Hasta la chota de temas de la actualidad, buscamos recuperar algo de míssssssstica (?) con un post de tipo histórico. Es de un equipo caca, de un fútbol diarrea (?). No vamos a encontrar jugadores conocidos. Se trata de la gira fantabulosa (?) realizada por un plantel naciente, de un fútbol naciente.

Antes de largarnos a contar el cuento, es menester hablar un poco del Dallas Tornado. Se trató de un equipo de soccer fútbol fundado en 1967 y pilar fundamental de la North American Soccer League (la NASL). Su breve pero rica historia fue cimentada en torno a una gira mundial excepcional que realizó el equipo entre 1967 y 1968, que constó de una duración de 7 meses, lapso en cual disputaron 32 partidos, en 26 países, a lo largo de 5 continentes.

Los dueños de la franquicia, Lamar Hunt y Bill McNutt contrataron a Bob Kap para que se haga cargo del equipo, de cara al inicio de la NASL. Kap, que nada tiene que ver con Vladislao o con Ángel (?), era un serbio que vivía en Hungría, donde llegó a conocer al mismísimo Ferenç Puskas. Se vio obligado a huir de dicho país junto con su familia en 1956, a causa de la Revolución iniciada allí. Bob Kap era el nombre artístico (?) de este personaje, ya que su real nomenclatura era la de Božidar Kapušto, que nada tiene que ver con Dante (?). Cuestión que este serbio-húngaro fue a parar a Toronto, Canadá, donde trabajó temporalmente como periodista en un diario local orientado a los deportes. Pero su verdadero sueño era ser entrenador de fútbol y, cuando se enteró de que había varios equipos que estaban buscando entrenadores para sus equipos de cara al bautismo de la NASL, aplicó para varias solicitudes, recalando en el equipo de Dallas.

Lo primero que hizo Kap fue usar sus contactos para poder empezar a reclutar jugadores europeos, ya que los yankees eran chotísimos. Fue así como terminó contratando a ocho ingleses (siete de ellos de Merseyside), cinco noruegos (!), dos holandeses y dos suecos. Jay Moore era el único norteamericano del equipo. La idea era armar un plantel y salir de gira con los Stones para prepararse lo mejor posible para la temporada inaugural.

La historia la cuenta The Guardian, a través de Bill Crosbie, un muchachito inglés de 19 años que se desempeñaba como colectivero en Liverpool y que, un día, leyendo los clasificados del Liverpool Echo, vio un anuncio en el cual se buscaban futbolistas amateur “top”. Pensó: “Si Rogelio Funes Mori llegó, por qué no yo” (?). Y fue así como fue convocado por Kap para su primera entrevista en el hotel Adelphi. Sobre la misma recuerda que fue sometido a un intenso interrogatorio, que incluyó preguntas como en qué clubes había jugado, qué tan rápido era (!), por qué quería unirse al equipo, por qué Sibarita era tan rica (?), entre tantas otras.

Junto a Kap, en aquella entrevista, estaba Dave Moorcroft, un ex jugador amateur inglés de cierta reputación (había disputado una final en Wembley por la FA Amateur Cup y llegó a jugar más de 100 partidos para el Tranmere Rovers). Moorcroft era quien elegía a los jugadores. Terminó la entrevista y Crosbie se dijo a sí mismo “Listo, cagamos”, y se subió al bus.

Un mes más tarde, para su sorpresa, recibió un telegrama para una segunda entrevista, en el Regent Hotel. Esbozaremos el diálogo que se dio en la misma:

Kap: “¿Cuánto le va a tomar desvincularse de su actual trabajo?”
Crosbie: “Y… un par de semanas. Una, si es muy urgente ¿Por?”
Kap: “Porque a la mañana siguiente tenés que tomarte el avión hacia el sur de Francia, donde está el equipo.” (el Tornado ya había arrancado la gira).
Crosbie: {dudas} (?) “Ma’ seh… Fue… Acepto!”

Más bizarro es la condición que le impuso Kap para poder unirse al plantel: que se saque el corte Beatle que tenía (!) y que se lo cambie por uno de tipo más yankee, onda The Romantics (?). Passarelliana la medida (?). A Bill le chupaba un huevo eso y, de inmediato, acudió a lo de un vecino travastar peluquero que le hizo el favor.

Así fue que Crosbie le dio a su hermano el telegrama de renuncia, para que entregue a sus empleadores y rajó. Ni llegó a despedirse de su novia (!). A la siguiente madrugada, emprendió la aventura hacia Nice, Francia, junto a Bobby Roach, primo de Papa (?), otro de los amateur contratados para ponerse la del Tornado. Hasta allí llegaron Bill y Bobby. El equipo ya había jugado 5 partidos entre España y Marruecos ¿El último? una derrota 0-4 a manos del Real Oviedo, que, por ese entonces, jugaba en segunda.

