Talleres sacó adelante una serie muy díficil recién en los penales y jugará por uno de los ascensos a la B Nacional frente a Gimnasia de Mendoza. El otro lugar saldrá de Patria (Formosa) y Atlético Paraná. Quedaron eliminados los dos primeros preclasificados, la CAI de Comodoro y Unión Aconquija.

Talleres sufre, pero sigue en carrera. Mientras los otros tres equipos que tenían la ventaja de cerrar sus series de semifinales de local se despidieron tras no poder remontar las duras caídas de la ida, la T logró sobrepasar angustiosamente su enfrentamiento ante Mitre (Santiago del Estero), un rival que en los papeles no parecía peligroso, pero que en la práctica fue un verdadero incordio para el prestigioso equipo cordobés. Los dirigidos por Hoyos debieron sobreponerse a tres desventajas parciales en el global, como así también a un penal en contra que pudo hacerlo perder el cotejo de ida en tiempo de descuento, sino hubiera emergido la figura de su arquero Federico Costa. Ahora, por el tropezón de comodorenses y estancieros, los de la Docta se garantizaron jugar el desquite de la final en el Kempes, estadio que suele atestar una multitud en estas ocasiones decisivas.

Ese apoyo externo será sin duda un asidero importante, aunque no necesariamente en un sentido positivo, el domingo pasado ya pudo observarse que la intensa presión puede doblegar las aspiraciones de los tallarines, que estuvieron a punto de sufrir en ese escenario ilustre un traspié que hubiera representado un verdadero batacazo de los santiagueños. El encuentro de ida se había disputado cuatro días antes en cancha de Mitre y ya desde el comienzo había despejado cualquier expectativa de que resultara una instancia fácil para la T. El Aurinegro, dirigido por el célebre Carlos Roldán, asfixió a sus rivales durante toda la primera etapa y rondaron el gol en varias ocasiones. Hasta que, cerca del descanso, Joaquín Lencinas le ganó a todos en el aire tras un envío de esquina y estableció el merecido 1-0.

La reacción de los de Hoyos en la segunda mitad fue auspiciosa. El local parecío algo relajado luego del denodado esfuerzo que le había demandado ponerse en ventaja y no supo obstruir la recuperación de la T. Más temprano que tarde, antes del cuarto de hora, llegaría la igualdad cuando Ivo Chaves coronó ante el arco vacío una buena combinación ofensiva de su equipo. Casi inmediatamente, estuvo cerca de restablecer su ventaja el equipo santiagueño, cuando Lencinas, imparable en los envíos áereos a balón parado, reventó el travesaño con otro cabezazo. Pero esa clarísima situación no tuvo derivaciones ulteriores. Mitre no pudo sostener un ritmo consistente de generación de peligro y los cordobeses se fueron aferrando sin sobresaltos al puntito inteligente. Hasta que una jugada aislada estuvo cerca de cambiar todo: faltaban dos minutos y un defensor visitante despejó abruptamente con una patada voladora y un jugador aurinegro cayó. No pareció penal, pero el juez paradójicamente apellidado Córdoba, vio penal. Los santiagueños contaban con un ocasión tan inmejorable como caída del cielo para llegar a la ventaja con una ventaja que se adivinaba no sólo deportiva sino también anímica. Pero Prieto, el ejecutante, hizo algo rarísimo. La picó, pero tirándola hacia un costado. Parece mejor que hacerlo en dirección al medio, pero no: Costa adivinó la punta y se quedó con el chapucero envío y las aspiraciones del local. De cara a la revancha, la serie seguía innegablemente abierta, pero con una perspectiva favorable para Talleres. Independientemente del resultado, la T celebraba por las circunstancias del juego y por la comparación con las otras semifinales, en las que los demás candidatos habían padecido sendas derrotas que los dejaban al borde de ser fletados.

