Talleres y Unión Aconquija se recuperaron del duro golpe sufrido en los desempates de hace una semana y empezaron su camino en el reducido del Federal A con valiosos triunfos en condición de visitante. También festejaron fuera de casa la C.A.I de Comodoro y San Lorenzo (Alem), mientras que Atlético Paraná goleó a Libertad de Sunchales.

Arrancó el Reducido, Repechaje, Doble Octogonal o como se lo quiera llamar (?) del Federal A. Ya sin margen de error posible, 16 equipos se medirán en sucesivas series eliminatorias de ida y vuelta hasta que queden los últimos dos ascendidos que se sumaran a los ya victoriosos Juventud Unida (Gualeguaychú), Estudiantes (San Luis), Guillermo Brown (Puerto Madryn), Central Córdoba (Santiago del Estero) y Unión (Mar del Plata).

Una gran incógnita aparecía en la previa de esta nueva instancia: más allá de los elementos que pudieran brindar los desempeños en la serie regular, que de hecho se utilizaron para determinar los emparejamientos, su relevancia es relativa. Los equipos jugaron cada uno dentro de su región, sin que puede establecerse una comparación entre los niveles relativos de cada zona sin apelar a la mera especulación; además, la llegada a esta instancia fue vivida por los participantes de manera muy diversa: para algunos fue un castigo porque se apuntaba al ascenso directo; para otros era una realidad ya consumada hace varias semanas para la que venían preparándose; y por último estaban los que llegaron de manera agónica a esta chance, metiéndose a último momento por un gol salvador o -mucho más a menudo- por el pecheo inesperado de un rival directo al que venían persiguiendo.

Acaso los dos equipos que podían presumirse más golpeados a pesar de su destacada performance en la primera fase y su consiguiente buena preclasificación, eran los que habían perdido la chance del ascenso directo en un cotejo desempate tras igualar en la cosecha de puntos con los eventuales ascendidos. Al hecho de por sí doloroso de perder una chance directa de ascender, se sumaba el escaso tiempo de descanso (cuatro días después del partido decisivo) tanto para recuperarse físicamente como para realizar el duelo deportivo correspondiente y reconducir las fuerzas anímicas hacia el nuevo objetivo. Pero encima tanto Talleres como Unión Aconquija padecían de circunstancias agravantes que volvían aún más dañosa las caídas recientes: los cordobeses por la obligación imperiosa que marca su grandeza histórica, que hace que cada chance de ascenso desperdiciada se viva puertas adentros casi con el tenor catastrófico de un nuevo descenso; para los más humildes catamarqueños por la enorme diferencia de puntos dilapidada en la recta final del campeonato, a lo que debía añadirse la ventaja de la que dispusieron en dos ocasiones durante el transcurso del desempate ante el Ferro santiagueño.

Sin embargo, contra todas estas prevenciones, ninguno de los dos acuso recibo del traspié deportivo de mediados de la semana pasada. Muy por el contrario, ambos debutaron con sendas victorias en condición de visitante que los dejan en situación envidiable para abrochar el pasaje a las semifinales el próximo sábado. Talleres, más allá del golpe severo que representó la caída ante Unión de Mar del Plata en Junín, contaba con el envión institucional que supuso la primera celebración de elecciones en mucho tiempo, tras años de quiebras, gerenciamientos y fideicomisos, más allá de algunos aspectos medio turbios de los que nos ocuparemos más abajo. En cuanto a lo deportivo, las peculiaridades del azar y el modo de disputa hicieron que la T debiera arrancar su recorrido en este reducido contra un rival de su misma zona en la primera fase, Tiro Federal (Rosario). Los del Barrio Ludueña se habían metido casi de casualidad en esta etapa, con un gol postrero ante Defensores de Villa Ramallo, rival al que desplazaron recién aplicando el sexto criterio de desempate (estaban igualados en puntos totales, puntos en enfrentamiento directo, diferencia de goles en enfrentamiento directo, goles de visitante en enfrentamiento directo y diferencia de goles en total; recién por cantidad total de goles a favor prevalecieron los rosarinos). Pero también es cierto que los tallarines no los habían podido superar en ninguno de los partidos de la primera ronda, aunque tampoco habían perdido. Fueron dos empates, un 0-0 ya lejano en el tiempo en el arranque de la temporada, donde los más emocionante fue la interrupción del juego por parte de barra bravas de Talleres encapuchados que se colgaron del alambrado; y un agitado 2-2 en el Kempes en el que los locales debieron sobreponerse a dos desventajas sucesivas. Estos antecedentes, sumados al lapso breve transcurrido desde el traspié en Junín, podrían haber hecho presumir una tarde complicada para los cordobeses. Sin embargo, los de Hoyos fueron superiores desde el inicio ante un rival inexpresivo. En la primera parte, a la T le faltó puntería para plasmar ese predominio en el marcador, pero ni siquiera eso los desanimó. A contramano de las urgencias que les plantea su necesidad de abandonar esta divisional, la visita supo buscar pacientemente su oportunidad para quebrar a Tiro Federal. Y promediando el complemento, esa intensa presión dio sus frutos por partida doble. Godoy, de cabeza, rompió el cero tras una buena jugada preparada. Talleres siguió en pos del segundo sin levantar el pie del acelerador, hasta que el propio Godoy, con una sutil definición, concretó su doppietta y estiró la ventaja.

