Casi todo el mundillo futbolero sabe acerca del famoso gol de Aldo Pedro Poy, ese que decidió nada menos que la semifinal del Nacional 1971 entre Rosario Central y Newell´s en el “Monumental”. Pero Carlos Alberto Fenoy -el arquero que la tuvo que ir a buscar adentro- también tiene una historia digna de ser contada.

Surgido de Argentino (Rosario) cuando en la década del ´60 el “Salaíto” sólo participaba de la liga rosarina tras haberse desafiliado de la AFA a comienzos de la misma, Fenoy pasó en 1968 a Newell´s Old Boys, club en cuya primera división debutó en 1970 con apenas 21 años de edad (nació el 15 de octubre del ´48), el 29 de marzo de aquel año en un 3 a 1 ante GELP. Y fue muy pronto que el destino lo puso de cara a una oportunidad única, ya que fue el encargado de atajar en el recordado partido ante el eterno rival, en match único que daba al ganador la posibilidad de jugar nada menos que la primera final de su historia en el profesionalismo. Pero evidentemente ese no era su tiempo, el “Canalla” se impuso 1-0 y encima a los pocos días se coronó campeón, llenándose así de tristeza el frío corazón de los hinchas de la “Lepra”. Para colmo, quedó inmortalizado en una de las más famosas fotos de la historia del fútbol argentino, pero con el rol que nadie hubiese querido ocupar jamás.

Fenoy saliendo en la foto… de una manera muy poco feliz, por cierto

Al poco tiempo, y luego de 148 partidos disputados para NOB en los que mostró personalidad desde el vamos (por ejemplo, para delirar al “Chango” Gramajo en uno de los tantos clásicos rosarinos que jugó), se fue a Velez Sarsfield club que vivía una etapa de transición post-título del Nacional ´68 y que le duraría unos 25 años más o menos (?). El “Fortín” en esa época no peleaba habitualmente arriba aunque tampoco tenía drama alguno con la permanencia. De su estancia en Liniers (la cual duró entre 1973 y mediados de 1976) la campaña más meritoria fue la del Nacional ´74: allí, el equipo quedó entre los dos mejores de una de las cuatro zonas -cada una era integrada por nueve clubes- y disputó el octogonal final por la corona de campeón, quedando tercero a tres puntos de un CASLA que ganaba allí un título que no repetiría en los siguientes veinte años.

Al cabo de 116 cotejos jugando para el club que hiciera grande José Amalfitani, Fenoy hizo las valijas y se fue en el invieno del ´76 tras la oferta del Celta español, equipo que acababa de lograr el ascenso a primera división.

Caso inusual para su tiempo, este arquero es recordado en España entre otras cosas, por ser uno de los primeros en la historia en ejecutar penales, cosa que hace más de tres décadas era poco menos que impensada para alguien que se dedicaba a cuidar los tres palos. Pero lo que pocos saben es que ya en Argentina había pateado alguna vez… aunque sin suerte: en un rarísimo partido del año 1972, Vélez le ganó por el Metropolitano 2-0 a Newell´s en Liniers, tarde en que se erraron tres penales. Además del que el arquero local Caballero le atajó a Ángel Silva y del que un tal Carlos Bianchi pateó desviado para el “Fortín”, el arquero “Leproso” también dispuso de una chance inmejorable desde los doce pasos, pero su remate se estrelló en el travesaño.

Imagen del “Loco” cuando todavía jugaba en nuestro país

La primera vez que el “Loco” probó en su nuevo medio fue en la tercera fecha de la liga 1976/77 (en la que se hizo dueño del arco y disputó 32 encuentros), el 19 de septiembre del ´76. El Celta recibía en Balaídos a la Real Sociedad, y el arco de los vascos lo ocupaba nada menos que Gonzalo Arconada, uno de los mejores goleros en la historia ibérica. En el minuto 57 el juez Acebal Pezón le dio un penal a los gallegos, del cual se hizo cargo con eficacia el argentino. Ese tanto se transformó en el 1 a 0 final, que le permitía al conjunto de camiseta celeste sumar un nuevo éxito, luego del obtenido ante el futuro campeón Atlético de Madrid en la jornada anterior.