Sin embargo, la revancha tampoco fue un lecho de rosas para los cordobeses. Más aún, los santiagueños coquetearon con la hazaña histórica, pero se mancaron en la recta final. Desde el comienzo de la velada en el ex-Chateau, quedaba claro que los de Roldán no se limitarían a esperar el partido, sino que buscarían adueñarse del trámite. Talleres prácticamente no pudo desplegar su juego, ante un rival que se plantó con firmeza e inteligencia en el terreno de juego. Acaso como una compensación de la discutidísima pena máxima que les habían otorgado en la ida, a los aurinegros no les dieron un penal clarísimo, tras una mano de Herrera. Este contratiempo no desanimó a los visitantes, que siguieron desplegando su ajustado plan de juego. Hasta que cerca del descanso, igual que en el primer cotejo, Mitre pasaría al frente tras una imprecisión grave de Talleres en la salida; la combinación siguiente fue rápida y certera, cuando Saucedo manejó bien los tiempos de la réplica, se limpió a una marca y habilitó a Parisi, que aprovechó una floja cobertura de Costa (dejó regalado su palo) y puso el 1-0.

A sólo 45 minutos de una posible frustración estrepitosa, el clima del Kempes podía transformarse en una caldera. En ese contexto, cabe reconocer el esfuerzo y la presencia de ánimo de Talleres más allá de no haber jugado del todo bien. Apenas reiniciado el juego, Mitre casi da el tiro de gracia, pero Parisi no pudo repetir su faena en una ocasión favorable, tras nuevas desinteligencias defensiva del local. Pero de ahí en adelante, la T fue acorralando a su rival. Hoyos llenó la cancha de delanteros, dando muestras de su vocación de pelearle, aunque fuera a la que criaste. Los minutos pasaban, el local dilapidaba una chance tras otra, hasta que cerca de la marca de la media hora, Diego Martínez, con un testazo le dio el empate a la T. Parecía que se abría un nuevo partido para el cuarto de hora final, pero antes de que los tallarines pudieran tomarse un respiro y buscar la victoria con nuevos embates, se encontraron otra vez en desventaja. El endiablado Saucedo armó una apilada fenomenal y lo tuvieron que bajar en la puerta del área. Y en el tiro libro subsiguiente, se la sacaron a Marco Prieto, que batió a Costa con un sablazo descomunal. Golazo del delantero guaraní, que hace pocos meses estaba involucrado en la definición de la Libertadores defendiendo los colores de Paraguay 2 (?) también conocido como Nacional Querido en el hermano país.

Talleres tenía que volver a remontar y faltaba todavía menos. El árbitro se copó (?) y le rajó uno a los santiagueños apenas consumado el 2-1. Los de Hoyos se desvivían con mas desesperación que ideas, tiraban centros, pateaban de cualquier lado, hasta le pegaron un planchazo al arquero contrario y pidieron penal (?), pero no había caso. Hasta que cerca del cierre, con un bochazo cualunque Chaves quedó solísimo por derecha, soledad que pueda resultar insólita dada la circunstancia del juego o no tanto si consideramos que el expulsado Aloi era nada menos que el carrilero izquierdo de Mitre. Menos explicable es que el centro subsiguiente de Chaves haya encontrado a dos de sus compañeros sin marca ante el arco vacío. Uno de ellos, Victorio Ramis la empujó y puso el 2-2 que cerró los 90 reglamentarios. El gol agónico había sido comprensiblemente celebrado por la nutrida afición local, pero nuevamente, la noche no daba lugar para respiros. Enseguida había que volver a jugarse el destino de la temporada desde la inmanejable instancia de los doce pasos. Algo de alivio habrá sentido el aforo del Kempes apenas el primer remate de los santiagueños pegó en el palo derecho de Costa. Sin embargo, la angustia remitió dentro de los corazones tallarines cuando López mandó a las nubes su penal. Por suerte para la T, enseguida el paraguayo Prieto, hasta allí de gran campeonato, la tiró todavía más por encima del travesaño. La serie de penales iba por la mitad y la distancia a favor de Talleres era mínima, pero de ahí en adelante sus pateadores estuvieron infalibles hasta sentenciar el triunfo por 3-2. Tras pasar innumerables inclemencias, el equipo más importante de la divisional se aseguraba su lugar en la final, intentando sacarse la espina que Unión (Mar del Plata) le clavó hace apenas una quincena (aunque parece algo del siglo pasado).