Talleres ya quedaba con la serie prácticamente definida, sin embargo, flaqueando como lamentablemente les sucede a tantos en este juego, creyó que la manera de garantizar su éxito era replegándose en lugar de buscar una tercera conquista que parecía al caer. Así, los locales se hicieron fuertes por primera vez en el cotejo, y comenzaron a generar situaciones de gol en cantidad. El travesaño ahogó un posible descuento de los Tigres, el tiempo pasaba y parecía que la T se salía con la suya, pero justo en la última jugada del partido, en el quinto minuto de adición, Javier Fernández clavó un tiro libre que abre cierta incógnita para el desquite. Si bien Talleres sigue siendo un amplio favorito y su éxito fuera de casa no deja de ser un gran resultado, el 2-1 no alcanza a garantizarle tranquilidad absoluta, máxime cuando -recordemos- no corre el criterio de ventaja deportiva ni gol de visitante. Si los rosarinos ganan por la mínima, habrá penales.

Tampoco los augurios eran los mejores para Unión Aconquija. Su desbarranque en la segunda rueda, en la que dilapidó una ventaja de ocho puntos (y de seis en las últimas tres fechas) para luego caer en el desempate ante Central Córdoba, podían hacer pensar que los momentos dulces para el humilde conjunto de Las Estancias ya habían pasado, que las oportunidades desperdiciadas no volverían a presentarse, que no había ocasión de revancha. Uno de los escasos asideros a favor de los dirigidos por Salvador Mónaco es que su buena cosecha de puntos en la fase regular les permitirá definir todas las series en su provincia, en la que ganaron todos sus partidos, aún en plena mala racha. Claro que para eso deberán traerse resultados potables de sus excursiones, razón por la cual su viaje a Resistencia para enfrentar a Chaco For Ever se presentaba como un desafío complicado. Union Aconquija había perdido sus últimos cuatro partidos de visitante y los últimos cinco fuera de casa, sumando el desempate en terreno neutral ante Central Córdoba.

Sin embargo, en suelo chaqueño el conjunto Estanciero recuperó chispazos de sus mejores actuaciones. En el primer tiempo, la visita maniató por completo a Chaco For Ever con una presión muy solidaria. Además controló la posesión del balón y el ritmo del juego. Recién hacia el final de la etapa, los catamarqueños comenzaron a acusar recibo del trajín físico y emocional de la seguidilla de cotejos decisivos. Sin embargo, en esa circunstancia supieron hacer gala de un prolijo orden táctico para que For Ever, que ahora tenía más la pelota, prácticamente no pudiera generarles peligro. En la segunda mitad, los locales intentaron crecer desde ese predominio leve del final de la primera parte, pero casi enseguida se encontraron en desventaja. Tras un desborde, Raúl Zelaya buscó el gol desde una posición casi imposible, pero le alcanzó para obligar a Ledesma a ceder un rebote que fue capitalizado con oportunismo por Nicolás Dul. Unión Aconquija renacía de sus cenizas y pasaba al frente.

