Breve etimología de los clubes argentinos. Primera D. Parte IV

Después de un largo parate continúa el recorrido por los orígenes de los clubes del fútbol argentino. Ultima parada en la D, incluyendo a los recientes descendidos de la C.

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El Porvenir. En septiembre de 1915, en la Villa Porvenir del partido de Avellaneda se fundó un club con la intención de despuntar el vicio por el viril deporte de la lucha grecorromana. El nombre de la novel institución homenajeando a la barriada que lo vio nace fue simplemente El Porvenir. Si bien el club fue fundado para la lucha, poco tardaron sus fundadores, laburantes de la zona, en agregar nuevas disciplinas. Así aparecieron las pesas, el boxeo y, finalmente, el fútbol. Los colores blanco y negro a rayas fueron adoptados en 1917, cuando el club ya empezaba a conseguir cierto renombre en las divisionales de ascenso del fútbol amateur, etapa en la que llegaría a la primera. Con el advenimiento del profesionalismo El Porvenir se quedó fuera del tren del progreso, lo que representa una verdadera ironía (?), y desde hace más de 80 años peregrina por el ascenso metropolitano, en cuyo escalón más bajo está actualmente, pocos años después de haber cerrado su mejor etapa, con 8 temporadas en el Nacional B. El nombre, como se ha explicado, fue dado por el barrio en el que fue fundado. En su etimología pura porvenir significa “futuro”, “por venir”. Habitualmente se lo utiliza con una connotación positiva, el porvenir es algo “bueno”, aunque también se lo usa para algo negativo “un negro porvenir” que es lo que tiene una negra embarazada (?). En el caso del club que nos convoca (?) no nos animaríamos a decir que El Porvenir sea algo positivo. Gestión Merelas (?).

San Martín (Burzaco). Fundado en 1936, Sanma Lokura (?) debe su nombre a una esquina del barrio de Burzaco, en el municipio de Almirante Brown, en el sur del GBA. San Martín esquina 25 de Mayo. En esa intersección se juntaron los integrantes de varios equipos barriales para formar un equipo con todas las de la ley. Pese a ser ya un club establecido desde la década del 30 fue recién en 1974 que se afilió a AFA, pasando los 39 años restantes mayormente en la D, pero con varios años en la C. El nombre, como ya se ha dicho, remite a una calle, pero es a la vez un homenaje al General Don José de San Martín, padre la patria, Libertador de 3 países y sobre el que no se extenderá mucho más este informe porque quedan varios Sanmartines por reseñar (?).

San Miguel. Fundado en la ciudad de San Miguel, en el noroeste del GBA, en 1922, el Trueno Verde es, no obstante, uno de los últimos clubes en afiliarse a la AFA, dentro de la oleada de incorporaciones de 1978. El nombre original de la institución fue Independiente San Miguel, y los colores verde y blanco a bastones horizontales fueron los mismos desde el inicio. En 1930 cambió su denominación por la actual, Club Atlético San Miguel. Si bien en el entonces municipio de General Sarmiento ya existían equipos que militaban en el fútbol de ascenso (Muñiz, Juventud Unida), la llegada del CASM al fútbol afista produjo una mini revolución, pasando a ser el equipo más popular de la zona. Ayudó que desde un principio el club obtuvo buenos resultados, ascendiendo de la D a la B en 6 años, e incluso siendo subcampeón de la división de plata (?) en 1985, detrás de Rosario Central y delante de Racing Club. En su primer año en la D jugó sus últimos partidos profesionales José Francisco Sanfilippo. El auge de San Miguel fue decayendo y si bien a principios de este siglo llegó a militar en el Nacional B, jamás pudo acercarse a campañas como esas de los 80s, y actualmente está en la D, como hace 35 años. El nombre obviamente está dado por la ciudad en la que fue fundado (aunque su cancha queda en Los Polvorines, ahí nomás, pero en el municipio de Malvinas Argentinas). El nombre de la ciudad fue impuesto por el fundador del paraje, Adolfo Sourdeaux, en homenaje al Arcángel Miguel, jefe de los Ejércitos de Dios, tanto para cristianos como para judíos y musulmanes. El capo de la barra del Barba, vendría a ser (?).

