Una de las listas donde mayor cantidad y calidad de jugadores hay, difícilmente haya consenso sobre los diez jugadores elegidos. Sin embargo, resulta fascinante recordar semejantes nombres. Síganos.

Un puesto que tiene tantas variantes como jugadores que se desempeñaron. Aquí nos vamos a permitir una licencia, de las muchas que nos tomaremos en estos rankings. Esta lista incluye centrales diestros, zurdos y líberos. Creemos que estos últimos no deben diferenciarse del resto de los centrales porque su función era la de ser precisamente eso, un marcador central. Sin prolongar la tediosa espera de los nombres, procedamos.

Mención especial: Albert Shesternyov

Teniendo en cuenta la histórica mala fortuna que se ha visto relacionada con esta página, desde mufadas ancestrales hasta la pérdida de muchos años de trabajo, sería una picardía dejar de lado al gran Albert Shesternyov. Sus condiciones como futbolista fueron notables, tuvo el record de presencias con su selección por muchísimo tiempo y es el ídolo máximo del club de toda su vida, el CSKA de Moscú.

Sus condiciones de líder son legendarias en Rusia. Con apenas 17 años, en 1959, debutó en la Primera del CSKA. Se consolidó rápidamente en el equipo titular, destacando por su fortaleza física impropia para la edad, y por saber utilizarla para amedrentar rivales con un juego brusco y a veces poco leal. Su vehemencia en las entradas provocó el apodo que lo acompañaría durante toda su carrera, Iván el Terrible. A los 21 años se convirtió en el capitán del equipo, y lo sería por una década entera.

En la selección jugó la suma de tres Mundiales, el primero a los 18 años. Ya en 1966 era el capitán del equipo y que en la Euro del 68, en una de las semifinales la Unión Soviética jugaba contra Italia un partido dominado por el gran juego de las dos defensas. Al terminar la prórroga 0-0, y al no haber penales, se decidió tirar una moneda para ver quien pasaba a jugar la final de la máxima competencia europea de selecciones. Facchetti le cede la elección y Shesternyov va y elige el lado incorrecto, otorgándole el pase a la final a los italianos. Luego la URSS perdería el cuarto puesto con Inglaterra totalmente desmoralizados. Ivan el Terrible se retiró muy joven, a los 30, después del Mundial de México.

Puesto 10: Julio Meléndez Calderón

Uno de los tipos más respetados que alguna vez hayan pisado suelo argentino en la historia de cualquier deporte. Configuró una dupla de centrales legendaria con alguien que a este redactor le duele en el alma haber dejado afuera como es Héctor Chumpitaz. Uno de los símbolos más representativos de la época dorada del fútbol peruano, Meléndez demostró que la elegancia es compatible con el hecho de destruir el juego rival.

Julio Meléndez es probablemente el mejor defensor de la riquísima historia de Boca Juniors. En sus cuatro años en el equipo de la Ribera, dejó una huella imborrable, entre los años 68 y 72; donde ganó tres títulos, pero su aporte fue mucho más que en el apartado estadístico. Prueba de ello es esta anécdota que nos facilitó nuestro amigo Miguel Molina y Vedia.

–¿De los River-Boca qué puede decir?
–Que son extraordinarios y como anécdota puedo decir que me quieren bastante en River, porque los viejos hinchas de River dicen y dirán que yo era para River. Pero más que nada los quiero porque cuando fui expulsado en un clásico, en el Monumental, fui sacado por Hermindo Onega y Pinino Más, quienes me acompañaron hasta la boca del túnel y fui aplaudido por todo el estadio.

No son muchos los casos los de los jugadores que pueden jactarse de un hecho semejante, ¿No?. En la selección peruana su recorrido tuvo su punto cúlmine con la obtención de la Copa América del año 1975, donde le pegaron un pesto histórico a Brasil en el Mineirao, en las épocas donde se jugaba en el formato de ida y vuelta. También estuvo el día que Perú dejó afuera a Argentina del Mundial 70 en la Bombonera. Sin embargo, el DT no lo llevó al Mundial. Sin dudas una leyenda del fútbol sudamericano y mundial.

Puesto 10 bis: Ronald Koeman

Ronald Koeman fue uno de los mejores defensores europeos de finales de los 80 e inicios de los 90, una época repleta de talentos en todas las posiciones. Desde su lugar de la cancha fue, peculiarmente, uno de los más prolíficos goleadores de su generación debido a su estupenda pegada de larga distancia, facultad que lo hizo reconocido como uno de los mejores ejecutores de tiros libres de la historia.

