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El uno x uno de Argentina frente a Alemania

Difícil, pero empezamos a cerrar el mundial. Breve análisis de la final, más el repaso de cada uno de los participantes.

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Repetimos: difícil ponerse a escribir luego de semejante cachetazo. Pudo haber sido muchísimo más jodido aún, pero este equipo no dejó lugar a las críticas. Contra Holanda, el miércoles pasado, disputaba su primer gran prueba: tenía enfrente a un equipo difícil, al cual neutralizó y, por momentos, complicó. No ganó, pero terminó pasando merecidamente tras la tanda de penales. Si la prueba del miércoles era complicada, qué decir de la de ayer…

Ayer, Argentina se enfrentó a un equipo que estaba a un solo partido de coronarse (con justicia) como el mejor seleccionado del mundo, destronando a una España que dejó la corona al costado del trono mucho antes de tiempo. Y el equipo de Alejandro Sabella volvió a dar muestras de que está a la altura de los mejores, poniendo a nuestro seleccionado en el lugar que, por historia (y por actualidad), merece estar.

El cuerpo técnico planteó un partido utilizando un esquema en el primer tiempo y otro en el segundo. Si bien se modificaron nombres y posiciones, el objetivo no varió demasiado. En el primer tiempo, jugó a esperar, a cerrarse para ahogar los circuitos de juego alemanes y poder salir disparado de contra a la primera de cambio; por momentos, fue riesgoso, ya que el equipo estaba muy metido atrás de forma prematura; pero Argentina se defendió bien y, además, cuando atacó, generó serio peligro para el arco de Neuer. En el segundo tiempo, se modificó el esquema y se logró anular a Schweinsteiger (quien manejó los hilos del equipo de Löw en la primera etapa), aunque se dejaron de explotar debilidades que sí se habían explotado en los primeros 45 minutos (se dejó de lastimar por el lado de Höwedes, lo más flojo del fondo alemán); así y todo, Argentina tuvo alguna que otra chance, pero, de a poco, se fue fundiendo, y fue así que llegamos a un nuevo alargue.

Los jugadores dieron lo que no tenían y se terminó escapando sobre el final, cuando parecía que nos encaminábamos a prenderle velas nuevamente a Romero. Sí, Argentina tuvo las más claras. No dominó a su rival. Pero no lo dominó porque no lo implicaba el planteo. A partir del mismo, se pudo contener en buena medida al equipo alemán y generarle, además, peligro en su propio arco. Alemania, sin pelotear a Romero, fue el dominador del encuentro, pero, como decíamos, no generó tanto riesgo como su oponente. Pero fue más efectivo. El conjunto albiceleste planteó y jugó un enorme partido. Sabella pudo haberse equivocado en algún nombre, pero lo suyo, tácticamente hablando, fue, otra vez, brillante. Lamentablemente, no se pudo aprovechar las oportunidades que se generaron. Porque es sabido: para ganar los partidos, tenés que hacer goles. Y a los goles hay que hacerlos, no merecerlos. Pudo haber estado para cualquiera de los dos, pero cuando la balanza duda hacia qué lado inclinarse, es ahí que aparece el Teorema de Lineker (?) para terminar con cualquier tipo de titubeo.

Sergio Romero: 6. No lo exigieron tanto. Tapó tres buenas pelotas. Las dos mejores, en el primer tiempo, por jugadas que terminaron siendo anuladas. En la del cabezazo de Höwedes que da en el palo, le vuelven a cabecear en el área chica. Tiene algo de responsabilidad en el gol: Götze la para casi sobre el área chica y Romero no da el paso adelante para achicar el ángulo (como sí lo hizo Neuer con un Palacio ubicado en el punto del penal, por ejemplo), sino que se queda a cubrir un primer palo que ni siquiera termina cubriendo bien.

Pablo Zabaleta: 6. El ex San Lorenzo venía haciendo su mejor partido del mundial… hasta que el ingresado Schürrle empezó a hacer de las suyas. El hombre del Chelsea lo complicó muchísimo al del City, al punto de que no lo pudo contener en la jugada del gol. De todas maneras, se lo vio bien plantado, decidido y concentrado.

Martín Demichelis: 7. Otro que pierde puntos en el gol de Götze. El ex River venía siendo el mejor del equipo. Pese a algún peligroso exceso de confianza en la salida con la pelota, se impuso por sobre Klose, anticipó bien, ganó de arriba, ganó de abajo. Pero perdió al hombre del Bayern Münich, que apareció por su espalda y terminó marcando el gol del triunfo.