Sportivo Barracas. Fundado en 1913 en el barrio porteño de Barracas, este equipo supo tener cierta trascendencia durante el amateurismo, tal es así que en su estadio hacía de local la Selección Argentina. En 1931 fue uno de los clubes que por distintos motivos no se sumaron al naciente fútbol profesional, y se convirtió en uno de los grandes de la liga amateur, en la que se consagrara campeón en 1932, dejando como subcampeón nada menos que a Barracas Central. Con la unificación de ambas asociaciones en 1934 a Sp. Barracas le tocó, como a todos los que se habían quedado en el área amateur, arrancar de abajo. Disputó un par de torneos de segunda, se desafilió, volvió por un año en 1937, salió último y desapareció por tres décadas, reafiliándose recién en 1967. Nunca pudo hace pie, y durante años fue abonado a la desafiliación temporal por ostentar el peor promedio de la D. A principios del Siglo XXI el fantasma del gerenciamiento apareció por Barracas y de la mano de un grupo inversor liderado por el periodista Enrique Sacco, Sportivo Barracas se mudó a Bolívar, en la Provincia de Buenos Aires, cambiando sus colores, su escudo, y la denominación oficial a la de Club Sportivo Barracas Bolívar. Con ese nombre ascendió por primera vez a la C, descendiendo al poco tiempo, quedando en el post gerenciamiento sin un mango, sin una mano amiga (?) y con la sede casi vendida, lo que finalmente se pudo evitar. Como corolario, se tuvo que comer una desafiliación más al volver a la D. Triste destino para un club que supo tener grandes momentos, que tuvo un nombre importante en el fútbol argentino, y que fuera polideportivo, tal es así que una de las ideas perseguidas por sus fundadores era la de practicar remo. En el Riachuelo. El nombre Barrancas obviamente deriva del barrio, llamado así desde épocas de la colonia por las precarias construcciones a la vera del Riachuelo, en la que además de mercaderías, cueros y otras materias primas, se alojaba a los esclavos recién llegados desde el Africa.

Victoriano Arenas. El popular CAVA, quinto equipo del sur del conurbano bonaerense según una encuesta de un diario deportivo argentino. Fundado en 1928 en Valentín Alsina, por entonces partido de Avellaneda, el equipo de la península (?) debe su nombre a una inmobiliaria que anunciaba mediante carteles, naturalmente, la venta de terrenos en la zona. A los fundadores les pareció copado (?) el nombre “Victoriano Arenas” y así le pusieron al club, dotándolo de un halo de misterio y excentricidad. Se afilió a AFA en 1963, y su tránsito por el terreno viamontista se limitó mayormente a la D, con unas pocas temporadas en la C, y una parada de un año fuera del sistema por un crimen que no había cometido haber ostentado el peor promedio de la divisional.

Yupanqui. Oriundo de Villa Lugano el equipo que hiciera famoso para la gilada una publicidad de cierta marca de gaseosa cola cuyos conocedores de la fórmula original no pueden viajar juntos en avión (?) nació en 1935como club de básquet. Ya en 1937 tenía equipo de fútbol, producto de una fusión entre la entidad baloncestística y un equipo barrial, dando origen a la actual denominación de Club Social y Deportivo Yupanqui. El nombre en realidad ya venía desde el club de básquet, que tuvo cancha antes de tener club, y se debe a un diccionario. Cuenta yupanquifutbol.com.ar que uno de los fundadores, Alfredo Gibaut, se tiró a la sombra de un árbol con un viejo diccionario, buscando un nombre copado para el naciente club. Así, y después de mucho cavilar -circunstancia no acreditada pero que se infiere del hecho de haber llegado hasta la Y- encontró un vocablo quechua que le gustó: Yupanqui, que significa en el viejo idioma de los incas “De tí hablará la posteridad”, aunque algunas fuentes lo traducen como “narrarás” o “cantarás”, en cualquier caso el sentido es que “dará que hablar”. En 1976 comenzó a jugar torneos de AFA, y si bien jamás consiguió ascender a la C, tampoco perdió la afiliación por ser el último promedio.

Y así cierran tanto esta edición como el repaso por los clubes de la Primera D. En la fecha se han visto dos equipos cuyos nombres remiten al futuro, uno de ellos con nombre incaico, uno con denominación de localidad y al mismo tiempo de ángel pulenta (?), otro con nombre de prócer pero debido a una calle, uno con identificación de barriada humilde y laburante, y un último con nombre de martillero inmobiliario.


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