Además de lo mencionado, a Koeman se lo destaca por poseer una gran habilidad para la distribución de la pelota y excelente capacidad para la organización defensiva. Fue parte de una de las mejores generaciones del Barcelona durante inicios de los 90, el Dream Team de Cryuff, que conquistó cuatro veces consecutivas la Liga Española, además de la primer Champions League de la historia del club catalán, que tanto se le había escapado durante décadas.

Formó parte de la fantástica Holanda campeona de la Eurocopa en 1988, con un montón de jugadores que visitarán(?) los próximos rankings como Gullit, Van Basten o Rijkaard. En sus dos participaciones en Mundiales, no tuvo una actuación demasiado memorable como si lo hicieran los que están más arriba en este top ten, lo que hace que esté relegado en las posiciones. Sus cifras goleadoras que mencionábamos en el primer párrafo son ridículas. Tiene más de 200 goles convertidos entre el Groningen, Ajax, PSV, Barcelona, Feyenoord y la selección. Una animalada. Es, claramente, el defensor con más goles en la historia del fútbol.

Puesto 9: José Santamaría

José Emilio Santamaría fue uno de los mejores defensores del mundo durante toda la década del 50 y bastante entrados los 60. Ganador nato, se mostró como referente del mejor Real Madrid de la historia y de dos selecciones, la propia (uruguaya) y la española. Él era un volante central de buen manejo de pelota, y llega a Primera de Nacional con 18 años en 1947, desempeñándose en esa posición. Tres años juega en esa posición y bastante bien, es así que lo llaman para la preselección que ganaría en Brasil en el 50. Pero en el 50 llegó un quiebre en su carrera, cuando Enrique Fernández lo improvisa de central. Su rendimiento fue extraordinario y se convirtió en titular indiscutido de la Celeste.

Tras obtener cinco veces la Liga Uruguaya, en 1957 fue transferido al Real Madrid, club donde alcanzó la fama internacional y fue partícipe de tres de las primeras cinco Copas de Europa que obtuvo el equipo español consecutivamente entre 1956 y 1960, posteriormente también de la obtenida en 1966. Además pudo ganar el campeonato español en cinco oportunidades. Es considerado el mejor central de la historia de La Casa Blanca.

En la selección, o mejor dicho en las selecciones, Santamaría estuvo en dos Mundiales, en el de 54 en Suiza donde fue elegido en el Once Ideal de la competición y en el del 62 en Chile con la selección española, que estaba repleta de jugadores extranjeros. Santamaría tuvo una carrera de 20 años en el máximo nivel, y para tener una dimensión de lo que logró, solo basta saber que él solo tiene la misma cantidad de Copa de Campeones que el Barcelona. Una leyenda viva a sus 85 años.

Puesto 8: Domingos Antônio da Guia

Considerado por nada más y nada menos que por Obdulio Varela como el mejor jugador brasilero que jamás vio jugar, Domingos da Guia fue un revolucionario absoluto para el puesto, además de un ganador nato. Su técnica era impecable, pero además de esto, asombraba su tranquilidad para salir jugando desde el fondo, una jugada que los medios uruguayos describieron como la dominguinha. Su carrera es por lo menos fantástica. Comenzó muy pobre en una favela de Rio, laburando y jugando. Pero era tan ridículamente bueno que se sobrepuso a su condición de mulato en un medio tan racista como el Brasil de los años 20/30 y se convirtió en jugador profesional e ídolo de masas.

«Empecé en la fábrica Bangu. Trabajando, trabajando, hasta que encontré mi amiga. Y yo fui muy feliz con ella. Conocí el mundo entero, viajé mucho y conocí a muchas mujeres».

Enseguida el prestigio de ese defensa central creativo llegó a Uruguay (entonces campeón del mundo de fútbol), y en 1933 el Nacional lo contrató para ganar el Campeonato Uruguayo. Domingos se convirtió en un dios en Montevideo, formando una dupla de defensa legendaria con Nasazzi, el astro mayor de la Celeste. Tras sus actuaciones impecables, el brasileño fue inmediatamente llamado Muralha y Fortaleza, hasta que la prensa lo definió mejor como el Divino Maestro, best apodo ever. Tanto que ese renombre le impedía salir a la calle, donde era cercado por los fans pidiendo autógrafos. Además de ser casi acosado sexualmente por las chicas uruguayas, en caza de esos verdes 20 años en flor(?) del Divino Maestro.

Volvió a Rio a jugar a Vasco, por menos plata que en Uruguay, pero con más fiesta(?) y ganó tres títulos en un año. Boca, con el profesionalismo blanqueado y pujante en Argentina, no se pudo resistir a los encantos de este crack, y a pesar de que habían fracasado el año anterior Moisés y Bibí, lo fue a buscar. Las impresiones del Divino Mestro fueron alucinantes, influyendo en toda una nueva camada de defensores argentinos. Luego de ganar un título y estar suspendido seis meses por mandar al hospital a un jugador de San Lorenzo, Da Guía volvió a sus pagos, al Fla, donde en ocho años ganó siete títulos y engendró no menos de veinte hijos, uno de ellos Adelmir, el mayor ídolo de la historia de Palmeiras.