Ezequiel Garay: 7,5. Otra vez un gran partido suyo: siempre muy bien ubicado, muy concentrado, ganó mucho de arriba y frustró a Klose. Es otro de los que falla en el gol alemán: se le clava la vista en el desborde de Schürrle y reacciona tarde para cerrar sobre la entrada de Götze.

Marcos Rojo: 5. Otra vez muy contenido. Sufrió mucho con la movilidad de Müller por su sector, a quien, encima, se le sumaba Lahm. Por momentos, no lo ayudaron mucho en la marca y, por ende, se le complicó bastante en la lucha.

Lucas Biglia: 5,5. Arrancó bien, como lo venía haciendo desde su ingreso al equipo: bien parado, ayudando en la presión, haciendo circular la pelota. Se terminó fundiendo y, a medida que se quedaba sin resto físico, más disminuía su rendimiento. Terminó mal con la entrega de la pelota (metió un par de pases muy llovidos hacia atrás que fueron de terror) y perdiendo con los volantes alemanes.

Javier Mascherano: 6,5. Jodida tarea para Masche, que tenía que bancar semejante mediocampo rival. Por momentos, le costó. Pero ganó mucho también (una fiera en el anticipo). Metió un par de pelotazos en ataque innecesarios y, en alguna que otra ocasión, perdió la pelota en la salida, generando peligro en el propio campo. Como siempre, cubrió muy bien algunos huecos que quedaban en defensa. Casi llega a cortar el centro de Schürrle que termina en gol. Terminó jugando al límite.

Enzo Pérez: 6. Arrancó sobre la izquierda para bloquear la subida de Lahm, pero siempre que recibía el lateral derecho, el hombre del Benfica estaba a 15 ó 20 metros. Terminó jugando abierto sobre la derecha, cerrándose más para el segundo tiempo. Ahí, se vio una mejora en su rendimiento. Más que correcto con la pelota. Otro que terminó cansado (y reemplazado) a causa del enorme despliegue.

Lionel Messi: 4. Si bien le terminó pesando la final, el factor más determinante para su flojo rendimiento es el esquema de juego, sumado a la escasez de socios. Tocó pocas pelotas. Por momentos, tenía que retroceder hasta el círculo central para tomar contacto (de hecho, perdió algunas pelotas en ese sector). Generó un par de buenas jugadas en el primer tiempo, mientras que en el complemento se generó una de las más claras: un zurdazo cruzado que se fue besando el palo izquierdo de Neuer. Su tiro libre sobre el final del encuentro cerró de manera más que acorde una tarde negra para el astro del Barcelona.

Ezequiel Lavezzi: 8. El mejor del equipo. Y jugó sólo 45 minutos. Aportó el sacrificio de siempre para la marca y, además, en materia ofensiva, hizo todo lo que no había hecho hasta aquí: lideró un par de contras muy peligrosas, generó varias faltas cerca del área alemana, encaró casi siempre. Terminó siendo reemplazado en el entretiempo (imaginamos que fue porque terminó fusilado).

Gonzalo Higuaín: 4. De no creer la oportunidad que desperdició en el primer tiempo. Uno de esos regalos que no podés desaprovechar ante semejante rival. Lo positivo, si se quiere, es que no se fue del partido: luchó, presionó, y hasta le anularon (bien) un gol. Claramente, no alcanzó. Terminó siendo sustituido.

Sergio Agüero: 4. Ingresó por Lavezzi para poner más gente en ataque y para molestar más en la salida de los alemanes por el medio. Aguantó más y mejor la pelota que ante los holandeses, llegando hasta a ganar por arriba. Pero perdió en velocidad y jamás pudo desequilibrar con la gambeta. Ni siquiera pateó al arco.

Rodrigo Palacio: 4. Entró por Higuaín para complicar con su movilidad al fondo alemán. Mucho no complicó, aunque volvió a tener otra oportunidad inmejorable, pero definió mal por sobre Neuer. Siempre que recibía, llegaba mal pisado.

Fernando Gago: 4. Ingresó por Pérez para darle más oxígeno a un mediocampo casi extenuado y para meter el pase entre líneas alemanas para algún compañero lanzado en ataque. No ayudó mucho en la marca (en la del gol, Schürrle le saca 20 metros, más o menos). Se lo vio bien con la pelota, pero sus pases no fueron influyentes.


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