El técnico de los chaqueños, Osvaldo Gómez, llenó la cancha de delanteros en busca de la igualdad, pero su mensaje ofensivo fue interpretado toscamente por sus futbolistas, que se limitaron a revolear pelotazos que complicaron bien poco a Cabral. Por su parte, el Estanciero volvió a demostrar su aceitado andamiaje defensivo, aunque le faltó profundidad para aprovechar la desesperación de su rival y aumentar en alguna réplica. Mientras tanto, un actor externo se comenzaba a hacer sentir en el Juan Alberto García. Los minutos pasaban y el público local se impacientaba por esta caída que los dejaba al borde de la eliminación y fuera de toda posibilidad para consumar el ansiado regreso a la B Nacional. Faltando unos dos minutos, que probablemente serían siete con el tiempo agregado, este malestar se desencadenó de manera violenta. Miembros de la barra de Chaco For Ever invadieron el campo de juego, mientras otros lanzaban bombas de estruendo sobre el mismo. Mientras la policía intentaba lidiar con la situación y efectuaba algunas detenciones, desde la tribuna voló un pedazo de hielo (!) que impactó en la cara de Cristian Tabaqui, jugador de los locales. No sabemos si había una intención editorial (?) escondida en el elemento que se eligió para la agresión, o si se trataba de un homenaje a Titanes en el Ring, el Hombre barra de hielo (?), lo concreto es que el referí suspendió el juego por falta de garantías y Unión Aconquija se llevó una victoria que lo deja muy bien parado el desquite, habida cuenta de su performance inexpugnable cuando juegan en Andalgalá.

Otro de los equipos de buen andar en la fase inicial que revalidó sus credenciales de candidato a los ascensos restantes fue la Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia). Sin la cercanía de los sinsabores como Aconquija o Talleres (si bien mantuvo alguna esperanza hasta el final, dependía de un tropezón de Brown ante los pibes de Deportivo Roca), los chubutenses hace casi una quincena que están concientizados para afrontar esta nueva oportunidad. En este caso, las dudas podían venir por la jerarquía del rival. A pesar de ser el 16° preclasificado entre igual cantidad de participantes, Juventud Unida (San Luis) es un equipo con aspiraciones, ahora urgido por emular a sus cotérraneos de Estudiantes, que los amuraron en la carrera por estrenar al fútbol puntano en la B Nacional. En la primera etapa, Juventud Unida demostró estas cualidades y acorraló a los patagónicos. Sin embargo, no consiguió plasmar ese dominio en el marcador. Lo terminaría padeciendo.

Es que en la segunda etapa, emergió la enorme figura del “Pelado” José Loncón, crédito comodorense de singular jerarquía. En cinco minutos, el talentoso volante inclinó la serie en favor del Azzurro. A los ocho, el “Pelado” adivinó adelantado a Aguiar y lo sorprendió con un remate apenas pasando mitad de cancha que fue a parar al fondo de la red. Y a los trece, antes de que el local pudiera acomodarse, Loncón se limpió a un jugador de encima y volvió a someter a Aguiar con una definición exquisita, picándola. El 2-0 le daba una diferencia casi definitoria a la C.A.I para el retorno a Comodoro Rivadavia. Pero en ese momento, la normalidad del cotejo se vio sacudida por una incidencia ya clásica de estas instancias definitorias en el ascenso del interior. La hinchada de Juventud comenzó a manifestar su descontento con la probable eliminación y la policía puntana decidió contribuir al desmadre compartiendo con los concurrentes lo mejor que tenían consigo (?): balas de gomas y gases lacrimógenos. Estos últimos llegaron a afectar a los futbolistas y por un momento se especuló con la suspensión del cotejo. Sin embargo, acalladas las aguas, el referí optó por reanudar las acciones y los locales, animados por las amenazas de su público (?), se encontraron con un descuento que los mantiene con un hilo de vida para la revancha. Muy difícil igual. El árbitro mendocino tenía una cena (?) y terminó el partido sin recuperar ni a ganchos el tiempo perdido durante los incidentes. La C.A.I celebró moderadamente: más allá del descuento postrero sigue teniendo todos los boletos para pasar a semifinales.

