Todo movimiento de masas es inquieto por naturaleza, tiene intereses y preocupaciones concretas devenidas del propio movimiento y el entorno en que éste se mueve. Una hinchada no escapa a las generales de esta ley.

pasto

Las inquietudes de un grupo de hinchas conciernen a transporte, alimentación, bebida, acceso a estadios, transporte de regreso, más alimentación, más bebida, y también -como veremos a continuación- tópicos más altruistas.

El grupo de individuos del que nos ocupamos en esta ocasión había ido a la cancha a alentar a su equipo, llegó sin contratiempos, comió y bebió abundantemente, accedió sin inconvenientes al estadio, regresó a su barrio, se ocupó de conseguir las vituallas necesarias para volver a comer y beber, porque -ya se sabe- un día de cancha es agotador.

El carnicero del barrio -conocedor del sacrificio de nuestros valientes- hizo precio con los choris, las birras fueron aportadas solidariamente por quienes ya habían cobrado el aguinaldo. El dueño de casa puso el carbón.
Se brindó por el campeón, por la amistad y por los colores, se fueron armando los grupos de charla; el temario fue pasando de la falta de proyección del cuatro a lo mal que andan los trenes y de allí a temas más sensibles como el hambre, la desocupación y la ignorancia; llegado ese punto, apoyado de costado sobre una silla, con una mano maniobraba el vaso mientras la otra hacía círculos en el aire, nuestro héroe del whisky arrastraba palabras llenas de sabiduría.

– Yo no sé qué onda, no entiendo lo que pasa, pero lo que yo veo por ahí es mucha ignorancia, ¿no?
– Ajá (?)
– Porque mirá vos que es un problema lo que es la ignorancia, una vez lo llamaron a mi viejo y le dijeron que yo estaba secuestrado, que me habían secuestrado a mi, ¿entendés?, a mí! ¡Pero si yo hacía eso cuando llamaba desde adentro! Porque, la verdad, yo me quedé así, no sé como decirte, porque -mueve el dedo en el aire como buscando palabras- no sé, son cosas que tenés que saber, pero, ¿viste? él es así, como bruto, de allá del campo, y no entiende cómo es, por eso te digo lo de la ignorancia, porque le dicen que yo estoy secuestrado, yo, a mí, y él agarra y dice que lo único que tiene son cincuenta pesos y la máquina de cortar pasto…
– …
– … pero la máquina ésa no vale ni veinte pesos.


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