En la selección tiene «solo» tres títulos sudamericanos y el tercer puesto en el Mundial del 38, donde fue elegido en el Once Ideal. Un distinto.

Puesto 7: Ruud Krol

Uno de los desafíos más complicados a la hora de armar estos rankings es tomar las decisiones sobre en que posición poner a los jugadores polifuncionales. Rudolf Krol fue uno de los mejores defensores del mundo durante los 70 e inicios de los 80. De notables capacidades defensivas y excelente nivel técnico, fue excepcionalmente polifuncional brillando de gran forma como líbero, lateral izquierdo e incluso mediocampista defensivo.

Fue parte de la mejor generación de la historia del Ajax, club con el que obtuvo ocho veces la Eredivisie, cuatro veces la KNVB Cup, tres Copas de Europa y dos veces la Supercopa UEFA. Es uno de los nombres claves en la historia ajacied, y uno de los alumnos más brillantes que tuviera Rinus Michels, dicho por el propio DT holandés. Heredó el puesto de líbero por parte del crack yugoslavo Velibor Vasovic, uno de los más innovadores jugadores de la historia, que no entró en este ranking por una injusticia numérica(?). Además jugó en el Nápoli ganando el Guerin d’Oro en 1981.

Con Holanda fue parte de un equipo que deslumbró al planeta siendo una de las piezas claves y brilló en las Copas del Mundo de 1974 y 1978, donde alcanzó ambas finales. Como pasó anteriormente con Nasazzi o Lahm, en el primer Mundial que jugó Krol se desempeñó como lateral por izquierda, pero en el de Argentina jugó como líbero. Sus actuaciones fueron más destacadas por el centro que por la banda, aunque sus subidas por el costado zurdo siempre fueron determinantes gracias a su elevado nivel técnico y excelente visión de juego. Sin dudas cuando se habla de Krol no se habla solamente de un defensor.

Puesto 6: Elías Figueroa

Destinado a ser una estrella por condiciones y mentalidad, Elías Figueroa nació el 25 de noviembre de 1947 y comenzó su carrera deportiva en el Alto Florida de Quilpué. Apenas a los 15 años de edad apareció en el fútbol profesional chileno jugando por el club Wandereres de Valparaíso, y con apenas 16 años, integró el seleccionado juvenil de la nación chrasandina(?). El astro chileno jugó su primer Mundial en Inglaterra 1966, destacando muy por encima de la media de su equipo. Después de concluido el Sudamericano en Montevideo, pasó a Peñarol de Uruguay.

Con la institución aurinegra consiguió los campeonatos de 67, 68 y 69, siendo elegido el mejor jugador en los dos primeros. Para entonces era un deportista formado que, sin embargo, se preocupaba por desarrollar aún más sus aptitudes, lo que llamaba la atención de propios y extraños. Fue contratado por el Internacional de Porto Alegre con quién se consagró campeón en 75 y 76. Para tomar dimensión de su paso por las tierras en las que ahora D’Alessandro se sigue llenando los bolsillos(?), Figueroa fue elegido el mejor defensor de Brasil durante las temporadas 73 a 76 y el mejor jugador del año en 1975 y 1976. Por si esto fuera poco, la figura legendaria de Figueroa va superando fronteras a costa de elogios, hasta que fue consagrado como el mejor jugador de América en 1974, 1975 y 1976. Era sobrio en la marca personal, y sin basarse en el juego violento, marcaba rivales con una plasticidad sorprendente. Asimismo, poseía gran habilidad para pasar sin pausas al ataque, aprovechando su potente disparo y el dote natural que tenía para cabecear, atacar o defender.

En 1974 vuelve a representar a Chile en un certamen mundialista y si bien la Roja dio asco, Figueroa fue elegido el mejor defensor central del Mundial. Al poco tiempo regresa a su tierra para vestir los colores del Palestino, con quién termina siendo campeón nacional en 1977 y 1978. Con Palestino(!). Como muchas figuras del fútbol mundial, en 1981 pasó a la MSL en donde jugó para los Fort Lauderdale Strikers. En 1982 otra vez vistió el uniforme nacional en el Mundial de España 1982 y en ese mismo año fue transferido al Colo-Colo de Santiago.

