La primera fecha del Clausura, con sus lados B y rarezas incluidas, dejó un interesante tendal de dudas y algunas tibiecitas certezas. LR! tiene la edición japonesa (?)

“Dozens of people spontaneously combust each year. It’s just not really widely reported” (?)

Finalmente volvió el fútbol. Aquel por el que tanto se reclamaba, aquel que había aparecido vistiendo un traje de bufón con la leyenda “Pararrayos Bacigaluppi” durante el verano. Aquel que tenía sedientos a sus miles de fanáticos. Lo loco es que pareciera que, tras un tiempo prolongado de abstinencia, cuando empieza un torneo, uno está esperando una apertura. Lo que sea: un musical, un corto de 5 minutos con Araujo y Julio Ricardo esquivando a los nombres de los jugadores que explotan (?), una animación. Lo que sea. Y no, es un baldazo de realidad, no hay advertencia: la ilusión de algunos quedará hecha trizas en tan sólo 20 minutos, otros prolongarán un poco más allá la pequeña chacrita de los sueños. Lo cierto es que sólo uno de ellos verá como los animalitos del bosque viven felices en la fecha 19. Todo el resto, tarde o temprano, contemplarán la fiesta negra, fist fucking incluido (?) que la historia le deparará. Además, es un torneo Clausura: lo que lo hace mucho más atractivo. A la habitual lucha de 2, 3 y hasta 4 equipos por el título, se sumará la lucha de otros 6 o 7 que intentarán no sucumbir en hados signados por el Ruso Ramenzoni y el Oso de La Nueva Seguros(?). Una pena, además, que ahora haya un coeficiente de enero a diciembre para la Copa Libertadores. No por los equipos, sino porque en los Torneo Clausura, se agregaban 2 o 3 equipos más que aspiraban a un lugar en la corte de los que egresan de canal, día y horario (?).

Y el señor fútbol se prendió en una que, le habían prometido, se venía con todo. El Racing de Claudio Vivas pintaba como el que mejor se reforzó, como el que mejor hizo los deberes y como el que mejor aspeectado estaba ante el comienzo de este torneo. ¿Podían tres (más luego cuatro) nombres, por más importantes que suenen -para un alicaidísimo mercado argentino- modificar el status de un conjunto de “runfla de baldoseros” a “candidatazo”?. ¿Puede acaso el poder de la mediatización de lo inmediato sentenciar que la lucha está arriba y no abajo, por más que la fría y aburrida estadística así se lo indicara?. Aparentemente, sí. Puede, y mierda que puede.

Porque tras asistir a la presentación de la Marca Racing (?), venía un partido que prometía. Como decía Ricky Martin: por arriba y por abajo (?). Racing, que venía con las ínfulas Beverly Ricos (?) recibía a un Rosario Central que parecía que descendía en el Apertura y metió 31 puntos. Y aquí es donde hay que detenerse para explicar que un 3 a 0 no necesariamente sea garantía de que el terreno se haya allanado de forma drástica. Porque Central superó a la hiperofensividad (?) de Racing durante media hora, pero el gran problema es que fue a atacar a lo pelotudo. Y no por así decirlo: subir a los laterales para que los centrales altos y pesados -efectivos para el juego aéreo, no así para el cuerpo a cuerpo- queden expuestos ante 2 delanteros, Hauche y Luguercio, que en el test de Cooper les sacan no menos de 2 horas y con 60 metros para recorrer. Gol de Racing, así de simple. Un gol del que se puede decir, ante la floja respuesta del arquero, que se lo hizo. Pero como en este partido le hicieron 3, el porcentaje de “goles boludos que se come” fue de 33%. Un 67% menos de todos los otros que le hicieron en su corta carrera en primera. Y Central había atacado, claro que sí. Pero el poderío ofensivo de Central se puede resumir a un grito que alguien (?) profirió tras una masita de su delantero pedestre (?): “¡Zelaya, ponete la pija!”. Y el gol mató a un Central, que cuando buscaba referencia en su capitán, no estaba el 5 morocho que regalaba bicicletas y codazos mágicos, sino a un viejito que hiperventilaba cada 15 metros recorridos. Capitán al que nos atreveremos a rebautizar como Das Tullido. Si al señor lector no le copa el alemán, vaya con el inglés: As Tullido. Es lo mismo (?). Capitán que fue designado titular por el mismo técnico que condenó a la única usina de talento a sufrir en lo que menos sabe hacer: marcar. Jonatan Gómez terminó sufriendo con un Licht que, si sigue en este nivel, nada tienen que hacer los Papa a la hora de defender el carril izquierdo de la Selección. Además, al viejito capitán se lo chupó un Falcón, lo que desató erecciones varias en los ministros porteños (?). Con Falcón dueño de la mitad de cancha, con Wagner -vaya coincidencia (?)- dándole una mano para lo que se necesite, más la calistenia que lo hizo ídolo a Lugüercio, todo se facilitó para Racing. Tras el segundo gol, la sensación que reflotó el ambiente fue la de esperar a ver cuántos goles más iban a consumar la faena.