Como adelantamos más arriba, las otras tres series tuvieron un desarrollo bastante similar. Los tres equipos con peor preclasificación y que -por ende- debían jugar el primer cotejo de local, supieron aprovechar esa condición y rubricaron victorias desahogadas que les dieron una buena diferencia para la revancha. Tan es así que esos tres finalistas padecieron el domingo caídas por la mínima que no afectaron en lo más mínimo sus aspiraciones por el buen colchón traído desde la ida.

Se acabó, al menos por 2014, el sueño para Unión Aconquija (Las Estancias). Acaso uno de los invitados más ignotos de todo el Federal A, el conjunto catamarqueño edificó una campaña excepcional frente a rivales de enorme prosapia en la región del noroeste pero se vino abajo en la recta final de la fase regular: dilapidó una ventaja de ocho puntos y terminó perdiendo el ascenso directo en un desempate ante Central Córdoba. Sin embargo, el equipo de Salvador Mónaco había empezado el Reducido con una buena victoria global ante Chaco For Ever y se esperaba un esfuerzo interesante para esta nueva oportunidad. El arranque de la visita ante Atlético Paraná parecía innegablemente promisorio. Tras algunos minutos de estudio, Unión Aconquija desnudó las falencias de su oponente y lo hizo con una enorme efectividad. Ledesma aprovechó una torpe cesión de un zaguero de Paraná a su arquero y definió con maestría, haciéndole un sombrero al guardavalla y yendo a buscar la pelota para mandarla al fondo de la red. Otra de las miles de cosas que Palacio pudo hacer y no hizo ante Neuer: no sé si era por abajo, lo importante es que era gol (?). Casi inmediatamente, otra vez mal parado el conjunto entrerriano y Ledesma puso el 2-0.

Iba un cuarto de hora y algunos ya veían la serie liquidada para Aconquija. ¿Cómo no pensar eso con un equipo cuyo punto flojo eran justamente los juegos fuera de casa y parecía sacar adelante con facilidad ese obstáculo? El pequeño detalle era que a pesar de los dos goles de distancia faltaba demasiado por jugar; en ese extenso lapso reaparecerían (¡y cómo!) las dudas del Estanciero lejos de Catamarca. Dos sucesos fueron cruciales: el descuento inmediato de Benítez (1-2 a los ’19) y la expulsión de Dul (codazo y diez contra once a los ’33). En esa nueva circunstancia, a Unión Aconquija parecía que no le codaba otra que aguantar, planteo en el que ya habían demostrado performances insatisfactorias en varias oportunidades). Si bien bancaron los embates y la diferencia mínima a favor hasta el descanso, en la segunda mitad, Paraná (a diferencia de lo que pasa en casi todo el país -veáse Tucumán o Rafaela- lo llaman así y no Atlético) se reencontró con su mejor forma futbolística y vapuleó a la visita. Los propios catamarqueños, vapuleados por la presión del local, terminarían colaborando. Así ocurrió tras el enésimo desborde de un inspiradísimo Ekkert, cuando González Fernández despejó horrendamente y batió su propia valla. Los paranaenses ya celebraban el 2-2, pero con un rival desconcertado y un hombre de más era esperable que la remontada no terminara ahí. Aconquija se limitaba a soportar los embates, como un boxeador acorralado contra las cuerdas. Apenas pasado el cuarto de hora, Paraná llegaría a una ventaja impensada una hora antes. Dri ejecutó un tiro libre, el arquero Cabral devolvió un rebote largo que parecía alejar el peligro, pero Alzugaray pescó la bola que boyaba y la mandó a guardar.