Para sorpresa de ellos, se les indicó que, durante la gira, debían viajar trajeados, llevando en la cabeza sombreros de esos que usaban los cowboys, como para que sepan que eran texanos (?). De Nice se fueron para Estambul, donde empataron 2 a 2 con el Fenerbahçe, ante 25.000 personas, luego de ir ganando 2 a 0. Crosbie no jugó porque, de tantas inyecciones de golpe que se tuvo que aplicar, terminó apestado.

El próximo partido sería en Chipre. Luego de un día de visita por Acrópolis, debían acudir al aeropuerto de Atenas para tomar el vuelo a Nicosia. Se demoraron media hora y perdieron el vuelo. Putearon. Pero terminarían agradeciendo: el avión que perdieron fue víctima de un atentado terrorista, que hizo volar, valga la redundancia (?), en pedazos al aeroplano, matando a 63 personas. Se cree que un grupo de activistas griegos y chipriotas querían asesinar al Georgios Grivas, General del Ejército de Grecia, quien también se salvó porque llegó demorado al aeropuerto (!). Grivas terminó viajando en el mismo avión que el plantel del Dallas Tornado, quienes rezaron a troche y moche para que no vuelen en pedazos. Según Crosbie, fueron las dos horas más largas de su vida.

En Chipre jugaron con 35º de calor y perdieron sus dos partidos. De ahí, partieron para Teherán, capital iraní, previa escala en Beirut, capital del Líbano. Dallas perdió 2 a 1 contra un combinado de la Fuerza Aérea Iraní, que contaba con siete jugadores que integraban el seleccionado de fútbol de Irán. Siguieron dos empates en Syrah, ante un par de combinados locales. Luego de eso, un incidente que sacudió al plantel: de vuelta en Teherán, para tomar el próximo vuelo hacia el noroeste iraní, Moorcroft llamó a Graham Stirland, uno de los mejores jugadores del Dallas, y, juntos, fueron al baño del aeropuerto. Diez minutos más tarde, Moorcroft salió solo ¿Qué había pasado? Se le avisó a Stirland que ya no formaría parte del plantel ¿Por qué? Decisiones (?). Nunca más lo vieron a Stirland, que andá a saber en qué se volvió a Inglaterra.

Lo que siguió fueron 21 horas de viaje (!) para disputar partidos en Rasht y Shahi, en las zonas montañosas de Irán. En uno de esos encuentros, Tom Weinholdt, defensor noruego, se rompió la rodilla y se tuvo que volver. Quedaban 16 jugadores en el plantel, nomás (dos de ellos, arqueros). Así fue que llegaron a Pakistán, donde vencieron al seleccionado nacional por 2 a 0, en Karachi, capital de aquel país, ante 35.000 espectadores. La revancha se produjo en Lahore, ante 25.000 personas, donde se impusieron los pakistaníes por 4 a 2. Se jugaron algunos partidos más en Dhaka y Chittagong, Bangladesh, previo a salir para la India, donde las cosas no estarían para nada fáciles. Cuatro horas en un colectivo rudimentario para tener que bajarse antes de llegar a la frontera y recorrer casi 400 metros a pie, cargando los equipajes. Llegaron a la frontera y un par de jugadores quedaron retenidos en aduana (?) a la espera de sus visas, tendiendo que pasar varios días en un hotel de baja monta, donde los tenían pésimamente atendidos. Disputaron 7 encuentros en la India, ganando tan sólo 1. De ahí, se mudaron para Sri Lanka, donde cayeron dos veces ante el combinado nacional.

Debían llegar a Calcuta para poder aterrizar en Birmania, próximo destino. La cuestión es que, allí, en dicha ciudad, se habían desatado varias protestas, con múltiples conflictos, que terminaron con civiles heridos y/o detenidos, todo por algunos desperfectos políticos que terminaron con el presidente indio, Dhalsim (?), escapando en una mula voladora (?). El plantel del Dallas Tornado tuvo que refugiarse en un hotel durante dos días, para terminar escapando a las 4 de la mañana del 28 de noviembre (habían llegado el día 25). Finalmente, lograron llegar a Singapur, donde estaban al tanto que iba a arribar un grupo de yankees. Los recibieron pésimo, tirándoles con de todo (?) y gritándole todo tipo de improperios, de los cuales el menos liviano era “yankees imperialistas” (?). Jugaron contra la selección de Singapur, ante 47.000 hinchas, perdiendo el partido, pero sin terminarlo, ya que, a raíz de un foul violento cometido por el danés Per Larsen, se desató una invasión al campo de juego, terminando todos encerrados en el vestuario por más de dos horas (!), a la espera de que se calmen los ánimos. La revancha tuvo que ser cancelada y el Tornado se fue para Yakarta, Indonesia, a jugar un par de partidos ¿Próximo destino? Saigon, Vietnam. Gran elección (?). De todas maneras, la delegación fue bien protegida por la policía local, pudiendo disputar los partidos programados con total normalidad. El equipo se fue invicto de tierras vietnamitas y arribó a Taiwán, donde derrotaron al seleccionado local ante una concurrencia de 43.000 personas.

