El 2014 no será un número más para San Lorenzo, todo lo contrario, será sin dudas uno de los años más importantes en su historia ya que fue en el que logró su primera Copa Libertadores. Aquí un breve repaso de los 365 días del Ciclón.

Cuando comenzó este 2014 en todo San Lorenzo se escuchaba la misma pregunta ¿se podrá repetir el 2013? Es que con el torneo local obtenido luego de seis años y la asunción de Francisco como Papa, hecho extrafutbolístico pero que lo colocó en la tapa de todos los medios internacionales, se había concluido el año de la mejor manera y el ingreso a la Copa Libertadores volvía a despertar aquella vieja obsesión.

Sin embargo había también lugar para la incertidumbre ya que con la huida rapaz de Pizzi rumbo al Valencia, la llegada de Edgardo Bauza como técnico generaba inquietudes por doquier. Con su chapa de campeón de América no alcanzaba para responder si sería capaz de llevar a este equipo a lo más alto o si podría continuar con la intención «ofensiva» de su antecesor debido a su público gusto por el juego defensivo.

Con un plantel bastante consolidado y nutrido, sólo se decidió incorporar a tres jugadores: a Nicolás Blandi quien se suponía venía a terminar de explotar; a Carlos Valdez y Mauro Matos. Tres correctos refuerzos que, a la luz de los acontecimientos, salvo por el ex All Boys, fueron menos de lo que se esperaba. Blandi nunca explotó, Valdez empezó muy mal y cuando se consolidó se tomó el buque; Matos fue el único que rindió y logró marcar goles importantes aunque lejos estuvo de ser el faro goleador como lo era en el albo. Entre los que se fueron, el más importante fue Alan Ruiz a préstamo al Gremio donde la rompió toda.

Así pues, de la mano del Patón comenzó la odisea de defender el título y pelear por el trono de América. No empezó muy bien este último objetivo ya que en el debut en Brasil frente al Botafogo, San Lorenzo perdió por 2 a 0 sin ningún atenuante. Por el torneo local tampoco le fue bien porque Olimpo le ganó por el mismo resultado, lo que decretó la partida de Pablo Alvarado.

Pero antes de que cunda la desesperación, el equipo encontró el rumbo correcto y supo hilvanar un par de victorias en el plano local, al mismo tiempo que en su primer partido como local por la Libertadores vencía por 1 a 0 a Independiente del Valle de Ecuador. No obstante, en el juego del equipo se vislumbraba algo: todo lo que se ganaba se hacía con lo justo y, pese a la superioridad que pudiese mostrar, siempre se terminaba cediendo la pelota y las intenciones al rival, hecho que lo hizo sufrir como un condenado toda la primera fase.

En el tercer partido por el grupo 2, San Lorenzo recibía a Unión Española de Chile y comenzó ganándole bien por 1-0 con vistas a aumentar el marcador por duplicado o triplicado; pero el equipo inexplicablemente se empezó a quedar hasta que le regaló el empate a los chilotes (?) comprometiendo su situación de cara a la clasificación. Mientras tanto, el buen transitar por el Inicial 2014 se cortó de lleno ante River quien lo venció por 1-0.

El próximo enfrentamiento continental era en la altura ecuatoriana y, si no se quería seguir cortando clavos con el orto había que ganar, cueste lo que cueste. Así lo empezó a hacer pero la altura, el cagazo y el referí conspiraron para que sucediera y un empate en el último instante mediante un tiro penal sumió en la desesperación al pueblo azulgrana. Para estas instancias el «Patón» ya era puteado y denigrado por medio país por su juego defensivo, por esos «inventos» de jugar con cinco defensores y porque el rendimiento general distaba mucho del que se alcanzó meses atrás.

Pero quedaba una oportunidad más que, para peor, estaba atada al resultado de otro partido. San Lorenzo recibía al conjunto brasileño a la espera de que en Chile no ganen los ecuatorianos y, si lo hacían con una diferencia mínima para que no clasifiquen por diferencia de goles. Esa noche ante el Botafogo los de Bauza se lucieron como nunca y con un Piatti galáctico le propinaron un 3-0 memorable, mientras tras Los Andes se hacían goles de todo tipo y color. En unas horas para el infarto, Independiente del Valle terminó gananado 5-4 pero no le fue suficiente para igualar a los de Boedo en cuanto a goles, sellando una clasificación al filo de la cornisa, pero que valió como cualquier otra.