El Capitán y el DT de Central, cuando pararon el partido para refrescarse (?)

El segundo tiempo no mostró ninguna emoción, soslayando el tan ansiado tanto de Bieler. Vivas armó una línea de 5 defensores, no tocó el doble volante central y terminó metiendo a su rival en un embudo que desembocaba en Mercado por derecha y en Licht por izquierda. Quedaban parados arriba ante un eventual contragolpe los jugadores más rápidos y Central quería descontar sin que se le cayera una idea. Para muestra basta un botón: un tiro libre peligrosísimo para los dominios de De Olivera fue ejecutado por el fornido Galíndez, que podrá tener una patada de burro pero la precisión la deja para racionar sus comidas (?). Qué decir si Cuffaro Russo quiere patear el tablero sacando a un volante y poniendo a un marcador de punta para tratar de llevar la remontada a un nuevo nivel. A un nuevo nivel de timoratez crónica. Restó nomás un ratito para que la gente de Central vea a Caraglio, que entró en joggings, pantuflas, el diario abajo del brazo, la almohada pegada en la cara de la siesta post-raviolada de la vieja el domingo y con nulas chances de alcanzar un bondi a 15 metros frenado por el semáforo. Aun así, fue muchísimo más que el medroso del dorsal 19. Lo antes dicho, Racing levantó su primer cinturón frente a un paquete que iba a aguantar hasta que se decidiera dar el primer cross. Tuvo la oportunidad de lanzar el golpe y, tan sólo con eso, hirió de muerte a un rival que después de eso no fue tal. Lo que venga para el conjunto de Vivas será aún más sustancioso en cuanto a definir si peleando el campeonato se olvida de la promoción o si evitando la promoción arrima el bochín del campeonato. No es una decisión menor, pero el primer paso fue dado con una firmeza relativa, suficiente para dejar al rival pidiendo que le corten el párpado para afrontar la segun
da fecha.

Y con esto volvió todo el fútbol. Ese señor que anduvo de cancha en cancha dejó asentado en los diarios que luego escribirán la historia cuál fue el primer paso que dieron todos y cada uno de los implicados. Tamaña travesía no podía ser dejada de lado, es por eso que el derrotero está aquí completo:

Hola fútbol, te extrañaron todos. Con el recambio turístico y la batahola que se armó en Retiro, no pudo conseguir pasajes a horario, por lo que llegó tarde a Mendoza, con el partido ya terminado. ¿Por qué? Porque lo del Lobo y Godoy Cruz mereció ser relatado por Laiseca (?). Pelotazo por allá, pelotazo por acá. ¿Juego asociado? ¿Lo qué?. Nada, un ida y vuelta a la nada. Terminó ganando el Tomba porque Sessa dijo que aun en la “B” se quedaba en Gimnasia, y está haciendo todo lo posible por demostrar las cosas 2 veces. Un tirito de Higuaín se le escapó entre las piernas y se metió en super slo mo mientras Cocca envidiaba la posición en la que se encuentra hoy el embajador de Haití (?). Si ven algún avión surcando los cielos de La Plata, desvíenlo para Estancia Chica: sra. Hillary Clinton, se solicita un jugador por línea más la deportación inmediata de Guillermo Barros Schelotto. No, no va a cambiar mucho la presencia de Guillermo, pero al menos los hinchas lo van a ver ahí parado. Para los que ya están, alfalfa (?). El Tomba, mientras tanto, se sube a la ola de la victoria sin mérito propio alguno y lo festeja por partida doble: porque momentáneamente salen de promoción y porque además algún que otro genio del fútbol mundial escondido (?) se pudo tomar revancha. ¿Fútbol dijeron? Mancillaron tanto su honor en ese partido que prefirió ir a ver qué onda la fiesta de la Vendimia y borrar el mal trago con, paradójicamente, más y más tragos (?).

