Excepción

Pep 168

No estoy de acuerdo con el retiro del número de jugadores de fútbol. Puede ser que en deportes y ámbitos en los que ello sea tradicional sea algo positivo, en sí, no es bueno ni malo.

Son costumbres nada más, pero son ajenas a nosotros. Tampoco me gusta demasiado la idea de la numeración fija en las camisetas, salvo para torneos que exijan lista de buena fe, y sin embargo ello ya se ha aceptado, así que es no tiene demasiado sentido mi queja (tampoco es algo demasiado grave).

No obstante, creo que en algunos casos es más entendible que en otros. Confío en que, si se extiende la moda, habrá bastante criterio para decidir que casaca se debe retirar, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de excelentes jugadores que previamente han estado identificados con “X” número, y cuyo número no se retiró.

Sin perjuicio de todo ello, dentro de todo, en este caso estoy de acuerdo con el retiro del número identificado con el jugador del pueblo (?).

  • Se trata del máximo ídolo de la historia de su club.
  • De un símbolo cuyo nombre está ligado a la institución.
  • Del futbolista que estuvo en las más grandes conquistas de ese equipo.
  • Del jugador cuya trayectoria está indisolublemente asociada con una camiseta (en realidad con 2, pero sin dudas más que nada con la de ese equipo que quiere homenajearlo)
  • Vaya entonces (?) mi conformidad con este homenaje:


    Walter y su relato

    murdock 142

    Walter Nelson, a mi modesto parecer, es un periodista que en su principio me parecía que ejercía bien su profesión y hasta me caía simpático, al igual que su colega Fabbri. Con el paso del tiempo me di cuenta que es un viejo cascarrabias -al igual que el conductor de Estudio Fútbol- que linda con lo payasesco -hermano, ¡pelate y sacate los pocos pelos que te quedan!

    WN cuenta con un repertorio de latiguillos que repite partido tras partido y también con actitudes que son marca registrada en él y también en su compañero Alejandro Fabbri -ambos suelen opinar con la Constitución nacional en la mano, se creen los paladines políticamente correctos.


    El hombre

    murdock 379

    Varios DTs han desfilado por el banco del Club Atlético Independiente. Hombres del riñón del club y ajenos a la rica historia del club de Avellaneda.
    Un dato que vale la pena no eludir: un técnico como Falcioni, con un equipo que no se relacionaba con el estilo de juego histórico del club, tuvo un relativo buen paso por la institución. Pero hubo un momento en que la gente del Rojo no soportó más el manejo del DT cínico, rozando lo soberbio, que ocasionó peleas con Pusineri -un ídolo del club, nada menos- y además, el juego poco vistoso del equipo -cuya mayor figura era Sergio Agüero- fueron los factores desencadenantes de la ida de Julio César de la institución diabla.

    Los técnicos de la casa no dejaron un buen recuerdo: ni Bertoni, ni Clausen y ni Burruchaga -con su fresca renuncia el domingo pasado- pudieron levantar a un equipo y a un club que viene de capa caída y que cada día se aleja más de sus épocas de gloria, tan cotidianas hace 10, 20 y 30 años.


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    River duele

    invitado 193

    Es una década ya. En el año 1997 River culminó una etapa muy importante con el fútbol de su especie, con la exégesis de su propia tradición. Recuerdo bien esa semana, en siete días se le ganó a un gran San Pablo y el torneo local a Boca. Ahí terminó todo. Lo que vino después, lo que estamos viviendo es una larga década infame. El cabotaje no merece el recuerdo. Y no me interesan ahora los otros dos títulos de Ramón, ni el de Gallego, ni el de Pellegrini ni el de Astrada. River dejó de jugar bien diez años atrás. Y, Ramón, el único héroe en este lío, fue despedido.