Pero no quedó en un hecho aislado esa ejecución. En el mismo torneo batió a Esteban (del Elche), a su compatriota Daniel Carnevali (de Las Palmas), a Miguel Ángel (del Real Madrid) y nuevamente al mundialista argentino en el cotejo de la segunda rueda jugado en las Canarias. Cabe destacar que a excepción de esa última vez, sus goles siempre sirvieron para que el club de Vigo se quedara con los dos puntos en juego.

Fenoy con ropa del Celta, club para el que pateó varios penales… casi la misma cantidad de descensos que le tocó sufrir en el equipo de Vigo (?)

Aunque lamentablemente para él, sus tantos no alcanzaron para que el Celta evitara el pronto retorno a segunda división. Se quedó a jugar la 1977/78 en el ascenso y mal no le fue, ya que el cuadro gallego obtuvo rápido pasaje a la elite del fútbol español. Pero otra vez el equipo no pudo hacer pie entre los mejores -a diferencia de la anterior experiencia en primera, en esta ocasión le costó ser titular y jugó 16 veces- y para la 1979/80 quedó condenado a volver a la máxima categoría de ascenso. Lo que nadie imaginaba en ese momento (mediados del ´79) era que un año más tarde el club no sólo no iba a estar peleando por una nueva vuelta al más alto nivel de la península, sino que en la jornada final iba a quedar decretado el ignominioso (?) descenso a la tercera división; cabe resaltar que el santafesino casi no fue parte de la campaña, habida cuenta de las magras 6 presencias que registró en la temporada.

A mediados de 1980, y a pesar de la horrible campaña previa con su viejo equipo, Fenoy recaló como una de las grandes incorporaciones del Valladolid, otro club de modestas aspiraciones. De hecho, los de casaca blanca y violeta habían pasado los últimos 16 años en el ascenso (con paso por Segunda B incluido) y creían en las condicion
es del argentino para la nueva experiencia en primera. Lejos estaba de imaginar cuando firmó su contrato con los vallisoletanos, que pasaría casi una década custodiando su arco y que al momento de irse dejaría un magnífico recuerdo entre los hinchas.

La primera temporada era la prueba de fuego para ver si los pucelanos se la bancaban con los mejores y el 12º puesto entre 18 competidores -con un Fenoy que a partir de la segunda fecha desbancó de la titularidad al histórico Manolo Llacer en el 0 a 0 ante Almeria– les permitió una salvación relativamente cómoda. Fue bastante meritorio el 9º lugar de la 1981/82 y a partir de allí el Valladolid merodeó la segunda mitad de la tabla aunque siempre asegurando la permanencia varias fechas antes del final: 12º en la 1982/83, 14º en la siguiente, 13º en la 1984/85, luego un 10º puesto, 13º en la 1986/87 y un muy buen 8º lugar en la 1987/88, la que fue la última campaña del argentino allí.

Vivió cosas importantes en la historia del club Fenoy, no hay duda de ello habiendo jugado tanto tiempo. Pero más allá de haber sido parte en la inauguración del “Nuevo José Zorrilla” -estadio construido para el mundial- el 20 de febrero del ´82 con triunfo ante el Athletic (uno de los más poderosos por entonces), el momento más grato para él seguramente fue la obtención de la copa de la liga, paradójicamente -bah, no tanto- en la peor de las temporadas a nivel torneo local.

Alineación del conjunto que le dio al Valladolid el único título de su historia a nivel de primera división, en la que también aparecen el chileno “Pato” Yañez y el uruguayo Jorge Da Silva

En esa 1983/84 el Valladolid se fue cargando a equipos que en teoría eran superiores, y luego de despachar a Zaragoza, Sevilla y Betis, se encontró en la final con el Atlético de Madrid. Tras empatar 0 a 0 en el “Vicente Calderón”, jugando en su casa los pucelanos barrieron 3-0 a los de la capital y consiguieron el que hasta ahora es su único trofeo a nivel nacional. Este logro le permitió jugar la Copa UEFA por primera vez en su historia durante la siguiente temporada, aunque la experiencia resultó bien breve por culpa de los yugoslavos del NH Rijeka que ganaron 4-2 en el global de los treintaydosavos de final y terminaron con la ilusión europea.

