Sahed Adebayo Akinfenwa, el jugador de fútbol en actividad más fuerte del mundo. ¿Por qué? Cómo decía El Gráfic* en épocas de esplendor, pasen y lean.

Nació el 10 de mayo de 1982. Juega en Wimbledon, hoy en la League Two. Usa la 10 y es delantero. Es negro. Y goleador. Nada raro hasta acá, un jugador como miles. El tema es que es un animal. Literal. Mide 1,80 nada raro. Pero pesa 109 kilos.

Akinfenwa nació en Islington, Londres. De pibe se unió al club lituano FK Atlantas, aconsejado por su representante quien era cuñado de uno del cuerpo técnico. Ya era un gordazo y ahí comió más. Estuvo dos años y se volvió en 2003 para el Reino Unido. Le decían, «dejá gordo» o «gordo por favor», que no insistiera con el fútbol. Pero a él no le importaba. Y le seguía entrando a todo. En ese año de regreso se fue a jugar a la Premier de Gales, estuvo en el Barry Town. Le fue bien ahí pero el club se vino a pique financieramente. Imposible sostener el buffet con Aki (?). El gordo se fue a Boston United pero al mes lo dejaron libre. Estuvo en 5 clubes en un año más o menos, entre otros Doncaster Rovers.

En 2004 fue al Torquay, todos equipos que conocemos gracias al Sensible Soccer (?). Ahí le fue bien pero se fue al descenso. Le ofrecieron renovar pero dijo que no y le cayó una oferata de Swansea que aceptó. Tremendo baldosa, puro gordo amor. También le fue bien, es muy recordado por el público de allí. Lástima que se rompió una gamba y se quedó un buen tiempo sin jugar. Encima rechazó una renovación allí, lo llamaron del Swindon pero no pasó la revisión. Fue a Millwall, estuvo un par de meses, jugó siete partidos y lo fletaron. En 2008, medio a la deriva, muy panzón y medio roto, Akinfenwa encontró en Northampton una última chance.

Y allí empezó a renacer, metió varios goles y todo estaba dado para que siguiera, peeero dijo no, me voy a otro lado: Gillingham. Un añito de contrato y una delantera genial con Cody McDonald, el despegue definitivo de su carrera. Por fin gordo, 400 clubes habían pasado ya. La gente, obviamente lo ama. Porque es un animal del gol, un morocho robusto que juega y pone y contagia, un gordo del ascenso pero de ellos. En 2013 quedó libre de Gillingham y en junio de este año cayó en Wimbledon.

Decimos, es el jugador más fuerte del mundo. Y nos basamos en nada, en el prejuicio nomás (?), en que que es un gordo fortachón. Pero no es un negado, para nada. Ahora le toca su desafío más importante, a los 32 años llega al club más grande de todos los que jugó, descartamos el breve paso por Millwall. Le dicen La Bestia, a partir de su partido reciente con Chelsea saltó a la fama y twitter lo eligió (?). Pero es un tipo que tiene 143 goles en su carrera, ningún gordo de mierda llegó a tanto (?).

Estamos en la cuarta categoría de Inglaterra, tampoco vamos a volvernos locos. Pero lo curioso es que un jugador con estas características la rompa, porque realmente juega bien. Lo pudimos ver ante Chelsea y tuvieron al equipo de Mou en vilo, se pusieron 2-0 arriba incluso. La Bestia, de origen nigeriano, recordemos, estuvo 66 minutos en cancha hasta que se cansó. No la metió pero los volvió locos a los defensores de Chelsea y mostró que calidad le sobra, como si fuera un Gianfelice negro (?).

Bien, hasta acá con The Beast, un negrito simpaticón. Ahora, recordemos gordos memorables en la historia del fútbol mundial que justifiquen el post (?). Arrancamos con Diego claro, fue flaquito hasta 1991 ponele, desde ahí chau. O Gordo, Ronaldo, se puso gordo sobre el final de su carrera, pero qué adorable lechón, no digan que no. El Emperador, Adriano, qué crack cuando estaba en forma, peeero, drogas, alcohol y demás, en un morochón de 1,89 metros, imaginate el transatlántico que quedas hecho. Chila, genial, su regreso a Vélez fue mortal, en los centros hacía cualquiera, salía como una vaca arriada, la cabeza se le iba achicando a medida que aumentaba su cuerpazo. Otro fuera de serie que terminó gordito fue Puskas, tenía tendencia a engordar y en Real Madrid seguía una dieta si no se iba de mambo. Otro gordo divino era el arquero galés Neville Southall. Arquerazo eh, en Everton la rompió toda. Pasó a Bradford y ahí le daban con todo, porque estaba ostensiblemente fuera de peso. En la cancha le cantaban «Who ate all the pies», pobre. Igual se cagaba de risa. Cualquier colombiano de bien tiene que recordar la zapan de Leider Preciado, un papelón. Tipo Iván René Valenciano, pero un cementerio de ravioles en serio. Encima se enojaba si le decían gordo y contestaba que gordo estabas vos. Un mostro. Otro gordo que se enoja es Cavenaghi que tiene una buena base de grasa asentada en el culo, es como un Volskwagen Polo del baúl que tiene. Fabbiani no cuenta como jugador de fútbol, lo pasamos de largo y vamos con algunos desconocidos.

Jeroen Verhoeven, acaso no existirá jeta más redonda, más papada que Aguilar con hipotiroidismo. Arquero holandes, gordísimo de 103 kilos, le dicen Bola de carne o Mr. Pizza. Fue tercer arquero de Ajax pero dicen que un día se comió hasta a Finidi George (?), ataja en Volendam y dice que no come ninguna porquería y sigue una dieta estricta. Miren este videíto, que es muy divertido. Otro gordo conocido es Aílton, brasileño sí bastante conocido, que destacó en Werder Bremen. Se fue poniendo gordo, cada vez más, cada vez más y un día explotó (?). Sumamos también a Sandro, el jugador de Real Madrid que se retiró en Málaga con una buzarda descomunal. Del arquero inglés William Foulke hemos hablado en más de una oportunidad, mito del fútbol inglés, medía 2 metros y pesaba 150 kilos, un Bonadeo pre by pass. Cerramos con Emilio «El Ancho» Ibarra, espectacular delantero paraguayo, 1.75 y 100 kilos de puro talento, un crack, un mostro, la rompió en una Sudamericana jugando para Tacuary.

Hasta acá con los panzers. Quedaron muchos en el camino, Gascoigne, Brolin o el Pipita Higuaín (?) por nombrar a tres jugadores muy destacados. Pero, a partir de The Beast, no queremos dejar de homenajear a estos monstruos del fútbol que a pesar de dejarse libremente al exceso han entregado alegría y felicidad en las canchas donde les ha tocado estar. Cuando un tipo fuera de estado está en el fútbol de elite es porque es bueno en serio y su talento excede la condición física. Salud entonces para Adebayo y su presente lleno de kilos y goles y buen apetito.