Un sólo equipo consiguió sacar una ventaja de más de un gol en estos juegos de ida. Hablamos de Atlético Paraná, que goleó por 3-0 a un Libertad de Sunchales al que nunca señalamos como candidato en estas líneas (?). Con un gran marco de público y en un clima húmedo y abrasador, el Decano apabulló a un conjunto de Pancaldo que lució totalmente fuera de forma. Paraná prevaleció desde el mero arranque del partido, si bien le costó casi un tiempo ponerse en ventaja. Curiosamente tras dilapidar varias situaciones durante esa primera etapa, los entrerrianos consiguieron convertir en el mejor momento de Libertad. Fue Alzugaray el que comenzó a resolver la cuestión con un ajuste económico (?) tras coronar una buena acción ofensiva de todo su equipo.

Para el complemento, el conjunto santafesino no supo reaccionar. Es cierto que cualquier plan trazado en el entretiempo se vio trastocado por la temprana diana de Chitero, que de palomita puso el 2-0 a los dos minutos. Con esa ventaja en su favor y un calor que no menguaba, los locales trataron de frenar el ritmo del partido, sin que los Tigres de Sunchales encontraran inventiva para intentar una remontada. Muy por el contrario, Paraná comenzaría a liquidar la serie promediando esa segunda mitad, tras una exquisita apilada de Alzugaray, que habilitó a Chitero, quien volvió a someter a Sand, esta vez con un derechazo bien colocado. 3-0 lapidario. En los instantes finales, Libertad buscó con mayor empeño el gol que mejorara su perspectiva para el desquite en suelo propio pero no hubo casa. Atlético Paraná tiene un pie y medio en las semifinales.

El único otro equipo que pudo ganar en condición de local fue Gimnasia (Mendoza), en el duelo cuyano ante Unión (Villa Krause). Estos conjuntos no sólo venían de la misma zona, sino que se habían enfrentado apenas seis días antes por la última fecha de la primera fase. Allí, el Lobo había conseguido en terreno sanjuanino la victoria que los metió en esta serie de play-offs. Pero muy distinta se preveía este enfrentamiento, habida cuenta de que Unión había disputado aquel cotejo ya clasificado. Sin embargo, Gimnasia volvió a prevalecer en el duelo directo, aunque le quedó un sabor amargo por un descuento tardío de los de Villa Krause.

Los mendocinos empezaron pisando fuerte desde el arranque, ya que a los once minutos, Taborda puso la primera ventaja al encontrar algo de claridad en el medio de una enmarañada serie de rebotes y mandarla de cabeza al fondo de las mallas. El Azul de Villa Krause intentó emparejar las acciones de inmediato, pero sus propias limitaciones lo fueron desgastando. Más allá de su considerable intensidad, el partido se volvió cada vez más trabado, situación que favorecía al conjunto que iba ganancioso. Más aún, cuando apenas iniciado el complemento, Albornoz, otra vez de cabeza, convirtió el segundo gol de Gimnasia. En las instantes subsiguiente sobrevino el desconcierto para los sanjuaninos, que parecían al borde de la goleada. Sin embargo, entre las sorpresar que alberga el fútbol, está la del tanto que aparece contra todo el sentido del partido: así, Lisandro Sacripanti consiguió el descuento en el peor momento de Unión. En los veinte minutos finales, se vio lo mejor del Azul que rondó el empate en varias ocasiones, pero le faltó serenidad para concretar las chances. El 2-1 favorable a Gimnasia deja la serie considerablemente abierta pensando en el desquite en San Juan.