Finalmente, después de 20 años de distribuir jerarquía futbolística a nivel internacional, se retiró de la práctica profesional. Se convirtió luego en comentarista deportivo para la televisión chilena y brasileña, destacándose igualmente en su nueva profesión. En 1999 recibió la honrosa mención de ser uno de los once mejores jugadores de América Latina y en ese mismo año forma parte del selecto grupo de los Grandes Maestros del Fútbol en una ceremonia realizada en Cannes, Francia. Su paso por Brasil fue tan exitoso que se habla de «un antes y un después de Figueroa». Estirpe única que encabeza la lista de todos los futbolistas chilenos a la fecha.

Puesto 5: Daniel Passarella

Nació en 1953 y debutó en la primera división de Argentina con River a los 21 años de edad. Desde ese momento se convirtió en el baluarte del equipo de la banda, desarrollando un estilo propio, de jugador con carácter pero también hábil con la pelota y con una potencia extraordinaria en el juego aéreo.

Después de mucho esfuerzo y sacrificio en los entrenamientos, Pipo me hizo debutar en un Superclásico en Mar del Plata, en el verano de 1974. Recuerdo que me llamó y me dijo:
–Pibe, ¿se anima a jugar contra Boca?
–¿Yo? Sí. Hay que ver si usted se anima a ponerme…
Escuché que Pipo, por lo bajo, mirando a Raúl Hernández le confesó:
–¡Éste sí que es de los míos; éste tiene pelotas…!
Entré a la cancha súper motivado. Me tocó marcar a Mané Ponce, al que ya lo conocía por jugar en contra de él en un partido entre Sarmiento de Junín y la Selección. Fue un encuentro previo a la participación de la Argentina en la Copa del Mundo. Antes de ingresar al campo de juego, me alentó el Héber Mastrángelo:
–Daniel, jugá como vos sabés, que éstos son todos troncos…

Menotti notó las cualidades de líder de Passarella, por lo que lo capitán del represntativo nacional, además de una de sus figuras principales. Frontal tanto para hablar como para jugar, fue el representante perfecto del equipo dirigido por Cesar Luis. De River fue transferido a la Fiorentina, donde marcó 39 goles y se convirtió en uno de los mejores jugadores de su historia. Luego tuvo un paso por el Inter de Milán, en donde también descolló. Su temple y fuerte personalidad lo impulsaron a los primeros planos del fútbol de la península.

Eh eh eh eh Nanninga- Daniel Alberto Passarella(?)

A pesar del chascarrillo(?), por su pésima imagen en River como presidente, El gran Capitán intervino también en la selección que jugó en 1982 en España. También fue el capitán de ese equipo y a pesar de que Argentina no brilló como se esperaba fue casualmente él quién resaltó por su entrega en los partidos en que participó la selección antes de ser eliminada. Para 1986 formó parte del equipo que se clasificó al Mundial de México del 86. Una jugada suya le dio a Argentina el empate frente a Perú que a la postre significó el pasaje a tierras mexicanas. Sin embargo, no fue titular de la selección argentina que se coronó campeona del mundo y aún hoy persisten los rumores del motivo por el cual el técnico Carlos Bilardo no lo incluyó en el primer equipo. Sin embargo, es el único jugador argentino en conseguir dos mundiales.

En 1989, se retiró con 134 goles en 451 partidos oficiales(!); y meses después, ya como técnico, sacó campeón a River. Después Passarella dirigió con a la selección argentina que jugó el Mundial de Francia de 1998. Basado en una disciplina férrea con sus dirigidos, lo que hizo que el conjunto nacional no disponga de probablemente su mejor jugador Fernando Redondo, DAP no logró llevar al equipo más allá de cuartos. No obstante su trayectoria sirvió para que la Federación Uruguaya de Fútbol lo nombrara técnico del equipo celeste. Después de pasajes como seleccionador de Uruguay y entrenador del Parma italiano, del Monterrey mexicano y del Corinthians brasileño, volvió a River para mandarlo a la B. Pero todo esto no quita que fue el mejor defensor argentino de todos los tiempos.

Puesto 4: Bobby Moore

Si uno va a Wembley, lo primero que ve antes de entrar es a una estatua de seis metros y por lo menos dos toneladas de este hombre. Como para tomar una real dimensión de lo que representa para el fútbol británico. Considerado por Beckenbauer y Pelé como el mejor central de la historia, Moore fue el capitán y referente de la selección inglesa que se quedó con el título en la Copa Mundial de 1966. Que la primera y la última, de ahí que el simbolismo y la mitificación de aquella imagen se multiplique a medida que pasen los años.