Todo lo que vino después de esa noche para el surmenage (?) fue épico. El torneo local fue descartado casi de plano para dedicarle esfuerzo y dedicación exclusiva a la competencia internacional. Gremio asomaba como cuco en los octavos y Bauza se relamía porque había llegado a la instancia en donde más cómodo se sentía. El triunfo 1-0 de local dio esperanzas aunque había que aguantar la parada allá, cuestión para nada sencilla. En un partido lleno de tensión, los brasileros vencieron por igual resultado, mandando la definición a los penales. Como en una precuela de «hoy te convertís en héroe» Torrico tapó dos ejecuciones permitiendo que el Ciclón ganase por 4-2, clasificando a cuartos.

Otro brasilero era el rival, ahora el Cruzeiro asomaba y varios pronósticos daban por sentado el fin de la ilusión. La chota (?). En el Nuevo Gasómetro un cabezazo de Gentiletti alcanzó para ganar de nuevo por 1-0 y trasladar toda la presión al rival. A esta altura, el equipo estaba consolidado defensivamente y mostró lo mejor de sí, con Piatti, Correa y Villalva en sus niveles más altos. En la vuelta no hubo necesidad de recurrir a Torrico ya que el empate a uno bastó para llegar a una instancia impensada: las semifinales.

Claro que el Mundial lo estropeó todo (?). El receso obligatorio enfrió las cosas y dio lugar a la ansiedad, la angustia y la tensa espera; al menos ya no quedaban más brasileros en el camino, Bolívar de Bolivia era el rival a vencer. Así, preocupados por la Libertadores, se terminó el Inicial 2014 lejos de los puestos importantes con 27 puntos, producto de 7 triunfos, 6 empates y 6 derrotas. A su vez, se disputó la copa de campeones o como verga se llame, ante River, perdiendo por uno a cero.

En este lapso antes de jugarse la historia misma el equipo se preparó pura y exclusivamente para cuatro partidos. El equipo menos Valdez al que le pintó la rebeldía (?) y nunca se presentó, debiendo retornar a la MLS. El que sí «volvió» fue Pablo Barrientos a la vez que se negociaba la salida de Ángel Correa la máxima promesa que había tenido un gran 2014 y que ya estaba listo para emigrar y dejar unos buenos dólares en la institución. Así llegó el Atlético Madrid y se lo llevó por 5.6 millones de euros, a condición de dejarlo jugar las últimas instancias de la copa. No obstante, en la revisación médica se descubrió una afección cardíaca en el joven jugador que debía ser tratada y que, sin echar por tierra el pase, lo dejó sin Libertadores.

Pasó la mentira (?) del Mundial, y llegó lo importante: la primera semi como local ante el Bolívar. Nervios, miedos, tensión, todo se acabó a los cinco minutos con el gol de Matos. San Lorenzo jugó su mejor partido del año y el conjunto boliviano sin dudas el peor. 5-0 fue el resultado final, categórico y concluyente para ir a la revancha en la altura a cagarse de risa. Allá en la puna los locales manejaron el partido pero ni cerca estuvieron de igualar el marcador global; ganaron 1-0 con un gol en los últimos minutos pero no pudieron torcer el destino: CASLA llegaba por primera vez en su historia a la final de la Copa Libertadores.

Cuestión del destino, en la final le tocó el único equipo con el que podría definir como local: el sorprendente Nacional de Paraguay. Claro que ahora, se abría otro problema: Ignacio Piatti ya tenía todo acordado para irse a Canadá (!) una vez concluido su contrato, por lo que sólo podría jugar el partido de ida ante los paraguayos…

Así fue que casi 7 meses después de haber debutado ante el Botafogo, San Lorenzo disputaba la primera final para alcanzar el título más importante de su historia. La verdad que, así como la suerte le puso los equipos más difíciles al principio, en la final le tocó uno de los rivales más fáciles, que tal vez dio todo para llegar hasta allí, pero que poco hizo para merecer el trofeo. El ciclón pasó por arriba en la primera final a su rival, pero sólo pudo marcar a través de Matos y cuando estaba para liquidarlo se tiró muy para atrás, permitiéndole a los paraguayos alcanzar el empate en la última jugada.

