Terminó el mundial, fuimos protagonistas hasta el final, pero el resultado no nos conforma. Hemos quedado con el corazón en las manos, con la ilusión destrozada. ¿Cómo poner en palabras esto que nos acontece?
Los portugueses se comieron el chamuyo alemán, nigeriano e iraníes aburrieron a todos y los yankis dieron un paso enorme hacia la clasificación. Todo eso en un segundo plano por la conferencia de Marcos Rojo.
La tensión que envolvió a la Copa de Alemania fue pocas veces vividas en un torneo. No habían pasado dos años de la masacre de Munich, donde el grupo terrorista palestino “Septiembre Negro” mató 11 atletas israelíes, y la guerra fría gozaba aún de excelente salud. Pero durante el Mundial, sólo se respiró fútbol.