Terminó el Mundial (hace un buen rato ya). Se está cerrando el mercado de pases en Europa. Es momento de repasar a quiénes les ha servido Brasil 2014 como plataforma y quiénes no lo aprovecharon demasiado.

Ya lo hemos dicho en algún post anterior: el hecho de pisar una cancha aunque sea por un minuto en un Mundial te posiciona en el mercado. Te reacomoda. Si tenés más minutos, y sabés aprovecharlos al máximo, tus acciones se disparan. Y ni hablar de aquellos que ya cuentan con cierta reputación: podés sostener una carrera o, en el mejor de los casos, meter un pase estrafalario, flashero (?) ¿Ejemplos? Ángel Di María, estrella del Real Madrid, que hizo un mundial bastante mediocre para lo que se esperaba de él, así y todo, pegó pase al Manchester United por 75.000.000 euros. Similar, peor a escala menor, tenemos a Cesc Fabregas, de pésimo mundial (como todo su seleccionado) y de dudoso momento en Barcelona, que firmó con el Chelsea a cambio de 32.000.000 libras. O Alexis Sánchez, que también abandonó el Barça por el Arsenal, todo a cambio de 44.000.000 euros. Podemos mencionar a Mario Mandzukic, que se alejó del Bayern para recalar en el Atlético de Simeone, por más de 20 palos. O a Toni Kroos, que pudo llegar al Real Madrid, dejando también al club bávaro a cambio de no tanto dinero como uno pudiera esperar (solo 30.000.000 euros).

Los casos más notables de trampolinismo mundial (?) involucran a un par de sudamericanos. Uno de ellos, explotó definitivamente en el mundial y terminó con destino lógico: el Real Madrid se lo llevó por 80.000.000 euros. Sí. Hablamos de James Rodríguez, que andaba careteándola (?) en Monaco. El otro es argentino. Nadie daba dos mangos por él. Terminó haciendo un muy buen mundial. Eso le sirvió para pegar un pase de la concha de la lora: del Sporting de la liga portuguesa al Manchester United de la Premier League a cambio de 20.000.000 euros. Y, sí. Con todos ustedes, con todos nosotros: Marcos Rojo, que, consideramos, da un paso mucho más lungo que el del colombiano ex Banfield. El central devenido en lateral parecía que iba a perderse en Siberia en algún momento de su carrera. Pero logró sobrevivir en Portugal. Perfil bajo. Esperando el momento del mundial para meter esta notable transferencia.

Sí tuvieron un muy buen torneo y terminaron pegando el salto, aunque con muchos menos flashes: Keylor Navas, del Levante al Real Madrid en 10.000.000 euros; Divock Origi, del Lille al Liverpool en más de 10 palos; Enner Valencia, del Pachuca mexicano al West Ham inglés, en 12.000.000 libras; David Ospina, del Nice al Arsenal, en 3.000.000 libras; los chilenos Gary Medel y Claudio Bravo, que dejaron Cardiff y Real Sociedad para llegar al Inter (10.000.000 libras) y al Barcelona (12.000.000 euros); y Guillermo Ochoa, que abandonó el Ajaccio para atajar en el Málaga de España.

Extraños son algunos casos. Como el de Ezequiel Garay, que venía amagando desde hace años con llegar a un gigante europeo. Está metiendo un mundial de la ostia y, en medio de este, se apura y firma por tan solo 15 palos con el Zenit de Rusia. Rusia, boludo (?). Otro defensor con el que la fueron al carajo (?) es Eliaquim Mangala, que casi ni jugó para la selección francesa y, de golpe y porrazo, el Manchester City le pone 32.000.000 libras sobre la mesa al Porto y se lo lleva. Bizarro ha sido lo del alemán Shkodran Msutafi, que se metió en el plantel campeón del mundo vaya uno a saber cómo: jugaba en la Sampdoria, donde no descollaba, y su trayectoria era un tanto extraña. Pero el tipo se colgó la de oro y terminó en el Valencia español. Y, por más que no parezca, lo de Luis Suárez es raro. Su altísimo nivel en Liverpool hizo que lo busquen constantemente los colosos españoles. Parecía que metía un mundial acorde a sus últimos rendimientos con los Reds, pero la termina cagando feo. Embarra al taco una imagen que ya venía manchada con algunas polémicas en Inglaterra. Así y todo, el Chiellini Gate (?) no bajó su cotización, sino que casi que la aumentó: el Barcelona lo terminó comprando en casi 100 palos (lo que el Real Madrid supo pagar por estrellas como Cristiano Ronaldo y Gareth Bale).