La derrota caló hondo en el ánimo de los referentes del plantel tripero (?)

Estudiantes renovó su condición de siempre candidato, esta vez la víctima fue el Arsenal de Burruchaga al que muchos drogados (?) dieron como “sorpresa”. Sopresa sería que, de buenas a primeras, la cosa pase por jugar bien (?). Estudiantes, en cambio, continúa amedrentando víctimas a base de juntar recursos talentosos, como Sosa, con recursos renovables, como Carrusca (?). Casualmente, el Chelo fue el que abrió el camino de la holgada victoria pincharrata en la noche quilmeña. Boselli armó zafarranchos varios en la defensa del Arse que se propuso tratar de terminar el partido con dignidad. Claro, “dignidad” dibujada por Kirk Van Houten, lo que hizo que el equipo de Burruchaga ponga a cantar a la niña. ¿Llamativamente? El que tuvo un partido para el olvido fue Campestrini, luego de su debut como titular en la Selección. Falto de distancias, con una alarmante tendencia a salir al pedo, generó rebotes innecesarios y hasta salió expulsado. Encima, tardíamente, ya que unos minutos antes había cometido otra de sus gaffes (?). Sin despeinarse demasiado, terminó sufriendo la chapa que le tiró el rival y el descenso acucia tácitamente, en un silencio que no es tal. Al menos tiene un poco de recambio arriba, es cuestión nomás de que no le hagan caso a la camiseta que llevan puesta y se la pasen entre ellos (?). Sabella, por su parte, hizo que a nadie se le ocurra descuidar el torneo local: si bien el foco estará puesto en la Copa Libertadores, el torneo local nunca es una mal plan B. Es una bocha para los que cuentan monedas en este campeonato (que son varios), aunque eso marca cuán diferente es la realidad del León, a varios kilómetros de distancia de los otros competidores, que Moussambanean (?) fecha a fecha.

“Hola, qué tal, señor fútbol, mire, le hablo desde Victoria, provincia de Buenos Aires. Aquí hay un equipo, Tigre – ¿Tigre? Qué grande Dieguito, con esas remeras que siempre tiran para arriba -No, señor, ahora el director técnico volvió a ser Ricardo Caruso Lomb..-Andá a la puta que te parió. CLAC!” (?). Palabras más, palabras menos, esto fue lo que pasó en la cancha del Matador. Enfrente estaba Chaca, un clásico a la medida del local, que se ve forzado a elegir más por antipatía que por gloria (?). La cuestión es que Gamboa levantó campamento pero no para irse. Apelando al doble sentido picaresco, se puede decir que el triunfo Funebrero ocurrió en el maravilloso circo Thiany (?). Y hay que hacer un alto: Mariano Echeverría. Más allá de los dos goles, hacía bastante tiempo que no se veía a un defensor con tanta ductilidad, no sólo a la hora de salir jugando sino a la hora de extirparle quirúrgicamente la pelota a los atacantes contrarios. En base a la tranquilidad que le brindaron al equipo sus goles, Chacarita cimentó su triunfo con la premisa más simple: jugar mejor que el contrario. Tampoco es que había que hacer un esfuerzo de puta madre, con un pelotazo cruzado y evitar la zona Bronx, que era la que ocupaba Ribair Rodríguez (?), ya se solucionaba todo. Bocanada de aire para el Funebrero, que se pone momentáneamente en promoción y ahuyenta al fantasma del descenso en base a pintarse la cara color esperanza (?). Para Tigre, mejorar la campaña anterior, de 8 puntos, hoy en día suena a epopeya.