Para dimensionar lo que es Moore, fue capitán de aquella magnifica generación que formaban Bobby Charlton, Nobby Stiles y Geoffrey Hurst. Fue el Mundial de 1966, el campeonato del gran Eusebio, el torneo de Inglaterra ante su público, de aquel gol polémico en la prórroga de Hurst en la final ante Alemania, el día más grande en la carrera de Bobby Moore. El liderazgo del central era evidente en aquella época. Sus 108 partidos internacionales con los Leones, sólo superados por Shilton y recientemente por Beckham, así lo atestiguan. Su juego se basaba, a diferencia de la mayoría de los defensores, en su agilidad y astucia. Sus carencias físicas le obligaron a sacar las mentales y Moore se convirtió en mito. Por su manera de leer el juego, por su excelente sentido de la anticipación, era todo un seguro y el líder sobre el terreno de juego.

“Mi capitán, mi líder, mi mano derecha. Encarnaba el espíritu del equipo, era el latido de su corazón. Un futbolista sereno y calculador, al que podía confiarle mi propia vida. Era el profesional por antonomasia, el mejor con el que he trabajado nunca. Sin él Inglaterra nunca habría ganado el Mundial”.- Alf Ramsey, DT de Inglaterra en 1966

De apariencia frágil y cara inocente, el bueno (forma de decir, se sabe que no hay inglés bueno) de Bobby buscaba siempre adelantarse a las intenciones de su rival, pero cuando no lo hacía, tampoco solía fallar a la hora de ir al suelo o incluso tener que saltar para frenar una jugada por arriba. Cualidades de las que también disfrutaron en Upton Park. Y es que, a nivel de clubes, Moore se convirtió en una leyenda de los Hammers.

Desde su debut con quince años hasta su adiós al club de sus amores con 31, pasaron dieciséis temporadas y más de 500 partidos con la camiseta grana que, si bien no fueron muy prolíficas en cuanto a títulos, si supuso una de las épocas doradas del club londinense. Tal es así, que el único título europeo del West Ham (si omitimos la improbable la Intertoto de 1999) se obtuvo durante aquellos años en los que «The Academy of football», de la que formaba parte Moore, consiguió levantar la Recopa tras vencer al Múnich 1860 en 1965. Además, una de las tres FA Cup que tiene West Ham en su historia y la única Community Shield en sus casi 115 años de historia. Luego llegarían cuatro temporadas en el Fulham y una fugaz aventura en el fútbol norteamericano.

Todo el éxito que obtuvo sobre el campo, le fue esquiva fuera de él. Mala suerte con los negocios, un matrimonio que acabó mal y dos tipos de cáncer que terminaron por derribarle. El último, de colon, se lo llevó en 1993. Su imagen levantando el único Mundial de Inglaterra, en cambio, será eterna.

Puesto 3: Gaetano Scirea

Llegamos a la parte más difícil, de este post por demás complejo. Cualquiera de estos tres jugadores podría ocupar cualquiera de las tres posiciones. Las cuestiones que para este redactor terminan decidiendo el orden final del ranking es materia totalmente opinable, ya que probablemente estemos hablando de los jugadores que definieron la posición de defensor central. En un ejercicio por demás injusto, a Gaetano Scirea le toca el tercer lugar del podio.

«¿Gaetano? Un hombre extraordinario y un futbolista extraordinario. Un ejemplo de estilo y clase tanto dentro como fuera de la cancha. Con él, hemos compartido muchos momentos en la concentración, porque estábamos en la misma habitación. Recuerdo que durante la Copa del Mundo en España, Tardelli no pudo dormir la noche antes del partido. Era para relajarse en nuestra habitación; llamada la «Suiza» porque era el lugar más tranquilo de retiro . En nuestra manera de estar juntos, después de todo, no necesitamos demasiadas palabras, casi siempre suficiente echarnos un vistazo.
Sería un muy buen entrenador, si se le hubiese dado la oportunidad, sabía, convencía, le gustaba enseñar. El fútbol de hoy que le hubiera gustado, aunque no era la clase de perseguir espejismos de liderazgo. Él nunca se convertiría en un «personaje» de la portada, pero sabía que para ser escuchado por todos. ¿Su heredero? Hasta ayer, Paolo Maldini, ahora no sé.»- Dino Zoff

Las palabras de Dino Zoff deberían bastar para hacernos una idea del pedazo de jugador y figura que era Scirea. Es que Gai fue uno de los máximos responsables de todos los títulos que ganó Zoff. La mítica línea de fondo de la Juventus, formada por el homenajeado, Claudio Gentile y Antonio Cabrini es la historia misma del fútbol italiano.

La carrera de Scirea, sin embargo, arrancó en Bergamo, en el Atalanta. Después de ser uno de los jugadores más jóvenes en debutar en la Primera del equipo neroazzurro con la tierna edad de 17 años, produjo un impacto inmediato en el Calcio. La Juventus tenía un acuerdo con el pequeño conjunto lombardo, en el cual le prestaba jugadores a módico precio, mientras ellos tenían una ventaja para contratar jugadores del equipo. Así fue que Gaetano en 1974 viajó a Turín en vez de cualquiera de los equipo milaneses que estaban más que interesados en sus servicios.