Tras este brusco vuelco de las acciones, la notable victoria de los entrerrianos parecía consumada, pero en una serie de 180 minutos lo que quedaba todavía era extremadamente relevantes. El cuadro “Estanciero” no sólo se quedó sin poder de fuego para volver a atacar, sino que ni siquiera supo minimizar los daños y garantizar un marcador poco lapidario para el regreso en Andalgalá. En cambio, Atlético Paraná supo como edificar una goleada que le quitó enormes presiones de cara al desquite. Alzugaray consiguió uno más tras otro desborde por izquierda de Ekkert y Nicolás Ledesma coronó la gran faena de los suyos en un contraataque. El 5-2 dejaba muy poco margen para la revancha, Paraná repetía la diferencia abultada de los cuartos de final, cuando un 3-0 ante Libertad (Sunchales) les permitió encaminar esa serie a priori complicada.

La verdadera Aconpija (?)

Nos pronunciamos en contra de la violencia, pero ante la verdad hay que rendirse (?)

Es cierto que aquella instancia terminó resultando no tan fácil, ya que los santafesinos ganaron 3-1 y quedaron a un solo gol de forzar los penales, así que quedaba el interrogante de como se desempeñarían los paranaenses en el inexpugnable escenario catamarqueño. Por lo pronto, la parcialidad de Unión Aconquija no se privó de ninguna mala arte en la previa al partido. En la noche del sábado al domingo, cayeron 30 tipos a las inmediaciones del hotel donde se alojaba la delegación visitante e intentaron perturbarles el sueño detonando bombas de estruendo y pasando música con altoparlantes. Ah y ya que estaban le rompieron los vidrios, le pincharon los neumáticos y le pintaron frases amenazantes al ómnibus que trasladaría a los de Paraná al partido. El propio día del juego, la cosa no mejoraría demasiado. A pesar de no haber dormido, los barras de Aconquija demostraron su profesionalismo (?) y amedrentaron con piedrazos a todo lo que oliera a entrerriano: jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, allegados, periodistas. Lástima que no sepan discriminar, algunos lo merecen y otros no (?). La cosa es que el clima estaba realmente muy espeso, independientemente de lo que pasara en la cancha.

Pero lo estrictamente futbolístico fue por otro carril. Chitero estuvo muy cerca de liquidar la serie en la primera jugada de peligro de la tarde, pero falló en la definición. Tras esa incidencia, todo sería del Estanciero por un buen tiempo. Ya a los 20, Martín Arce ganó de cabeza tras un tiro de esquina y le permitió al local acercarse en el global, con muchísimo trecho por jugar. Unión Aconquija encontró un envión anímico en esa conquista y redobló sus esfuerzos ofensivos. Lamentablemente para ellos, Ignacio Arce (sin relación con el rival que lo había batido) estaba afiladísimo tanto para cortar centro como para conjurar remates de gol. El tiempo conspiraba contra las ansias de remontada de los catamarqueños. En el arranque del complemento se fueron los últimos intentos serios del local, una vez más abortados por el arquero visitante. De a poco se fue volviendo notorio que los de Salvador Mónaco no podrían contrarrestar la pesada herencia del primer partido. Con el 3-5 en el global se cerró esta campaña, no menos memorable por los fracasos finales del invitado más sorprendente de este Federal. Por su lado, Atlético Paraná, que tuvo la insólita idea de llegar a esta divisional a través del mérito deportivo (?), celebró su pasaje a la final, aunque con cierta mesura, porque le faltaban varios vidrios del ómnibus y el regreso a su provincia lo hicieron totalmente cagados de frío, sin (?).