Al no tener representativo alguno en las primera tres categorías nacionales, Catamarca recibió dos invitaciones para esta edición de transición del Torneo Federal A. Si bien la mayor parte de la atención se la llevó con toda lógica la gran campaña de Unión Aconquija, San Lorenzo (Alem), el otro agasajado de esa provincia, viene hilvanando silenciosamente una campaña destacable. Por empezar, con un par de victorias postreras pasó de una posición expectante a un interesante segundo lugar en la pareja región cuyana, quedando por encima de clubes de mayor envergadura como Unión (Villa Krause), Gimnasia (Mendoza), Juventud Unida (San Luis) o Deportivo Maipú. Y ahora arrancó esta fase de play-offs con el pie derecho, al sumar de a tres en su excursión a tierras rionegrinas. Es cierto que su rival fue un Deportivo Roca que nunca fue el mismo luego de la escandalosa batahola campal en el clásico contra Cipolletti. Las suspensiones ejemplares que impuso el Consejo Federal diezmaron a un plantel que ya era muy corto y que para colmo sufrió varias lesiones que obligaron a recurrir a juveniles inexperientes en las etapas decisivas. A pesar de estos contratiempos, el Naranja, posiblemente obligado por la localía, corrió con el peso del partido pero casi nunca consiguió generar peligro. Por el contrario, San Lorenzo que tiene en “Ocotero” acaso el mejor apodo de todo el Federal A, se sostuvo defensivamente sin sobresaltos y supo dar el golpe en el momento preciso. Esto fue así apenas iniciado el complemento, en una contra que desnudó el deficiente retroceso de los locales, y culminó con la conversión de Pajón tras una buena asistencia de Romero. El resto de la segunda parte fue muy entretenido, a pesar de que no hubo más goles. Deportivo Roca empujó a pura vergüenza y le rondó al empate en varias ocasiones, mientras que San Lorenzo desperdició varias chances para liquidar la serie. Ya cerca del final, ingresó en el “Ocotero” el inoxidable Leandro Lázzaro (¡40 años!), que en menos de diez minutos en cancha tuvo tiempo para generarse (y perderse) dos posibilidades claras. De todos modos, San Lorenzo vuelve como pleno favorito para la revancha.

Una gran incógnita planteaba (y sigue planteando) la serie entre un equipo con gran historia y obligaciones como Juventud Antoniana (Salta) y otro de menor prosapia pero presente pujante como Sportivo Patria (Formosa). En el primer chico los formoseños se llevaron un punto valioso de suelo salteño, aunque sin ninguna duda la cosa sigue abierta. Los dos tuvieron razones para celebrar y para lamentarse: Antoniana porque fue ampliamente superior, Patria porque supo ir en ventaja. Hugo Troche, encendidísima figura de la visita, había abierto el marcador con una definición exquisita de emboquillada cuando era apurado por varios defensores rivales. De allí en adelante, fue casi un monólogo de los de Pascutti, que sólo por milagro no consiguieron igualar en esa primera mitad. Recién en el complemento, Marcos Litre alcanzó el empate tras pase ajustado de Ceballos. Cuando un equipo alcanza a emparejar el marcador luego de tener sobrados merecimientos durante tan largo trecho, puede pasar que aproveche el envión, pero también puede suceder que el esfuerzo realizado pase factura. Al “Santo” salteño le pasó lo segundo, luego de establecer el 1-1 con lo cual el cotejo entró en una meseta; los formoseños no reaccionaron tampoco, parecían seguir contentos con el resultado. Recién en el cuarto de hora final Antoniana recuperó sus bríos y coqueteó con una victoria que hubiera sido merecida. Un tiro en el travesaño de Ibañez fue la más clara, pero no la única de los locales, que sin embargo no pudieron desnivelar y ahora deberán jugársela en Formosa.