Su impacto en la Vecchia Signora fue inmediato. Como si hubiera jugado toda la vida con la maglia bianconera, se hizo líbero y dueño de la defensa. Y eso que su llegada fue fuertemente criticada, porque el titular, Sandro Salvatore era un ídolo de la institución. Dos partidos bastaron para que no haya dudas que el joven de 19 años estaba hecho para eso. En Juventus su palmarés es asqueroso(?). Siete Series A (1974–75, 1976–77, 1977–78, 1980–81, 1981–82, 1983–84, 1985–86), dos Coppa Italia (1978–79, 1982–83), una Copa UEFA ( 1976–77), una UEFA Cup Winners’ Cup (1983–84), una Champions League (1984–85), una Supercopa de la UEFA (1984), y una Intercontinental (1985). En doce años de carrera. Un animal, uno de solo cinco jugadores en toda la historia en ganar todas las competencias de UEFA.

Me «robé» algo de cada uno de los técnicos que tuve. De Parola la capacidad de empoderar a los jóvenes; de Trapattoni la capacidad de tener junto al vestuario; de Marchesi la serenidad. Y de Bearzot, que la humildad es la base de los sucesos más extraordinarios. (Entrevista con la Gazzetta dello’Sport , el 15 de mayo de 1989, días antes de su muerte)

Su carrera en la selección es igual de brillante. Primer partido a los 22 años, rápidamente se lo nombró como el sucesor de Facchetti. Su pináculo en 75 partidos con la Azzurra, es el Mundial del 82, donde junto a toda la defensa de la Juve, Tardelli y Paolo Rossi lograron vencer contra todo pronóstico a Argentina y Brasil para llegar a semifinales y lograr el campeonato contra Alemania Federal. Scirea falleció en un accidente de tránsito en diciembre del 89 cuando volvía de hacer el scouting de un rival de la Juve en la Copa UEFA. Impropia muerte para una de las glorias más grande de la historia del fútbol.

Puesto 2: Franz Beckenbauer

Su imagen jugando con la clavícula rota la prórroga del Mundial de México-70 ante Italia, es uno de los iconos de la historia del fútbol. Pocos futbolistas hubieran sido capaces de jugar con esa elegancia con el brazo en cabestrillo. Franz Beckenbauer, sí.

Es que estamos hablando de un genio, nacido en Munich, que cambió la concepción del fútbol, transformando la figura del líbero, convirtiendo a un defensa libre en el primer constructor del juego de ataque, en el mejor centrocampista y hasta en un goleador peligroso. Fue el técnico yugoslavo, Zlatko Cajkovski, quien tuvo la idea de retrasar a Franz Beckenbauer al puesto de libero y darle el papel ofensivo que el ‘Kaiser’ patentó. El seleccionador alemán, Helmut Schoen copió esto y lo puso en el puesto del mítico defensor Willie Schultz.

Pocas anécdotas sobre el Kaiser son tan curiosas como la siguiente.

Hacia principios de los años ’60 el director artístico del decano teatro de Freiburg, Hans-Reinhard Müller, fundado en 1866, se encontró de casualidad con Heidegger en un tren que venía de Karlsruhe. Al reconocerlo emocionado, Heidegger, ya era una estrella intelectual mundial, pretendió desarrollar un charla profunda sobre literatura y arte, cosa que no logró. Heidegger, que venía de dar unas conferencias en la Academia de Ciencias de Heildelberg, como un zorro-zen, esquivaba el bulto, ya sea con silencios o con monosílabos. De repente el filósofo, todavía bajo la impresión de un partido regional de fútbol, le habló todo el tiempo de un jugador maravilloso, un tal Franz Beckenbauer, que jugaba en un equipo mediocre, el FC Bayern Munich. Se deshizo en elogios por su estilo de juego, admirado relató la precisión y la delicadeza con la que trataba al balón, incluso con lenguaje corporal le visualizó al estupefacto director las fintas de su juego. Heidegger calificó a Beckenbauer, de tan sólo veinte años, de großartiger Spieler, jugador genial, además de subrayar su invulnerabilidad en al marca o lucha cuerpo a cuerpo. Heidegger ya había intuido en ese novato al futuro Kaiser, al König von Westfalen como le empezó a llamar la prensa deportiva alemana . Müller además concluyó acertadamente que a Heidegger no le interesaba en absoluto el teatro.