Y el señor fútbol se dividió en 2, como buen Dios que es (?). A la misma hora, pero por distinto canal (?), Vélez inauguraba su temporada de “Santiago Silva redemption”. Incómodo como pocos, el señor aceptó calzarse unos chupines color fucsia, requisito indispensable para ingresar al José Amalfitani (?). De tan incómodo que estaba, apareció de a ratitos. Enfrente estaba el Colón de los milagros. Milagros al revés, claro (?). El mismo libreto de siempre, la misma actitud de buscar hasta donde le dé y algunas viejas desatenciones que ya son el trademark de la línea de 3 made in Mohamed. Ahora, cuando convirtió el gol quién sino Santiago Silva, seguramente el Sabalero se preguntó en qué carajo estaba pensando: el jugador al que había que marcar se elevó solito y solo en el área tras un corner. Y sí, gal. Fiel a su condición, el último goleador del fútbol argentino hizo una de cal, pero también la de arena: para la ejecución del penal que le sancionaron a favor, arqueó el pie como si fuera Gene Kelly en Singin in the Rain, por lo que el 2 – 0 y sentencia del partido se tradujo en un “CRASH!” que habrá sonado en cualquier living de cualquier casa de Villa Luro. Mohamed hizo entrar a Coudet y ganó dos veces: la condición filotizne (?) del Chacho sirve para que toda la tensión se centre sobre él. El tema es que, además, es un jugador que enriquece enormemente la circulación de un equipo. Así creció su equipo y el marcador se anotició: Lucas Acosta, todavía promesa pero de esas copadas (?), puso el 1 a 1 final. No hubo mucho para decir de los dos equipos, pero terminaron con razones como para saber que pueden llegar a est
ar en la conversación. Hoy en día, tanto Vélez como Colón son parámetro. No es poco, teniendo en cuenta la realidad que hoy abofetea al nivel de juego.

Tras pasar por la tapa del post (?), se tomó un jet de esos que se remontan a la estratósfera y desde ahí elegir el destino, por lo que en 40 minutos puede estar en cualquier lugar de Tokio o Japón (?), para llegar en 15 minutos a Tucumán. El siempre candidato San Lorenzo de Simeone visitó al Atlético de Chiche que necesita más puntos que fichas para el casino (?). Aferrándose al talento de algunos de sus jugadores y al oportunismo de otros, edificó un triunfo exhibiendo una sabia templanza para marcar los tiempos. Repasando el prontuario de varios de sus integrantes, ya es todo un triunfo. Porque Atlético apretó el acelerador, quiso arrinconarlo, mostró oficio y voluntad, se multiplicaron los esfuerzos para cortar el circuito del medio en un árdid de solidaridad inédito entre sus jugadores (?) y quiso plasmar esa ráfaga en el resultado. Pero ahí apareció el carácter de un equipo que tardó 10 minutos para asimilar el cortito al mentón y, primero tambaleándose y después recomponiéndose le espetó un : “Eh, gato, que me viajá, gildemierda. Ahora te voa mandá fruta, potoh” (?). Ganó con un gol de Bordagaray, en el que el last action rosarian hero (?) demostró que también el oportunismo es un tilde a marcar entre sus virtudes. Con la ventaja, el Ciclón manejó el partido con sus propios tiempos y en la mitad del segundo tiempo dejó en claro que, salvo que algo muy raro pasara, iba a ser quien se quede con los 3 puntos. Lo que pasa es que tanta energía acumulada por algún lado tenía que salir y fue Pintos el que dio la nota esta fecha: patada en la cara y posterior chocolateo (?) de Juan Pablo Pereyra. El Decano tendrá que saber administrar mejor sus energías si quiere hacerse fuerte de local, mientras que el temple Cuervo en composé (?) con el orden mostrado es la gran carta del Ciclón para este torneo.

Una elegante forma de decir “amarrete” (?)

