No existe un equipo que, mal que mal, sostenga una performance en un período mediano de tiempo en nuestro fútbol. ¿Es sólo culpa de los campeonatos cortos?

Irregularidad

Por Ernesto 223

No existe un equipo que, mal que mal, sostenga una performance en un período mediano de tiempo en nuestro fútbol. ¿Es sólo culpa de los campeonatos cortos?

¿De la ida pronta de jugadores? ¿De la urgencia con la que vivimos nuestro campeonato? ¿Eh? ¿Es solo culpa de eso? Contesten putos (?). Bueno no, obviamente hay miles de factores estructurales que colaboran con que no exista la idea de equipo en nuestro torneo y tratemos de buscar un poco los por qué, sin caer en las remanidas críticas las fallas organizativas.

Que existen eh, está claro que existen y que dan de lleno en el contenido, la forma siempre hace al contenido, nos guste o no, más allá de la dialéctica que elijamos. Pero, alejados un poquito de eso, pensemos también en otras cosas. Desde hace bastante tiempo no hay un club que consiga una hegemonía decidida en nuestro fútbol. Han pasado las modas (?), pero los reinados de Vélez, Estudiantes, Lanús o el reciente de Newell´s fueron procesos muy coyunturales, puntuales, acompañados de buenos resultados, que no lograron instalar una permanencia, sí un andar consolidado y gracias. Respecto a NOB, digamos que, a pesar de las exageraciones que fue el equipo que vino a salvar al fútbol argentino y bla bla, sí hubo una intención saludable de instauración de ciclo, refrendada por una mixtura de consagrados en forma y sus consabidas divisiones inferiores con valores destacables. Pero, se quedó a mitad de camino. Más allá de los resultados, de haber ganando un campeonato casi a los tumbos y de quedar eliminados dramáticamente en una semi de copa, la cosa quedó por la mitad, porque la cabeza del proyecto se fue, Tata Martino hoy es entrenador de Barcelona y Alfredo Berti podrá ser un continuador y todo lo que querramos, pero, a) no tiene el mismo plantel b) no es Martino y recién está haciendo sus primeras armas c) no agarra a un proyecto formado y desarrollado, Martino dejó su “revolución” inconclusa d) es pecho (?).

La irregularidad entonces manda. Un día Boca gana lo más bien, a un equipo complicado como Vélez nada menos, va a Bahía Blanca y se come 3 con un equipo que peleará por no descender. Recordemos que se comió 6 hace poquito con uno que descendió. River no le mete un gol a nadie y de golpe se destapa con nada menos que tres (?). Está bien que no siempre se juega contra equipos de Cagna, pero el segundo tiempo de River fue bastante digno, en contradicción con los otros partidos donde no jugó a nada. San Lorenzo, más allá de ayudas arbitrales, muestra en muchos pibes una intención de juego saludable, aunque queda eliminado de una copa sin poder meterle ni un gol a un River flojito. Lanús y Arsenal más o menos andan con una línea, en las cuales toman mayor o menor protagonismo, pero siempre están en un nivel de mediocridad aceptable (?), sin demasiado que dar, pero rompiendo las bolas en los primeros lugares. Colón es la nada misma, como siempre. Estudiantes arrancó al parecer un ciclo interesante, por ahora es muy pronto y habrá que esperar. Los ascendidos Gimnasia y Central vienen con cierto crédito por la adaptación. El resto navega en la intrascendencia total, habrá alguno que en una fecha se destaque y volverá a caer, tal como les sucede a River y Boca. Mientras tanto, en este panorama Caruso es rey.

Porque es un fútbol que se juega sobre la urgencia y allí Ricardo se destaca. Uno le pone ganas cada domingo, pero quien ha visto un partido en los últimos años los ha visto todos. Salvo excepciones, obviamente, todos los matchs son iguales. Físicos, ríspidos e increíblemente tensos, que es lo que los hace mirables al cabo. Digamos, la estructura condiciona a la superestructura, puede ser, pero la superestructura está hecha mierda, o sea, la materia prima, lo genuino en definitiva, el fútbol en sí propio, no goza de buena salud. Ayudado obviamente por lo coyuntural, por el contexto, pero, en concreto contenido y forma se retroalimentan, cosa que no sucede en este caso. Para pasarlo en limpio, por más que lo externo no ayude, en el verde césped lo que reina es la irregularidad, la inmediatez, la presión distorsionada, el ganar como sea, el si perdes sos puto (?). Por este motivo con algún destello nos volvemos locos, por algo sigue siendo convocante las esporádicas intervenciones de Riquelme, por poner un caso, porque es como salir a tomar un poco de aire y volver.

Entonces, propuestas viejo. Ninguna (?). Aunque se nos ocurre algo. Podría ayudar que los clubes tuvieran desde sus inferiores una identidad futbolística definida. Es muy raro que un técnico en la novena juegue con dos puntas, otro en la octava con tres, otro en la séptima con una, el de la sexta con doble 5, el de la quinta con triple 5, el de la cuarta con tres en el fondo, etc. No se labura en formación o se labura mal, pero lo peor es que no se instruye, a los pibes les chupa un huevo el juego, no lo entienden, todo queda en un ejercicio de combinación técnica y básicamente física parar poder llegar a primera, rodearse de intermediarios buenos, pegar el pase y ya.

Debería haber una consustanciación, una ideología futbolística elástica pero uniforme, donde la línea de juego y las estrategias recorran una común denominación. No solo futbolística en realidad, sino también social, cultural, alimentaria incluso. Un equipo, un ciclo, finalmente, una escuela, tiene su punto de partida en esta educación, en un compromiso, en un convencimiento, en un gusto, que para algo sos futbolista. Esto fortalecería no solo el patrimonio institucional, ante la fuga pronta de un buen valor hay otro que sabe lo que tiene que hacer para reemplazarlo, y además enriquecería nuestro fútbol, hasta en el plano estético.

Antes que se nos indique como panzeristas, Dios nos libre y guarde, esta descripción con esta mínima propuesta emerge como algo meramente para el debate. No revelamos ninguna verdad, solo un elemento más a la discusión, que es lo que falta, con el desprecio no llegamos a ningún lado. Miralo como lo subestiman y maltratan a Caruso y el tipo te mete a un Bicho puntero con nada. El tema es que hoy la irregularidad manda, todos juegan mal y a veces un poco bien, a todos los equipos les sucede, al domingo siguiente raramente repitan una actuación como la inmediata pasada. Excepto para jugar mal, pero eso lo hacen todos. En este sentido, se nos ocurre que el laburo madre, que quizás intentaron Vélez y Lanus en un punto y de manera tímida, está abajo, en la base. Y que el concepto de ciclo es fundamental. El ciclo habla de trascendencia, de hegemonía, de cierta permanencia, pero también de final. Prevee el final, y es lo sano, porque implica barajar, dar de nuevo, pero siempre con una idea motora para recomenzar. Porque, insistimos, hay base. Eso construye grandeza y es lo que permite salir de la irregularidad. Ojalá, alguien alguna vez tenga la voluntad de fomentar esto, por más obstáculos que aparezcan. Mientras tanto, seguiremos viendo lo mismo, una y otra vez.