Beckenbauer fue nombrado ‘Kaiser’ tras un legendario partido en Wembley contra Inglaterra en 1972 en que el Mannschaft ganó por 3-1 y en el que Franz ‘reinó’ a lo largo y ancho del campo. Alemania había llegado con mucho miedo porque el Bayern (que era la columna vertebral de la selección) estaba en plena crisis. Beckenbauer recuerda que Gunther Netzer, otro de los cracks de aquel equipo alemán, le había dicho, antes del partido, que “si no nos meten cinco, ya firmo” Se equivocó y un poquito.

El diario Bild sacó un avión privado para que los héroes de Wembley pudieran asistir en persona al homenaje al mítico Uwe Seeler que se celebró en Hamburgo ante 62.000 espectadores que llenaban el campo hanseático. Aquella Alemania ganó, ese mismo año, a lo grande, la edición de la Eurocopa de 1972 disputada en Bélgica. Arrollaron a la URSS en la final por un 3-0 gigante.

Alemania logró copar el podio del Balón de Oro de aquel año 1972. Beckenbauer quedó primero, Gerd Müller, segundo, y Gunther Netzer fue tercero. Eso habló de la superioridad del fútbol alemán. El Kaiser, que un poco entendía dijo: “Este equipo de Alemania es tan fuerte y juega tan bien al fútbol que me atrevo a decir que vamos a lograr el campeonato del Mundo en Alemania dentro de dos años”. Y así fue, la Mannschaft se impuso en la final, en su ciudad natal, en Munich, a la Holanda de Johan Cruyff.

Hay que reconocer que Beckenbauer fue el que hizo grande al Bayern, equipo opacado a lo largo de la historia por el Munich 1860, con su llegada. Cuatro títulos de Bundesliga (1969, 1972, 1973, 1974), cuatro Copas de Alemania (1966, 1967, 1969, 1971) y triple vencedor de la Copa de Campeones (1974, 1975, 1976). Un animal. Después de eso tenía ganas de juntarla en pala y se fue al Cosmos de Nueva York junto a Pelé. Pero para mesurar lo que es este tipo, tuvo fuerzas para volver a la Bundesliga en 1982 y ganar el título con el Hamburgo.

Lo que le gustaba el fútbol al Kaiser le gustan las mujeres. Antes de debutar como jugador profesional a Franz estuvieron a punto de echarlo del equipo, cuando tenía 18 años dejó embarazada a una chica, con la que no quiso casarse, algunos directivos lo vieron falto de moral y pretendieron echarlo a la calle, finalmente su entrenador medió por él y se mantuvo en el equipo, años más tarde Franz se casó con otra mujer, Brigitte, y admitió a su primer hijo en la familia; con Brigitte tuvo 2 hijos más, se separaron en 1990, en ese mismo año Beckenbauer se casó con Sybille Weimer, empleada de la Federación alemana que organizaba sus viajes, se separaron en 2004 (no tuvieron hijos). En 2006, inmiscuido en pleno Mundial de Alemania´06 del que era uno de los mayores responsables de la organización, se casó de nuevo con su novia Heidi, 26 años más joven que él.

En la selección jugó tres Mundiales, siendo elegido en los tres parte del Once Ideal. El título del Mundo del 74 con él de capitán, se suma a la Euro del 72. Sin dudas su carrera es absolutamente impresionante. 103 partidos en la Mannschaft, con 50 de ellos como capitán y 13 goles. Cifras ridículas para la época y la posición.

Su carrera de futbolista tiene algún oscuro, sin embargo. Beckenbauer se dopaba. Él mismo lo reconoció públicamente. Igual en esas épocas se asume que todos se dopaban, pero la personalidad del Kaiser hacía que él si lo reconozca. Como entrenador y dirigente su carrera es igualmente memorable, con una Copa del Mundo también ganada.

Puesto 1: Franco Baresi

El puesto número uno de este ranking es polémico. ¿Que hizo Baresi para ganarle a Beckenbauer? Repasemos un poco su carrera.

Nació en Travagliato, una localidad cercada a Milán, en 1960. Su infancia no fue fácil en absoluto. Con trece años, quedó huérfano de madre y, con diecisiete, falleció su padre. Tanto él como su hermano, Giuseppe, quedaron a cargo de su hermana mayor. En ese contexto, el joven Franco comenzó a practicar el fútbol. Desde el Inter de Milán, empezaron a barajar tanto su nombre como el de su hermano.

Así las cosas, los dos jugadores realizaron la prueba de admisión para el club nerazurro. Sin embargo, Franco Baresi fue rechazado para desempeñar el puesto de defensor central a causa de su corta estatura. Giuseppe, por su parte, sí fue aceptado por el club. No obstante, eso no le hizo perder la fe por jugar al fútbol. Fue sólo un bache en el camino en el que, tras dos intentos fallidos, consigue ingresar en los escalafones inferiores de Milanello en 1974 como juvenil.