Hay un caso en el cual un jugador no metió transferencia, pero es como si hubiese logrado un importante traspaso. Hablamos de Joel Campbell, jugador que el Arsenal cedía una y otra vez. Tras el buen mundial, Wenger decidió hacerle caso a La Volpe (?) y dejarlo con el primer equipo Gunner. Podría ser parecido lo de Serge Aurier, que hizo un buen mundial, no así Costa de Marfil. No lo compraron. Pero dio un paso importante: el PSG se fijó en él y se lo pidió prestado al Toulouse, a quien seguramente se lo termine comprando. Uno que aprovechó la visita a Brasil para reafincarse en su tierra natal es el croata Eduardo da Silva, que no volvió al Shakhtar Donetsk, ya que se quedó en el Flamengo (zafó de una situación beligerante importante). Al reconocido arquero brasileño, Julio César, le alcanzó solo con la reputación, ya que de atajar en el Toronto canadiense, pegó un gran equipo como lo es el Benfica, mandamás portugués. Raro es lo de Rafael Márquez, que hizo un buen mundial con México, pero quién se iba a imaginar que terminaría volviendo a Europa: jugará en el Hellas Verona, equipo revelación de la temporada anterior de la Serie A. A Carlos Carbonero, por ejemplo, no le sirvió el plus de mundialismo que le dio a su status de figura del campeón del fútbol argentino: el ex River jugará a préstamo en el discreto Cesena de la Serie A italiana. Ni que hablar de los otros dos riverplatenses, Teo y Álvarez Balanta, que no pudieron pegar pase… El que sí la pegó fue José Basanta, que de estar en el anonimato mexicano, se metió en la selección, llegó a un mundial y ahora jugará en la Fiorentina de Italia. Qué tul…

Hay casos de jugadores que no hicieron un gran mundial, pero que terminaron alcanzando buenas transferencias más por lo hecho en temporadas previas, como Diego Costa, que la rompió en el Aleti y el Chelsea lo adquirió por 32.000.000 libras. O los croatas Dejan Lovren e Ivan Rakitic, que fueron pagados en fortunas por grandes como el Liverpool y el Barcloena, respectivamente. O el italiano Ciro Immobile, que dejó el Torino para jugar uno de los mejores equipos europeos: Borussia Dortmund. O Antoine Griezmann, a quien ya le quedaba chico Real Sociedad y terminó siendo comprado por el Atlético de Madrid en 30 palos. Podemos mencionar, también, al arquero holandés, Michel Vorm, que fue suplente en el mundial, pero que sus buenas campañas en el Swansea lo depositaron el un equipo más grande, como el Tottenham.

A algunos no les alcanzó con estar en un mundial. Son varios los casos. Como el de Steven Defour, belga que había llegado al Porto para, de ahí, hacer como todos y llegar a un pesado europeo. Bueno. Se termina volviendo al Anderlecht de su país. Shola Ameobi, que jugó el mundial para Nigeria, deja (por fin) el Newcastle para jugar en el Gaziantep BB de Turquía. Malísimo. Ricardo Costa, que tenía su bolichito en el Valencia, fue a parar al Al-Sailiya, producto del pésimo mundial de los lusos. El iraní Ashkan Dejagah (al que Zabaleta está corriendo todavía) pudo abandonar al descendido Fulham, pero terminó yendo al Al-Arabi de Qatar. Nuestro Federico Fernández, de pésimo mundial, fue vendido por un equipo importante de Italia (Napoli) a un equipo de escasísima tradición en la Premier (el Swansea galés). El francés Mathieu Valbuena, a quien buscaban de varios puntos del mapa europeo, se decidió por ir a convivir con los oso’ polare’ el Dinamo de Moscú, que le pagó 8 palos al Olympique Marsella, club que convirtió a Bielsa en un desvergonzado cafeinómano (?). Parece que los uruguayos Jorge Fucile y Álvaro Pereira restaron al ir a Brasil, ya que el primero salió del Porto y volvió a Nacional de su país, mientras que al ex Quilmes el Inter lo mandó al San Pablo. Parecido fue lo del chileno Jean Beausejour, que estaba en Inglaterra (en el Wigan), pero al que no le quedó otra que volver a su país: jugaré en el Colo Colo. Hablando de chilenos, no le había ido mal a Eduardo Vargas, pero se ve que en Napoli no quieren saber nada: lo prestaron al recién ascendido a la Premier, QPR. El australiano Matthew Leckie había mostrado cosas interesantes como para salir del FSV Frankfurt. Salió. Pero mejor se hubiese quedado (?): ahora jugará en el FC Ingolstadt 04.