No habrá estreno catamarqueño en la B Nacional, porque también cayó San Lorenzo de Alem, un equipo que fue construyendo su campaña silenciosamente sin despertar la perdiz, hasta que le dedicamos una tapa en esta sección y se desplomaron (?). Pero si puede haber debut de otra provincia, la vapuleada Formosa, que tiene en Sportivo Patria el representante que podría llevarlos por primera vez a las lides federales, desde que el mismo club tomara parte en el Nacional A de 1976. Les fue bastante mal, aunque le pudieron ganar cuatro partidos a equipos directamente afiliados: a Central, una goleada a Platense (5-0) y los dos partidos (!) a All Boys, un dato para los de Floresta si les toca volver a enfrentarse.

Como pasó en tres de estas series semifinales, los formoseños sacaron una buena ventaja en su tierra, pero a diferencia de lo que ocurrió en los otros casos, estuvieron muy cerca de echar por la borda la buena actuación del miércoles pasado. El lapidario 2-0 definitivo no expresa cabalmente el trámite áspero de ese juego, Le costó muchísimo a Sportivo Patria doblegar a un conjunto Ocotero que lució visiblemente cansado por la seguidilla de partidos, pero que planteó serios inconvenientes tácticos al conjunto local. Y a pesar de que los de Gustavo Coleoni llegaban más, San Lorenzo generó un par de ocasiones interesantes de contra. Este peligro latente se incrementó en el complemento, cuando el experimentado Leandro Lázzaro (40 años) saltó a la cancha en la visita. El ex-Tigre contó con una ocasión que acaso hubiera cambiado el rumbo de la serie pero no pudo batir a Requena. Con esas paradojas diabólicas que tiene el fútbol, cuando parecía que los catamarqueños zafaban del asedio y se llevaban un puntazo de oro, Sportivo Patria consiguió desnivelar cuando apenas faltaban nueve minutos, más un eventual descuento. Una vez más, el instrumento de la victoria formoseña fue el gran Hugo Troche que mató con el pecho un bochazo que parecía inmanejable y definió de emboquillada. Golazo. Y antes de que cualquiera pudiera acomodarse, Azcurra sacó un sablazo extraordinario tanto en potencia como dirección y puso el 2-0. En apenas tres minutos, el cuadro local pasaba de una igualdad insatisfactoria a una ventaja muy atractiva para afrontar la revancha.

Si bien ese colchón terminó resultando decisivo, todavía quedaban varios sobresaltos por delante. La revancha en suelo catamarqueño fue un verdadero partidazo, no nos animanos a decir si el mejor de las semifinales porque la ida de Atlético Paraná – Unión Aconquija fue memorable también. El Ocotero tuvo un arranque más que esperanzador. Se llevó puestos a los formoseños y en menos de veinte minutos había igualado el global. Inoxidable, Leandro Lázzaro se sacó la mufa de la ocasión desperdiciada días atrás y marcó el primero con una definición bastante torpe, de hecho la metió en yunta con un despeje igualmente desaliñado de un marcador. De todas maneras, valía uno y San Lorenzo necesitaba goles. Al rato, la zaga de Patria, muy errática en ese lapso inicial, volvió a salir mal de atrás y le permitió a los locales armar una réplica rápida que culminó en la conversión a bocajarro de Pajón, que selló la igualdad parcial en el global. Tan rápida e inesperada había sido la recuperación, que se abría por delante un partido inesperado para cualquiera de los dos. Muchos podrían suponer que la recuperación de San Lorenzo de Alem no podía terminarse ahí, pero Patria supo recomponerse a tiempo y producir una reacción. La repartija de chances se hizo más equitativa, aunque a la vez más esporádica. Por un largo trecho de juego, el marcador igualado en el cálculo general no se modificó a despechó de los afanes ofensivos de uno y otro.