En el cruce que enfrentó a los dos equipos más alejados geográficamente, pero unidos por los colores aurinegros, Deportivo Madryn no pudo prevalecer en su casa ante Mitre (Santiago del Estero). Los chubutenses hicieron valer su localía desde el inicio, pero se encontraron con un arquero rival muy inspirado, el uruguayo Martín Góngora. Durante todo el primer tiempo, los de Madryn se cansaron de generar peligro sin poder concretar, hasta que en la última jugada de la etapa, curiosamente el resultado en blanco se rompió con un cabezazo de Mauricio Del Cero (?). El segundo tiempo fue completamente diferente, con Mitre yendo con todo a buscar la igualdad. Sin embargo, los minutos pasaban y los locales sostenían su ventaja. Peor aún, para los santiagueños, sobre la media hora del complemento se quedaron con uno menos por expulsión de Sánchez. Diez contra once, hasta el 0-1 no parecía tan mal plan para llevarse de regreso al NOA. Sin embargo, un error de los locales les salvaría la tarde. Leandro García rechazó chapuceramente y se la cedió a un jugador rival, el ingresado Juan Pereyra. Este asistió con celeridad a otro que venía desde el banco, Adrián Toloza, que convirtió con precisión y alcanzó un empate que ya parecía alejarse, cuando quedaban apenas cinco minutos. Obligados por la localía y el hombre de más, los patagónicos, intentaron retomar su tesitura ofensiva en los momentos finales, pero se encontraron una vez más con la figura titánica de Góngora, que ahogó varias de estas ocasiones agónicas y aseguró la valiosa igualdad para los suyos.

De aquí en adelante los playoffs tendrán un ritmo agobiante, con dos encuentros por semana, con lo cual todos los cotejos de vuelta se disputarán el día sábado, para que haya un tiempo de recuperación prudencial antes del próximo miércoles, día en el que arrancarán las semifinales. Recordemos, por si alguno no estaba atento (?), que de quedar igualadas las series una vez completados los 180 minutos, habrá directamente penales, sin ventaja deportiva, gol de visitante ni tampoco alargue.

Carlos Slim en el medio, y a su izquierda Andrés Fassi, flamante presidente de Talleres. Ambos son testaferros del niño Tuzo (?)

Fuera del verde césped también acontecen hechos dignos de nota. Como anunciáramos más arriba, los socios de Talleres (Córdoba) pudieron elegir por primera vez en casi dos décadas (las últimas habían sido en 1995) las autoridades que conducirán los destinos de la institución, tras años que no sólo fueron dolorosos en lo deportivo, sino también (y especialmente) en lo económico y lo institucional. La victoria abrumadora de Andrés Fassi con el 78% de los votos, no deja demasiadas dudas respecto de la voluntad de los sufragantes, como así tampoco puede minimizarse la importancia de que un club de la magnitud de Talleres pueda normalizar su funcionamiento interno de acuerdo a la decisión de sus socios. Pero se da la paradoja de que la nueva conducción del club podría traer aparejado una especie de gerenciamiento encubierto: es que el tal Fassi parece ser casi una copia del polémico Carlos Ahumada: es un empresario cordobés radicado en México, con el antecedente de haber gerenciado en aquel país a conjuntos como el Pachuca, el León y el Mineros de Zacatecas. Hasta tiene un segundo apellido germano; mientras que «el señor de las valijas» se llama Carlos Ahumada Kurtz, el nombre completo del nuevo mandamás de Talleres es Andres Fassi Jürgens. Muy raro todo (?).

A favor de Fassi hay que decir que nunca tuvo pedido de captura internacional por sobornar a políticos y registrarlo con una cámara oculta (?). Pero lo cierto es que la promesa de atraer capitales de tierras mexicanas parece haber seducido al votante tallarín, que en todo caso parece haber cambiado el modelo de negocios de Rick Mandino por el de Arthur Fortune (?). El flujo de dinero deja de lado no sólo las consideraciones morales sino el instinto de autopreservación: si alguien tiene tanto dinero, seguro que no va a venir a robar a Talleres (?).