Hablar de Franco Baresi no es hablar de un futbolista cualquiera. Capitán y emblema rossonero, Franco cambió el mundo del fútbol situándose cerca del arquero y observando el panorama. Junto a Alessandro Costacurta, Paolo Maldini y Mauro Tassotti formaron la defensa más famosa de la historia de este deporte. nadie nunca tiró el offside como estos cuatro tipos. Y eso que el arquero, Galli, no era nada del otro mundo. Pero era imposible meterles un gol.

Sobre sus espaldas se edificó el mejor equipo de todos los tiempos

Baresi hizo historia en el equipo de su vida. Franco era una hombre fiel a unos colores que defendió como si le fuera la vida en ello. El de Travagliato maduró antes de tiempo, obligado por la ausencia de sus padres, y cumplió su sueño de vestir la camiseta del Milan a los 14 años, cuando conoció Milanello para formar parte de una familia en la que se convirtió en la cabeza visible. Con 18 años se hizo con la titularidad en el Milan, salió campeón y se fue a la Serie B en apenas dos años. Mientras todos huyeron del quilombo que era ese equipo, él se quedó y se transformó en el capitán del equipo. Estando en la B lo llamaron para el Mundial de España, y salió campeón del Mundo jugando en la segunda categoría de su país

«Baresi está dotado de un estilo único. A veces prepotente, arrogante, imperioso. Se lanza sobre la pelota como un poseso, y si no logra sacarla, ¡pobre del que la tiene! Yo creo que tiene la energía de un gladiador. No puede ser que un ser humano común evite tantos goles. Es imposible.» Gianni Brera sobre Baresi

Cuando hablamos de Baresi, hablamos del Milan de Sacchi. Y hablar del Milan de Sacchi es hablar del equipo que pudo dominar el Mundo del fútbol mundial en su época dorada. El Calcio de fines de los 80 y comienzo de los 90, fue el punto cúlmine de este deporte, donde todos y cada uno de los equipos tenía figuras de primer nivel mundial. A saber: Maradona, Zico, Sócrates, Passarella, Gullit, Van Basten, Matthaus, Klinsmann, Careca, Ramón Díaz, Ian Rush, Platini, Altobelli, Serena, Schilacci, Platini, Rumenigge, Bergomi, Zenga, Mancini, Rijkaard, Brehme, Caniggia, Francescoli, Rubén Sosa, Völler. Por solo mencionar a los más destacados de esos tiempos. Como para cobrar la verdadera dimensión de lo que significaba dominar en esa época. El Milan de Sacchi y de Baresi fue el mejor en ese contexto extraordinario de excepción de talento.

Para meterle un gol al Milan el rival tenía que pasar por encima del cadáver del líbero italiano, guardián de un equipo que marcó un antes y un después en el mundo del fútbol. Con la pelota en su poder, Franco levantaba la cabeza y pensaba el Milan. Él rompía líneas con su conducción o con su preciso pase. Quizás estéticamente no era lo que fueron antes Scirea o Beckenbauer. Pero lo de él no era la estética. Lo de Baresi era la simpleza y la habilidad de saber como siempre resolver todas las jugadas, en ataque y en defensa.

«Todos hablan de los holandeses. Pero el Milan es lo que es, porque está Baresi atrás.» Diego Maradona

El Capitán dejó de vestir una camiseta que lleva tatuada con 37 años, tras 790 partidos, después de que sus condiciones y su inteligencia le permitieran alargar su carrera en los más alto. Con tres Copas de Europa, seis Scudettos y dos Intercontinentales, entre otros títulos, a sus espaldas, Baresi colgó las botines, pero no su camiseta, eterna.

Con la selección italiana disputó tres mundiales (España 82, Italia 90 y Estados Unidos 94), ampliando sus mandos a la azzurra. En Estados Unidos, en la final contra Brasil, el fútbol le quitó un Mundial que le pertenecía. Lesionado en el primer partido, Baresi hizo hasta lo imposible para llegar a la final. Y fue la figura de esa final. Pero Franco falló uno de los penales de la tanda. Baresi suspiró y se levantó. El italiano ya estaba pensando en un futuro que tenía controlado. Cuando se retiró una de las columnas milanistas de San Siro desapareció. El defensor más grande de todos los tiempos dejaba una huella imborrable.

Otros centrales destacados: Alan Hansen, Jürgen Kohler, Héctor Chumpitaz, Matthias Sammer, Alessandro Nesta, Marcel Desailly, Giuseppe Bergomi, Claudio Gentile, Billy Wright, Carles Puyol

Edición anteriores de los TOP TEN históricos:
– Arqueros
– Laterales derechos