Su trayectoria en el equipo blanquivioleta fue muy destacada, siendo titular indiscutible durante las ocho temporadas en que estuvo vinculado al club; es indudable que su aporte ayudó al Valladolid a consolidarse en la elite, haciendo del mismo un equipo respetado en su estadio y también fuera de él. Tal vez, uno de sus mejores recuerdos sea del 4-2 ante el Barcelona en el Camp Nou, una exhibición en su última temporada frente a tipos de la talla de Andoni Zubizarreta, Bernd Schuster o Gary Lineker.

Grossez pre-metrosexual (?)

La función final en el arco vallisoletano fue la del 1º de mayo del ´88, jugando lejos de casa: empate 1 a 1 ante el Murcia en “La Condomina”, dejando atrás 252 partidos con el club que le dio un nombre en tierra lejana. Luego de ese partido la dirigencia no decidió renovarle el contrato (tenía 39 años) y el “Loco” decidió poner punto final a su carrera.

Tipo de buenas condiciones naturales para el puesto, Fenoy era capaz de voladas espectaculares -tenía reflejos de excepción-, como así también de alguna que otra cagada terremotística (?) “cantada”. Pero más allá de lo inherente a sus buenas tareas como guardameta, el santafesino se hizo famoso por un montón de anécdotas vividas a lo largo de una extensa carrera.

Una de las más recordadas pertenece a su tiempo en la “Lepra”, y es esa que cuenta que había días en que estaba desganado y a la hora de entrenar no se arrojaba a buscar las pelotas que pateaban sus compañeros. Simplemente se limitaba a clasificar a los remates en “parables” o “imparables”, siempre en base a qué hubiera sucedido si él se dignaba a tirarse (?). Cuando llegaba el reproche del técnico de turno, ponía su mejor cara de intelectual y sólo atinaba a decir: “Hoy, clase teórica”.

Los hinchas del club con el que tan identificado quedó en el viejo continente recuerdan por ejemplo la vez que en “La Romareda” los seguidores del Zaragoza le tiraron con latas de cerveza y él sin hacerse demasiados problemas las abrió para tomar un poco de cada una. O también las peleas con sus propios alcanzapelotas en su intención de enfriar un partido (alguna vez llegó a tirar tres veces la misma bocha a un foso para ganar tiempo), y esa maldita costumbre de besar los palos cada vez que el balón pegaba en alguno de ellos -razón por la cual más de una vez casi se la mandan a guardar por estar distraído-.

Aunque tal vez una de las mejores, sea la de la patada a un compañero en pleno partido. No, no hay error. Resulta que el Valladolid nunca había podido ganar en el mítico “San Mamés” y en el encuentro de la 1985/86 se imponía por 3 a 2 a falta de un par de minutos para el final… hasta que Jorge Aravena clavó un golazo en su propio arco para darle el empate al Athletic, motivo por el cual el “Loco” (haciendo honor a su apodo) empezó a correr al chileno como un poseído hasta darle alcance y darle un buen golpe en el culo.

Una instantánea de sus últimos años en España, cuando la larga y recordada estadía en el Real Valladolid estaba próxima a terminar

Fenoy ahora vive en Santa Fe, totalmente alejado del mundo del fútbol y se dedica a la actividad comercial. Con poco más de 60 años de edad aprovecha el tiempo libre yendo a pescar o jugando a las cartas con amigos, y dicen los que lo han visto que más allá de afirmar que recuerda bien hechos del pasado, no quiere saber nada con hablar del mismo.

Pero un arquero que estuvo entre los mejores a nivel local en la primera mitad de los 70´s y que edificó una dignísima carrera en España en tiempos en los que no existía la abundancia de extranjeros que vemos hoy en día -sin perjuicio de ser un personaje bastante particular- merecía su humilde homenaje en LR!. Por suerte, la historia no siempre la escriben los que ganan.