Fassi hizo un discurso de asunción en el que prometió la construcción de un predio que sería la envidia de River y Boca, y estiró el paralelismo hasta prometer un regreso de la T a los primeros planos. Detrás de estas promesas, se esconde una alianza espuria con el grupo Pachuca, que en su tierra tiene ligazón societaria nada menos que con el mayor magnate del universo capitalista, el esbelto (?) Carlos Slim. Mientras que en sus declaraciones a los medios cordobeses, Fassi habla simplemente del conocimiento en la materia que le aporta su experiencia previa y de los capitales que pueden llegar, cuando uno revisa la prensa mexicana, encuentra que se habla sin demasiados reparos de una nueva filial del grupo Pachuca en suelo argentino. De hecho, en artículos previos a las elecciones, los diarios de aquel país se referían al comicio como una especie de trámite administrativo para oficializar el desembarco de la empresa y no como un acto soberano. Más allá de que esas expresiones evidenciaban las diferencias culturales con un mundillo futbolero al que le resulta incomprensible el concepto de asociación civil con fines de lucro, no dejan de resultar inquietantes esos textos. Porque el modelo que desembarca en Talleres es el mexicano: aunque Fassi intente negarlo, sus declaraciones fuera de Córdoba confirman las peores sospechas; y hasta pisó el palito aludiendo en pleno festejo a su proyecto de desarrollar “las fuerzas básicas”, un término claramente importado del balompié azteca. Quizás la denuncia de la barrabrava, ataviada hace un par de fechas en plena tribuna como los personajes del Chavo del Ocho, no tuvo el eco necesario al ser protagonizada por exponentes poco confiables en términos morales; sin embargo, el desembarco del Grupo Pachuca, aún mediado por una decisión indiscutiblemente democrática, alberga demasiadas aristas oscuras. La esperanza de Talleres es que estos inversores no quieran llevarse guita sino simplemente lavarla (?) y que puedan aportar los conocimientos del fútbol de su país para que la T se independice y llegue a octavos de final en Rusia 2018 (?).

Los jugadores de Mandiyú, con sus valijas en plena calle, sin (?)

Lo que podemos estar seguros es que en un club gerenciado abiertamente o de manera velada detrás de una apariencia democrática, difícilmente pueda darse el episodio de barrileterismo y violencia que tuvo que padecer hace una semana el plantel y el cuerpo técnico de Textil Mandiyú (Corrientes). Recordemos que el Algodonero había dilapidado una chance inmejorable de clasificación al perder por goleada en su último partido contra Sarmiento (Resistencia) y que su parcialidad había interrumpido el juego para hacer sentir su descontento. Sin embargo, eso sería un mero preludio de lo que sucedería al día siguiente. En horas de la madrugada, el presidente del club, Jorge Abib, cayó al conjunto de departamentos en el que estaba alojado el plantel, acompañado por cerca de cuarenta barrabravas (!). Como el mismo mandamás tenía alquilados las viviendas a su nombre, tenía la llave así que se mandó derecho viejo con su guardia pretoriana adentro de las distintas unidades. Su objetivo: recuperar los pagarés con los sueldos de noviembre (!). Pero ya que estaban, los muchachos de Abib fajaron a los jugadores, rompieron objetos domésticos, y hasta les robaron la billetera a un par (!), además de retenerles el DNI a varios jugadores. Rodrigo Mannara, uno de los futbolistas con mayor experiencia del plantel, contó que unos de sus compañeros, que pidió resguardo de su nombre, se tiró por el balcón por temor a ser agredido. Por su parte, el desencajado Abib, intentó una desmentida de su accionar que no hizo sino confirmar las peores sospechas:

“Si alguien está golpeado que me avise. Es todo una mentira, es una banda de delincuentes y ya lo demostraron en la cancha, viven vagando. Yo ingresé en mis departamentos, que yo tengo alquilados, a buscar los pagarés que no devolvieron. Estos señores tenían que devolver los pagarés. Apostamos todas las fichas para ascender y con el supuestamente mejor técnico del ascenso, para que los jugadores vengan acá y anden todos los días borrachos en todos los boliches”

Dicen que nadie esta obligado a declarar en su contra, sería bueno que alguien se lo hubiera contado a Abib. Por lo pronto, la barrabrava intentó desligarse del hecho aseverando que no tienen vínculo alguno con ese energúmeno del presidente, y que “no les consta” que Textil Mandiyú tenga dirigencia, que ese problema lo tienen otros clubes (?). De más esta decir que el supuesto “mejor técnico del ascenso”, Oscar “Cachín” Blanco, renunció de inmediato. Pero no a desesperar por el futuro económico de “Cachín”: ya tiene casi todo cocinado para desembarcar como entrenador en Alvarado (Mar del Plata) en el marco de otro gerenciamiento que promete brindarnos jugosas anécdotas para futuras columnas.