Recién en plena segunda etapa volvieron a abrirse los arcos, cuando la idea de una definición por penales comenzaba a instalarse como probable. En ese complemento, los catamarqueños parecían haber recobrado los bríos del comienzo y estuvieron varias veces cerca del tercer tanto que les hubiera permitido agenciarse la clasificación. Pero con todo el Ocotero lanzado en ataque perdieron la pelota a setenta metros de su arco: no parecía un desliz que fuera a ser determinante, pero Sportivo Patria armó una contra punzante y con un final feliz de lo que les gustan a Franco Macri (?). Cuatro toques y dos jugadores bastaron para que Nicolás Fassino, el mismo que le había robado en su campo, quedara mano a mano con Espeche. La definición de Fassino fue exquisita, totalmente desacostumbrada en una ocasión tan decisiva como la que atravesaba el partido, mucho más habitual de tantos que decoran goleadas. El volante proveniente de Sportivo Belgrano, la picó por encima del arquero rival, pero sin hacerle palanca apenas dejando el pie prácticamente quieto y dejando que la bola golpee en seco con el pie y salga proyectada con destino de gol. Un golazo descomunal que le devolvía a Sportivo Patria la preminencia en el global.

San Lorenzo llenó la cancha de delanteros en busca del tanto salvador, sobrevoló el área de los formoseños sin suerte, hasta que en otra contra letal los de Coleoni volvieron a convertir y restablecieron la diferencia de dos que habían traído desde su tierra. Todavía hubo tiempo para que, ya en los minutos de adición, David Romero pescara un rebote suelto en el área y pusiera el 3-2 para los catamarqueños. El resultado de la serie quedaba nuevamente separado por un solo tanto, pero ya era demasiado tarde. El Ocotero no llegó ni a tirar un centro más antes del pitazo final y Sportivo Patria festejó una clasificación que le costó considerable sudor más allá de su buen resultado en casa. De los diecisiete invitados que tuvo el Federal A para esta temporada de transición, los formoseños son el único que queda con chances de ascenso.

La Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia) era lo más parecido a un candidato firme que había en este impredecible reducido y se quedó afuera antes de siquiera llegar a la última instancia. Como les pasó a Unión Aconquija y San Lorenzo de Alem, el Azzurro comprobó que definir de local puede ser una dudosa prebenda cuando se arrastra una caída considerable del partido de ida. El Lobo mendocino tuvo una actuación muy destacada en su estadio de Parque San Martín, aunque no es en Merlo (?). Hasta tal punto que el 2-0 de ese primer chico resultó bastante mezquino considerando la superioridad del local. La primera mitad había finalizado igualada sin goles tan solo por la dispersa puntería de los delanteros de Gimnasia y la faraónica tarea de Mauro Leguiza, arquero de los chubutenses, que conjuró varias bolas con destino de red. En el complemento, el Lobo tardó poco en quebrar esa intensa resistencia. La buena noche de Leguiza quedó empañada, así de ingrato es el puesto de cancerbero, cuando Sergio Oga lo agarró mal parado al patear directo un tiro libre cuando todos esperaban el centro. El balón se metió a despecho de los intentos del arquero de rehacerse y el conjunto cuyano encontró la merecida y demorada ventaja. Envalentonados por ese logro, los locales encontraron el segundo casi enseguida, cortesía de Lucas Farías. Ni siquiera el 0-2 adverso motivó una reacción acorde de la C.A.I que lució inexpresiva toda la noche, como si no comprendiera lo que estaba en juego. De hecho, Leguiza volvió a emerger para evitar una goleada aún más irremontable.