Como premio (?), se fueron a pasar la Navidad a Tokio, donde fueron recibidos con una radio Panasonic para cada uno, cortesía de Papá Noel (?). Dallas cayó ante Japón por 2 a 1 en el Estadio Olímpico de Tokio. Luego, por la revancha, volvieron a perder, esta vez por 3 a 2, en Osaka. De ahí, partieron para Manila, Filipinas, donde le ganaron 7 a 0 a Gimnasia de Manila un combinado local en Año Nuevo. Luego, perdieron con la selección filipina, para arrancar hacia Australia, en lo que fue uno de los viajes más densos: 18 horas. Disputaron encuentros en Australia, Fiji, Tahití y Nueva Zelanda, ganando 3 de 9 y perdiendo a su arquero, Odd Linberg, que cayó enfermo y fue enviado a su casa. Ya estábamos a 15 de febrero del año 1968. Fue en esa jornada que emprendieron el tan ansiado regreso a Dallas, donde descansaron dos semanas previo a partir para Centroamérica, donde jugarían 4 encuentros más, como preparación al inicio de la NASL.

Claro. Los muchachos llegaron devastados mentalmente y liquidados físicamente. El debut fue un 0-6 contra los Houston Stars ¿El resto de la temporada? 32 partidos jugados, 4 ganados, 26 derrotas (!), diferencia de gol de -81 (!!!). Campaña sacatécnicos, dicen. Kap voló a la mierda. Bill Crosbie se iría también, pero a causa de una rotura de ligamentos. Como su visa le permitía sólo trabajar como futbolista, tuvo que volverse a Inglaterra, ya que quienes no hacían uso de su visa de trabajo sin ser norteamericanos los mandaban al ejército yankee, con la guerra de Vietnam a pleno.

Para la temporada 1971, derrotaron por 2 a 1 a los Atlanta Chiefs y se consagraron campeones de la NASL por vez primera (y única). Al año siguiente, metieron semifinales, donde cayeron 1 a 0 ante el New York Cosmos. En 1973, salieron subcampeones al caer 0-2 ante los Philadelphia Atoms y, hasta 1981, año de la disolución de la NASL, no volvieron a acceder a otra final, metiendo performances de todos los colores. Por el club han pasado jugadores como el brasileño Oreco (campeón del mundo con su selección en 1958), el ex Borussia Dortmund, Willi Lippens (único alemán en jugar para la selección holandesa -gran mérito (?)-), los ex Manchester United, Alex Stpeney y Jimmy Ryan, el ex DT del Bayer Leverkusen subcampeón de todo, Klaus Toppmöller, el yankee Kyle Rote Jr (una de las primeras figuras del fútbol norteamericano, integrante del Hall of Fame). Tiempo después, Kap dijo que había estado a esto (?) de contratar a Julio Ricardo Villa, que prefirió inmortalizarse en Tottenham con un gol de final de FA Cup. Llegando a los 80s, Hunt y McNutt declararon que la franquicia, a lo largo de todos esos años, les había generado una deuda mayor a los 20.000.000 de dólares. Así fue que decidieron fusionarse con los Tampa Bay Rowdies. Mucho tiempo después, Lamar Hunt terminaría siendo uno de los co-fundadores de la hoy bastante reconocida MLS.

Y esta fue la historia de una de las giras más flasheras e innecesarias (?) de todos los tiempos. El equipo casi muere (?) en varias oportunidades, les fue como el orto en el debut, no sirvió mucho para la promoción de la entonces naciente NASL, el club y la liga terminaron desapareciendo. De todas formas, casi que sin querer, fueron precursores en esto de las giras internacionales. Claro que las de hoy las realizan los más grandes equipos europeos, no lidian con tantas peripecias, les dejan más guita. En fin. Podríamos, como ejercicio (?), imaginarnos a un Cristiano Ronaldo, a un Piqué, a un Sergio Ramos, y demás putilines, en una gira por el Amazonas, por la supervivencia en el reality de Franco Milazzo, o por el Everest, en busca del Yeti (?). La verdad, es imposible de imaginar a estas divas del fútbol en esas condiciones. Difícilmente se produzca algo igual. Creemos que el único que puede emular semejante gesta, por estas latitudes, es Caruso Lombardi. Podrían emprenderse, él y su Tristán Suárez, en algo así, de cara a la preparación para la era post-Transición, que, esperemos, desaparezca mucho más rápidamente que la NASL.