De tal manera, todo estaba dado para que ese 13 de agosto se pudiera alcanzar la gloria máxima. En un estadio colmado los de Bauza salieron, ya sin Piatti, con un temor inusitado a jugar la final dejando tomar las acciones principales a un rival que con nada acercó peligro. Todo era tensión, los jugadores erraban pases insólitos, la gente estaba casi muda, hasta que un penal cobrado por una mano ingenua luego de un córner devolvió el alma al cuerpo. ¿Penal? Ortigoza. La mandó a guardar como los que saben y desató la fiesta en Boedos. Los otros 45 minutos estuvieron de más; San Lorenzo sólo quería que se termine el partido y a Nacional no le dio para más. De esta manera, por primera vez en su historia San Lorenzo se consagraba campeón de la Copa Libertadores de América.

Con la máxima consagración internacional y la disputa por vez primera del mundial de clubes, la relajación era previsible. A las bajas ya nombradas hubo que sumar la de Gentiletti y además la pretemporada no fue acorde a un semestre si no a cuatro partidos, por lo que el rendimiento del equipo mermó considerablemente. A su vez el que casi se aleja del equipo fue el referente histórico y máximo ganador del club, el «Pipi» Romagnoli quien ya tenía todo acordado con el Bahía de Brasil (incluso había cobrado un adelanto), pero movido por el amor a los colores, decidió declinar el contrato por lo que su ausencia duró unas semanas.

Así pues, en la segunda parte del año el equipo llegó a mostrar un nivel paupérrimo con actuaciones para el olvido, viéndose Bauza nuevamente criticado aunque, con dos Libertadores sobre el lomo, difícil que le hagan alguna mella.

Como único refuerzo para el Mundial llegó Mario Yepes a quien el tiempo no le bastó para ponerse a punto, llegando a tener actuaciones cercanas a lo ridículo aunque, como todo el equipo, logró mejorar levemente a final de temporada. Fue de esta manera que el ciclón logró cosechar 26 puntos producto de 8 victorias, 2 empates y 9 (!) derrotas. Pero claro, qué carajo le importaba si el campeonato del mundo estaba a la vuelta de la esquina…

Lo cierto es que, errada o acertada, la dirigencia encabezada por Lammens y Tinelli decidió ir con lo que se tenía, sin buscar refuerzos costosos de último momento a sabiendas que para armar un equipo competitivo a la altura del Real Madrid se necesitaría de una suma de dinero imposible para el club. Lo que tal vez no se tuvo en cuenta fue que en semifinales se iba a hacer tan complicado vencer a un rival semiprofesional proveniente de Nueva Zelanda, el Auclkand City.

Un equipo duro, metedor, con buena preparación física y sin nada que perder le hizo un partido dificilísimo que recién se pudo destrabar en tiempo suplementario gracias al gol de Matos; primero había puesto el 1-0 transitorio Barrientos pero Berlanga empató en el complemento. Tal vez fueron los nervios o que se pensaba más en la final que en la instancia previa, lo cierto es que fue un rival que costó demasiado pero que, al fin de cuentas, se pudo vencer.

De esta forma llegó un partido que años atrás era surrealista pensarlo: San Lorenzo debía enfrentar al Real Madrid. Mucho se habló y se hablará de este partido, de la forma de encararlo de Bauza, que faltó hambre, que se fue «a no perder por mucho». Lo cierto es que se planteó para cerrar los caminos al rival y ponerlo nervioso, resignando la fase ofensiva a la espera de un contragolpe que nunca llegó. Con doce mil hinchas haciéndose sentir presente, nada pudo hacerse ante un conjunto español que sufrió 35 minutos pero que cuando alcanzó el 1-0 con gol de Ramos ya supo que tenía el partido ganado. Bale a los 5′ del complemento marcó el 2-0 y ahí se acabó el encuentro. Derrota sin adjetivos ni atenuantes que dejó a San Lorenzo sin la chance de ser campeón del mundo.

A pesar de la desilusión, el 2014 quedará en la memoria azulgrana por siempre. El desafío será que el 2015 intente al menos emularlo, rearmando un equipo que con un par de piezas claves debería volver a ser competitivo para así continuar en la senda de adquirir reconocimiento internacional por sus propios méritos y no solamente por el Papa Francisco.