¿Sobre quiénes surtió efecto la portación de acreditación para Brasil 2014? El camerunés Vincent Aboubakar dejó el Lorient francés para jugar en una recontra vidriera como lo es el Porto. El mexicano Raúl Jiménez, que fue comprado al América en 11.000.000 euros por el Atlético Madrid. Los chilenos Miiko Albornoz (del Malmö sueco al Hannover de la Bundesliga), Gonzalo Jara (del Nottingham Forest del ascenso inglés al Mainz alemán) y Mauricio Pinilla (saltó del Cagliari al Genoa). El colombiano Carlos Sánchez, que pasó del humilde Elche español a un histórico del fóbal inglés: el Aston Villa. Sol Bamba se quedó afuera en primera ronda con Costa de Marfil, pero supo dejar el ignoto Trabzonspor para jugar en el Palermo de Italia. El japones Yoichiro Kakitani deja el Cerezo Osaka de su país para jugar en el Basel suizo (o sea, que estará jugando contra el Real Madrid por Champions en breve). Al italiano Marco Parolo le tocó entrar de sopetón por el lesionado Montolivo. Casi ni jugó en el mundial. Terminó el torneo y la Lazio le pagó más de 5 palos al Parma para quedarse con él. Jefferson Montero pudo abandonar México para jugar en la Premier League con el Swansea. Otros ecuatorianos la «pegaron»: Frickson Erazo pasó del Barcelona de Guayaquil al Flamengo, Felipe Caicedo dejá los Emiratos Árabes Unidos para volver a España (jugará en el Espanyol) y Carlos Gruezo, que también partió de Guayaquil, pero con destino hacia Stuttgart. El francés Remy Cabella pasó desapercibido en el mundial, pero, así y todo, jugará en la Premier (el Newcastle le pagó 10 palos al Montpellier). Otro franchute, Mathieu Debuchy, tuvo un poco más de suerte: no venía bien en el Newcastle y tampoco hizo un gran mundial. Sin embargo, el Arsenal lo compró en 12.000.000 libras. Daniel Opare, de Ghana, dejó el Standard belga y jugará en el siempre apetecible Porto. Al mismo equipo arribó el argelino Yacine Brahimi, que fue comprado al Granada en más de 6 palos. Y qué decir del arquero Rais M’Bolhi, que sorprendió en el mundial con su espectacularidad para atajar. Ahora podrá meter show en el país estrafalario por excelencia: los Estados Unidos. El calvo arquero dejó el CSKA Sofia de Bulgaria y jugará en el Philadelphia Union de la MLS.

Los yankees, de buen mundial, tuvieron varios beneficiados: DeAndre Yedlin ya fue adquirido por el Tottenham Hotspur. DaMarcus Beasley pudo volver a saltar el muro (?), ya que dejó el Puebla para volver al Houston Dynamo de su país. Jermaine Jones, nacido en Alemania, tendrá el privilegio de jugar en la nación que lo acobijó a nivel internacional: abandona el Besiktas para jugar en el New England Revolution. Por último, Timothy Chandler pasó del descendido Nürnberg al Frankfurt de la primera división.

Los suizos también tuvieron su tráfico post-mundial: Yann Sommer, suplente de Benaglio, fue comprado al Basel en 10.000.000 euros por el Borussia Mönchegladbach. Roman Burki, a su vez, suplente de Sommer, pasó del Grasshopper al Freiburg alemán. Valentin Stocker también deja Basilea: jugará en el Hertha de Berlín. Por último, Josip Drmic, el que se la quiso picar a Romero, fue comprado por el Leverkusen al Nürnberg.

