaciones. Sin embargo, de a poco, Sarmiento fue encontrando opciones de lastimar en las réplicas. Tras algunos avisos, los chaqueños abrirían tras una buena jugada de Brizuela, quién forzó un rebote de Argüello que fue a su vez capitalizado por Julio Cáceres. En la segunda mitad, “Cachín” Blanco, entrenador del Algodonero intentó remover el avispero con los ingresos de Pablo Mannara y Marcos Báez, pero antes de que pudiera evaluarse el impacto de esas modificaciones, su equipo ya estaba 0-2 abajo, por el gol de Bouchet a los dos minutos. Casi enseguida, Cáceres sentenció la cuestión con el segundo tanto de su cuenta personal y el tercero de su equipo.

El fracaso casi consumado desató la ira de la parcialidad local, que comenzó a arrojar proyectiles al campo de juego y obligó a suspender el cotejo por largos minutos. Cuando se aquietaron los aguas, hubo tiempo para un inútil descuento de Textil Mandiyú, para peor finalmente contrarrestado por otro tanto de Sarmiento, que estableció el contundente 4-1 definitivo.

Este inesperado tropezón de los correntinos le abría sorpresivamente la puerta a Gimnasia (Concepción del Uruguay). Tan poco fe le tenía el Consejo Federal a los uruguayenses que les dejaron empezar su partido ante Sol de América media hora más tarde, como si ya no tuvieran chances de clasificar (?). Es cierto que venían dos puntos atrás de For Ever y Mandiyú y tres debajo de Paraná, pero la semana pasada habíamos advertido que el Lobo entrerriano prevalecía por los resultados directos en cualquier escenario de igualdad de puntos. El arranque a destiempo hizo que Gimnasia afrontara buena parte de su partido conociendo la derrota parcial de los correntinos, que les abría la puerta a la clasificación con sólo sumar de a tres. Sin embargo, cualquier influencia positiva de esa noticia se desvaneció abruptamente dentro de la cancha, donde los formoseños fueron superiores de cabo a rabo. Promediando la etapa, Sol de América dejó el pleito prácticamente liquidado en un lapso de tres minutos con sendos tantos de Pietkewicz y Renzo Riquelme. Confirmada la caída estrepitosa de Mandiyú y el empate de For Ever, al Lobo le quedaba la segunda mitad para intentar una remontada heroica para superarlos, pero no hubo caso. Peor aún, en otra ráfaga goleadora, Renzo Riquelme alcanzó su hat-trick, o como le dicen en Formosa, un “jatirí” (?) con dos tantos separados por apenas sesenta segundos. El ominoso 4-0 marcó un fin de temporada muy contrastante para ambos, más allá de que ambos quedaron fuera del certamen. Un duro golpe para Gimnasia que mientras ve como sus vecinos prosperan, quedó muy lejos de sus épocas de gloria y desperdició esta chance express de regresar a la B Nacional. Peor aún, con su derrota postrera no solo no arrimó al ansiado cuarto lugar sino que fue alcanzado por los colistas (Sarmiento y Sol de América) en el último puesto de la zona.

Con la fase regular completa, con desempates y todo, el próximo mes y algo de competencia estará dedicado a definir los últimos dos ascendidos a la próxima B Nacional. Los 16 clasificados se medirán en series de ida y vuelta hasta que queden dos, que serán los favorecidos con su pasaje a la categoría superior, sin necesidad de un cotejo final. De todas maneras, a pesar de que los dos eventuales ganadores no se cruzarán, no se puede hablar propiamente de dos octogonales porque el cuadro no está prefijado, sino que de acuerdo a los resultados, en cada nueva fase se vuelve armar haciendo jugar al mejor preclasificado contra el peor y así sucesivamente. Lo único que se puede aseverar con antelación es que el mejor preclasificado, Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia), cerrará todas las series de local ni jugará contra los equipos que ocupan el 2° y 3° puesto en ese orden de mérito, Unión Aconquija (que también cerrará todo de local) y Talleres (Córdoba)

Para establecer el orden definitivo de los equipos se tomó primero en cuenta el puesto que ocuparon en su grupo y recién después la cantidad de puntos obtenidos y la diferencia de goles. Es así que un club que haya finalizado tercero estará siempre debajo de los que terminaron segundos aunque haya reunido más puntos. De hecho, se da la curiosidad de que Juventud Unida Universitario, el mejor quinto tiene mejor score que TODOS los cuartos (incluso el de su grupo, pasa que adentro de cada zona se apelaba al partido entre sí y no a la diferencia de gol) y dos terceros. Curiosidades matemáticas que nos permite descubrir la AFA con su política de promover el pensamiento lateral y creativo (?).

De acuerdo a estos parámetros se ordenó entonces sucesivamente a todos los segundos, todos los terceros, todos los cuartos y finalmente al mejor quinto. Una vez completada cada una de las instancias eliminatorias se volvera a usar esta nómina entre los que conjuntos que sigan en carrera: 1 vs 8, 2 vs 7, 3 vs 6 y 4 vs 5 en semifinales; 1 vs 4 y 2 vs 3 en las finales.

Los equipos quedaron así:

1) Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia)
2) Unión Aconquija (Las Estancias, Catamarca)
3) Talleres (Córdoba)
4) San Lorenzo (Alem, Catamarca)
5) Sportivo Patria (Formosa)
6) Unión (Villa Krause, San Juan)
7) Libertad (Sunchales)
8) Mitre (Santiago del Estero)
9) Deportivo Madryn (Chubut)
10) Atlético Paraná
11) Gimnasia (Mendoza)
12) Juventud Antoniana (Salta)
13) Deportivo Roca (Rio Negro)
14) Tiro Federal (Rosario)
15) Chaco For Ever
16) Juventud Unida Universitario (San Luis)

Como dijimos, los partidos se jugarán a ida y vuelta, el equipo mejor ubicado en el ranking de arriba tendrá la posibilidad de ser local en el desquite. Esa será la única prebenda que brindará la buena colocación en la etapa regular. No habrá ventaja deportiva, si los 180 minutos finalizan igualados, habrá definición por penales (tampoco se apelará a contar los goles convertidos en condición de visitante ni habrá alargue.

La primera fase arrancará con los siguientes cotejos.

Sábado 15 de noviembre

19:00, Gimnasia (Mendoza) – Unión (Villa Krause)

Domingo 16 de noviembre

17:00, Deportivo Madryn – Mitre (Santiago del Estero)
17:30, Atlético Paraná – Libertad (Sunchales)
18:00, Juventud Antoniana – Sportivo Patria
19:00, Deportivo Roca – San Lorenzo (Catamarca)
19:00, Chaco For Ever – Unión Aconquija
21:00 Juventud Unida (San Luis) – C.A.I (Comodoro Rivadavia)

Lunes 17 de noviembre

17:00 Tiro Federal (Rosario) – Talleres (Córdoba)

¿Nuestros candidatos? Es difícil hacer pronósticos con equipos que se midieron ante rivales diferentes y que además llegan en un estado anímico tan divergente, algunos viviendo esta instancia como un premio y otros como un castigo. Sin embargo, nos la jugamos y apostamos por la C.A.I y Libertad de Sunchales. Siempre y cuando no se crucen entre sí, lo cual puede depender de otros resultados. En ese caso, le damos un wild-card (?), a nuestro querido Aconquija para quedarse con la segunda plaza. ¿Talleres? Que se las arregle sin nuestro salvavidas de plomo (?).