Ya en su escenario propio y familiar de la Patagonia, el conjunto de Rebottaro mostró mayor enjundia para evitar la eliminación pero resultó demasiado tardía. El entrenador ex-Newell’s cambió a un esquema de tres defensores para buscar la remontada e intentar penetrar el sólido entramado defensivo que plantearon los mendocinos. Durante la primera mitad les resultó casi imposible, más allá de un par de acciones aisladas que exigieron a Alasia. En el complemento sí empezó a flaquear la resistencia del Lobo y las ocasiones para el local empezaron a llegar una tras otra, sin contar algunas ocasiones de fuego amigo (?), como cuando Garay casi la mete en su propio arco desde mitad de cancha. No sorprendió entonces que llegara el gol de los comodorenses, luego de una confusa seguidilla en el área, alguien consiguió bajársela a Aynol con una espectacular tijera y el delantero la empujó para acercar a los suyos a los penales. Quedaba media hora por delante y los chubutenses redoblaron esfuerzos. Gimnasia tuvo la inteligencia para no abroquelarse atrás y evitar un asedio permanente que casi con seguridad hubiera terminado mal, pero ni con esa tesitura evitó que la CAI generara varias chances para igualar el global. Un cabezazo de Villegas en el travesaño fue la más clara, mientras que la figura de Alasia se hizo presente en otras ocasiones. Con angustia pero también con oficio, el Lobo terminó celebrando y se clasificó a una de las finales, nada menos que ante Talleres (Córdoba). Un merecido premio para un equipo histórico del fútbol de su provincia, con varias actuaciones destacadas en los viejos Nacionales de Primera División, pero que había estado alejado de los primeros planos las últimas décadas. Increíblemente, Gimnasia jugó nueve de esos nacionales, pero nunca llegó a la B Nacional. Pero como hemos subrayado tanto yo como otros posteadores en esta página, Gimnasia no es absoluto un equipo menos importante que Godoy Cruz o Independiente Rivadavia, sacando los barriletes seguidores de las modas que se suman cuando estos equipos llegan a categorías federales. O sea que el Lobo está a 180 minutos de llenar sus tribunas con pelotudos acomodaticios (?).

El ritmo del reducido no da respiro, y hoy mismo arrancan las finales, que por los avatares de la preclasificación que explicamos en columnas anteriores han emparejado por un lado a dos históricos como Talleres y Gimnasia de Mendoza y por el otro a dos conjuntos con menor prosapia como Sportivo Patria y Atlético Paraná. Estos últimos dos compartieron zona, en la que finalizaron segundo y tercero respectivamente. Los antecedentes no son demasiado promisorios: ambos partidos finalizaron 0-0.

Si en la fase regular habían prevalecido cinco equipos que ya venían jugando en la categoría bajo su antigua denominación de Argentino A (aunque algunos habían ascendido hace un año y medio como Estudiantes de San Luis y Juventud Unida de Gualeguaychú), ahora queda la oportunidad para los nuevos: ninguno de los cuatro conjuntos en pie jugó el Federal A 2013-14. Talleres porque venía de la B Nacional, los otros tres jugaron el Argentino B y atención al detalle, Gimnasia de Mendoza y Atlético Paraná fueron dos de los tres ascendidos. De los diecisiete que subieron vía escritorios, solo Sportivo Patria llegó a esta instancia decisiva. El mérito deportivo sigue significando algo, evidentemente. Los clubes que pudieron prevalecer en ese torneo maratónico e infausto que otorgaba apenas tres plazas para 136 aspirantes cuentan sin duda con una experiencia a la que no le hacen mella los desafíos de una divisional más encumbrada.

Recordamos que las series se juegan a ida y vuelta entre hoy el domingo, no hay alargue, ni se consideran como método de desempate los goles de visitante o la performance previa: en caso de igualdad en el global transcurridos los 180 minutos hay penales derecho. Los partidos de esta noche se jugarán de esta manera.

20:30 Atlético Paraná – Sportivo Patria, en Paraná (Entre Ríos)
21:30 Gimnasia (Mendoza) – Talleres (Córdoba), en Mendoza.

Las revanchas serán el domingo, ya está confirmado que Talleres jugará a las 18 en el Kempes, la otra final no tiene horario confirmado.

Un antecedente lejano del cruce entre Talleres y Gimnasia, en el Nacional A de 1982