Los bosnios también aprovecharon para rotar para bien. Ermin Bikakcic deja el descendido Eintracht Braunschweig para jugar en el Hoffenheim de primera. Muhamed Besic, que estaba en el Ferneçvaros de Hungría, ahora jugará en el Everton, que pagó 5 palos por él. Tony Sunjic se va del Zorya de Ucrania para ponerse la del Kuban de Rusia. Izet Hjrovic dejó el Galatasaray, pero llega al Werder Bremen. Y Haris Medunjanin jugará en el Deportivo La Coruña, procedente del Gaziantepspor de Turquía.

A los griegos no les fue nada mal, tampoco. los arqueros Orestis Karnezis (ex Granada) y Stefanos Kapino (ex Panathinaikos) jugarán en el Benfica y el Mainz, respectivamente. A las Águilas también llega Andreas Samaris, por quien se desembolsaron 10 palos en las arcas del Olympiakos, club que también vendió en mucho dinero a Kostas Manolas, el hombre de los chistes fáciles en las redes sociales (?). Además, el reconocido Georgios Samaras deja al Celtic para jugar en la Premier League, ya que se convirtió en jugador del West Bromwich Albion.

Hubieron australianos que dieron el salto: Ivan Franjic, que deja el Brisbane Roar de su país para jugar en el simpático Torpedo Moscú, Jason Davidson, comprado por el West Brom al Heracles Amelo de Holanda, y Adam Taggart, vendido por el Newcastle Jets al Fulham de la Championship inglesa. Y ya que mencionñabamos a los Países Bajos, los holandeses, al meter un tercer puesto, puesto sería que varios de los jóvenes progresarían a las ligas mayores. Tal es el caso de Stefan de Vrij (de Feyenoord a Lazio), Daryl Janmaat (de Feyenoord a Newcastle), Bruno Martins Indi (de Feyenoord a Porto), Leroy Fer (del descendido Norwich al ascendido QPR) y Jonathan De Guzmán (vendido por el Villarreal al Napoli).

Pasamos a los planteles humildes, de quienes no se esperaban grandes saltos. Con un saltito nos conformábamos (?). Los iraníes Seyyed Hosseini y Pejman Montazeri dejan la liga iraní para jugar en Qatar. No habrá prestigio, pero sí dinero (?) ¿Y los hondureños? Mario Martínez pasó del Real España al Barcelona… de Guayaquil; Jorge Claros pasó del Motagua al Sporting Kansas City, donde Bieler le cebará unos verdes (?); y Bryan Beckeles, que pasó del Olimpia de su país al Boavista de Portugal. Lo más notorio se dio en Costa Rica, que hizo un enorme mundial, catalizando todo tipo de transferencias. A la ya mencionada de Navas al Real, agregamos la de Giancarlo González (de Columbus Crew al Palermo), Cristian Gamboa (del Rosenborg noruego al West Bromwich Albion de la Premier), Yeltsin Tejeda (del Saprissa al Evian francés) y José Miguel Cubero (del Herediano al Blackpool de Inglaterra). Ah, no nos olvidemos de Michael Umaña, que deja el Saprissa de su país para jugar en el Persepolis iraní (!).

Cerramos con el pobre de Cedric Djeugoue, camerunés, que pegó pase desde el Douala AC de su país al… Coton Sport de la poderosa liga camerunesa (?). Nuestro fútbol tiene el privilegio de recibir a tres mundialistas de ley. No hablamos de Gago, que fue a dar lástima a Brasil (?). El chileno José Pedro Fuenzalida cruzó la cordillera para convertirse en nuevo refuerzo de Boca. Llegó en mal momento. Esa transferencia debiuió darse hace tres mundiales atrás (?). También lo tenemos Jaime Ayoví, Bragarnik boy (?), cuyo pase es del Tijuana de Bragarnik, y fue anotado por el Independiente de Bragarnik y por Defensa y Bragarnik, aunque terminará jugando para Godoy Cruz Antonio Bragarnik (?). Y nos vamos con el gran Jerry Bengtson, hondureño del New England Revolution, que ahora juega en Belgrano. Pasó de la metrópolis yankee a la meetrópli cordoobesa, culiáo (?).