También don Fútbol se ausentó al Monumental, aunque razones no le faltaron: la presencia de Falcioni, quien el último semestre lo había puesto como camote, motivó que se excusara, ya que no estaba in the mood de que lo cagaran a ganchos (?). Y se acabaron las mieles del veranito riverplatense. Le van diciendo adiós, mientras se va instalando en su agenda diaria un tema candente: el pedido de créditos y la invocación a la diosa Suerte para no tener que pensar en la promoción. Un (!) gigante a la realidad avícola (?). Lo malo es tener que llenar líneas con la chafa que fue el partido en el Monumental. A ver: Banfield es lo mismo de siempre, con un poco menos de culo y sin Silva. River es lo que fue en el final del Clausura: Almeyda, las ganas de Ortega y a lo mejor uno de los de adelante que se copa y ayuda a caretearla un toque más (?). Pero no es suficiente, porque Ortega ya está para entrar a hacer lo suyo cuando faltan 15 minutos, no por calidad, que le sobra. El gran problema es que hoy Ortega no puede ser bandera: el trajín de un partido entero es más de lo que puede llegar a aguantar. Y Banfield arrimó la friolera de 2 veces, pero Vega dio nuevamente el piné. River iba pero con más barullo que otra cosa. Es decir, en el medio de un corso uno espera que la murga llegue al destino y dé las hurras con esas bases de percusión rústica, esas epilépticas patadas a la nada y esas chillonas hombreras de lentejuelas. Pero si se pone esa misma marcha en el contexto del cruce de los Andes, seguramente no llegarán ni a los 4 metros de recorrido completo. Falcioni lo entendió mejor que nadie y optó por lo que mejor sabe: barricada en el medio, sacarle la batuta a Erviti y ponerle el mameluco por 15 minutos. Luego sumar sacrificio y darle todas las vueltas que queden para que Walter improvise, pero parado más adelante. Con el último jugador que lució la 10 de la selección como mediapunta, Banfield creció en profundidad. Cuando dibujó el contragolpe que Fernández mandó a la red supo que la tarea ya estaba cumplida. Banfield se convirtió en el paradigma del utilitarismo, al encontrar la única estrellas en el pantano de la mediocridad absoluta. River, en tanto y en cuanto no adapte sus necesidades a su realidad, seguirá a los tumbos.

Fresquito por el faltazo al Monumental, volvió a dividirse en dos. Su Dr. Jekyll se tomó el 74, viajó alrededor de una horita, y luego de caminar 4 cuadras tras bajarse, enfiló para Guidi y Arias. Partidazo de Lanús y Huracán, con todos los tintes que hacen a un partido muy gracioso más allá de lo fehacientemente entretenido que esté el juego: nuevamente un gol que se hace Marchesín, un equipo de Rivoira cuidando un 2 a 0, dos goles de Castillejos. Todo, absolutamente todo era carne del pan y circo nuestro de todos los días (?). La sorpresa la dio el Globo, poniéndose 2 goles arriba con muy poquito. Hasta que los muchachos quemeros, un poco quemados con esas ideas hippie-cappistas (?) abrieron la biblia Chulorrivoirista. Capítulo “Triunfos Parciales” versículo 2 – 0: “Si por alguna de esas casualidades llegareis a establecer más dos goles de ventaja, vuestra condena será practicar juntar las rayas”. Los teólogos de la racanería definen este concepto como meter el culo en la línea del arco (?). Y Lanús, con muy pero muy poquito se hizo del botín de los tres puntos. Le llegó el mensaje inequívoco del miedo del DT rival, al no cruzar la mitad de cancha ni para provocarse un electrocardiograma de urgencia. Le llegó el mensaje inequívoco de que abroquelarse atrás no es lo mismo que marcar bien, caso contrario no hubiese persistido Esmerado parado en la hierba que nunca volvió a crecer tras la partida de Mario Bolatti. Primero fue Castillejos, después un penal de Velázquez y cuando las velas ardían, el ex-Rosario Central hizo lo que nunca en su estadía anterior: gritar gol (?). Así, con tan poquito, con el empuje, con las ganas de pibes que saben que juegan bien pero pocas veces lo llaman al señor para que se divierta con ellos (?) Lanús le agregó una nueva frustración a Huracán, que ya se debe estar preguntando cuándo en la puta vida va a volver a gritar por duplicado. Cuando pierda el miedo, le gritó una vieja que baldeaba la vereda al señor, que se reunía con su Mr. Hyde en Palermo Bronx (?).

Rivoira explotó con la agónica derrota (?)

El Mr. Hyde aludido se iba a dar una panzada de fútbol a Rosario: El Newell´s de Sensini, ayer nomás (?) subcampeón, recibió a un hijo dilecto de la casa: Américo Rubén Gallego, autor del gol más lindo del último campeonato que se adjudicaron los Leprosos (?). Nada fue lo que se esperaba: un 0 a 0 tibio, con pocas llegadas, con muchos nervios de un lado y del otro. Parece que
al equipo de Boquita ya le cazaron la onda bochazo-a-Boghossian-y-despues-carpe-diem (?), pero el Rojo hizo la mitad de la tarea: lo bueno que supo hacer en el torneo pasado se pegó un faltazo, mientras el mr. Hyde del Dr. Fútbol se regodeaba en las tribunas con su autoflagelo (?). Los dos querían ganar, pero no ponían mucho acento en el cómo. No es que haya una manera universal de así hacerlo, pero se puede empezar por detectar flaquezas y tratar de mejorarlas: el entorno hostil al que fue sometido Independiente fue cediendo cuando el que ingresó fue Gracián. Con un enganche definido, al menos el Rojo aceitó un poco los pases y obligó a su rival a retroceder un poco más, ya que antes no hubo certeza de masomenos a quién marcar (?). Fricciones, amonestaciones varias, y la única llegada neta de gol la tuvo el Leproso en la cabeza de Alayes, pero Gabbarini volvió a comprobar que hay pocos maestros arquereros (?) como Miguel Santoro. Independiente no tuvo llegadas claras pero al menos pudo demostrarse a sí mismo que puede intentar tomar colectora cuando hay congestión en la autopista. Es demasiado pedirle al Tolo y a Sensini, pero si ambos equipos se dedican a juntar a los que juegan bien (que los tienen y son muchos) podrían revalidar su condición de candidatos ganada con total justicia en el torneo anterior. Por ahora les queda el beneficio de la duda ante tanta fricción de un lado y del otro. Cuestión que se zanjará con el correr de los partidos y el ablandamiento de los músculos (?).

“La próxima me avisás y voy yo. A ver si se anima a pegarme a mí, esa conchuda” (?)

Boca eligió un momento ideal para transigir. Es por eso que telefoneó al señor y le avisó que si no quería pasarse, estaba todo más que bien. En La Paternal, el ex-cementerio de elefantes, hoy resucitador, tal la presencia de Calderón (?), se medía un Boca que será jugoso en cuanto a su contemplación. Estos 6 meses de transición sonarían disparatados en un contexto que no albergue un mundial acá a la vuelta de la esquina. Cualquier papelón, desdicha o paso en falso que Boca dé, será atenuado por un evento que marca un antes y un después en el calendario futbolístico: el Mundial. Entonces, una vez pasado, todas las manchas quedarán borrosas: bien sabido es que los torneos Clausuras pre-Copa del Mundo quedan en la memoria colectiva como una noche de borrachera: algunos retazos sueltos y los bochornos narrados por 5 ó 6 amigos (?). Hoy fue la primera de esas 19 fechas que Boca se tiene que sacar de encima. Dio la talla gracias a un error ajeno: el arquero Peric hizo extrañar a Torrico e involuntariamente asistió a Palermo, uno de los pocos que sí pone en juego algo para estos meses, que hizo lo único que sabe hacer: meter el gol. El Bicho seducía desde una propuesta de juntar 4 delanteros en cancha desde el minuto 0, pero poco pueden hacer si la ansiedad transformada en desprolijidad termina de enchastrar la cosa. Mercier y Ortigoza serán fundamentales con su aporte, porque tendrán que redoblar esfuerzos a la hora de defender y a la hora de gestar juego. Con un mínimo de organización colectiva no deberían de pasarla mal, pero la línea de 3 que pretende Borghi queda muy expuesta si tiene que enfrentarse a un jugador con las características de Gaitán. Con su movilidad, desconcertó a Canuto, Caruzzo y Sabia. En ese claro se produjo el hueco para que Riquelme convierta un golazo desde afuera del área. Antes, claro, estuvo el graciosísimo gol en contra de Muñoz. Pero si de defensas con problema se trata, aquí está Boca: cada centro es un murmullo en su tribuna. Que si sale el Pato -marea baja, babosos (?)-. que si Paletta no suelta al delantero, que si los laterales cierran como corresponde u ofrecen una peatonal como hasta ahora. Así fue como llegó el postrero empate de Ismael Sosa. Un 2 a 2 que no es malo para éste Boca. Toda una imagen, que no hace más que desnudar lo que es este equipo hoy: un cúmulo de invidualidades peleando por llegar con vida al próximo semestre. Mientras tanto, vermouth con papas fritas y a bañarse en el río de Parménides, con la esperanza de encontrar a uno de los marcianitos de Coccoon (?).