Hace un par de semanas nos dedicamos a los mediocampistas que su principal función era defender. Ahora les toca a los que, ya sea por el centro o los costados, su objetivo prioritario era o es atacar.

Quizás opacados por los enganches que siempre se llevaron las luces del fútbol creativo; los mediocampistas que iban por los costados, o más recientemente los volantes que se ganaron el mote de mixto, (debido a la incapacidad de los periodistas deportivos para intentar explicar la complejidad y elasticidad de los esquemas modernos) han tenido gran importancia a lo largo de los años. Si bien los mejores exponentes de este puesto son de los 90 para acá, (como la de los enganches y wines de los 90 para atrás) ya hubo anteriormente grandes jugadores que se desempeñaron en estas posiciones.

Hay que aclarar que esta es una clasificación bastante discutible, ya que lo ordenado hubiera sido poner a los volantes por derecha; a los que iban por izquierda; a los interiores; a los que se sueltan del doble cinco. Pero seamos (?) tolerantes, y razonemos todos juntos. En el mediocampo se dan muchas veces los cambios de posiciones constantes y es complicado catalogarlos en solo una posición. Así que decidimos meterlos a todos en la misma bolsa.

SPOILER ALERT: No hay ningún argentino en la lista, así que la mención especial es para una debilidad personal y del blog.

Empezamos.

Mención Especial: Osvaldo Ardiles

No, no íbamos a poner a Juan Sebastian Verón. De estatura mediana y contextura física delgada, la presencia de Ardiles en el mediocampo del fútbol internacional se parecía más a un sobrio oficinista que a la de un futbolista. Fue un habilidoso en terreno reducido y preciso para el pase de larga distancia. Ossie fue creciendo futbolísticamente después de arribar al primer equipo de Huracán a mediados de los años 70. Su paso por el Globo fue importante para su formación y se convirtió en el pilar que logró dos subcampeonatos consecutivos, el de 1975 y 1976.

Cuando Menotti, quién había dirigido Huracán antes de ser nombrado seleccionador de la selección, puso los ojos en él, muchos periodistas y una buena parte de la hinchada, no lo estimaron capaz de ocupar el puesto de armador del representativo albiceleste con miras al Mundial 78. Por supuesto, todos se equivocaron menos el propio Menotti, ya que Ardiles fue, conjuntamente con Mario Kempes, responsable de las jugadas de gol hilvanadas desde la media cancha hacia delante.

En la selección fue paulatinamente adueñándose del medio campo argentino, alternando su habilidad natural con un preciso juego de distribución. Se coronó campeón mundial en 1978 y en total representó al seleccionado rioplatense en 11 encuentros mundialistas: seis en 1978 y cinco en 1982. En lo que se consideró una transferencia inusual para la época, Ardiles se mudó a Inglaterra para jugar en el Tottenham Hotspurs, convirtiéndose en figura e ídolo de la hinchada que cariñosamente lo terminó apodando Ossie, diminutivo de Oswald. Con el Tottenham logró la Copa UEFA en 1984. También integró el Paris Saint Germain de Francia y el Blackburn Rovers, el Queen’s Park Rangers y el Swindon Town, todos de Inglaterra.

En el conflicto bélico de 1982 entre Argentina e Inglaterra por las islas Malvinas, se ganó el respeto de la mayoría del pueblo inglés, a pesar de hacer público en la misma Inglaterra su respaldo hacia el pueblo argentino. También protagonizó, junto a Pelé y Stallone, la película Victory, una bizarra (aunque sin intención) versión de un partido en épocas nazis.

Puesto 10: Freddy Rincón

La sola idea encandiló al universo futbolístico colombiano. Una colosal masa de músculo ébano se prodigaba por los campos de fútbol del país casi que sin caber en ellos. Parecía un gigante jugando en canchas para niños pequeños. Freddy Rincón ocupaba todo el campo con una dinámica singular: un expreso rojo que jugando desde la primera línea de mediocampistas llegaba al área rival con la fuerza de un toro en estampida y, con el mismo entusiasmo y poderío, aterrizaba en el otro lado del campo a batallar en la recuperación del balón. Y tenía gol. No sólo pisaba la zona de aceleración con mucha frecuencia, sino que anotaba goles de todas las facturas. Era un espectáculo.

Buscando en internet uno se encuentra con esas perlas como la del párrafo anterior en Ecos del Balón. Un futbolista adelantado para su época, Rincón fue el predecesor de todos los box-to-box modernos. Sin él no existirían los Desailly, Yaya Touré, y demás jugadores que dominan el escenario futbolístico actual. Se desarrolló tarde y recién a los 22 años comenzó a hacerse dominante en el fútbol colombiano. Entró sobre la hora a la convocatoria del Mundial 90 y metió el gol histórico contra Alemania.

Su historia es la de un futbolista impresionante que dejó un buen recuerdo en todos lados donde estuvo, menos en ese equipo de mierda que era el Real Madrid. Antes del equipo merengue, el ‘Coloso de Buenaventura’, como era llamado, ya tenía una trayectoria consolidada como puntal del fútbol mundial. En la selección Colombia de Valderrama, Rincón encontró el hábitat perfecto. Como aquel equipo era pausado y horizontal, su interminable desmarque de ruptura y movilidad aportaban profundidad sistemática al equipo por cualquiera de los tres carriles. Además, infatigable, corría los kilómetros defensivos que los otros hombres de ataque no corrían, y, fuerte como un roble, chocaba con los rivales e invencible recuperaba la bocha.

Cuando ya estaba grande, le tocó volver al fútbol brasilero y fue el jugador más dominante de la última parte de la década de los 90. Con un 5 detrás que le custodie la espalda, el enorme Freddy distribuía el juego y pisaba el área rival con menos frecuencia que antes, pero con toda la experiencia encima. Ocho títulos locales y la primera Copa Mundial de Clubes, lo destacan como un crack, innovador y ganador nato.

Puesto 9: Yaya Touré

Estar en la plenitud de su carrera lo pone un poco más bajo de lo que quizás lo ponga al final de su carrera, a este genio del fútbol mundial. La carrera de Yaya es como la de un baldosero, pero al revés(?). Empezó en la dudosa Academia Mimosas de su país, y fue a probar suerte a Inglaterra, más precisamente al Arsenal donde estaba su hermano Kolo. A Wenger no le interesaron las condiciones de Yaya y empezó a rebotar por varios países hasta que quedó en el impronunciable Koninklijke Sportkring Beveren de la B de Bélgica. Ahí estuvo desde el 2001 hasta el 2003. Pegó un salto, pero no muy importante, al Metalurh Donetsk de Ucrania, donde metió podio en los dos años que estuvo y además jugando en gran nivel. Siguió su gira europea cuan adolescente yankee por Grecia y fue ahí donde empezó a llamar la atención de los grandes. En el Olympiacos salió campeón siendo figura y lo empezaron a llamar el sucesor de Patrick Vieira por el parecido físico y técnico.

El Olympiacos, pese a ser el más grande lejos de Grecia, le quedó chico y su siguiente parada fue el Mónaco pre-crisis. En apenas un año alcanzó a demostrar que estaba para todavía más y Frank Rijkaard lo llevó al Barcelona. Eso fue en agosto de 2007 y por una cifra cercana a los 10 millones de euros. Siempre alternó en la posición de volante central, pero sus participaciones eran netamente positivas. En su tercer año en el club catalán fue desplazado por el emergente Sergio Busquets y buscó mayor continuidad en otra liga.

Su destino fue el Manchester City que desembolsó 30 millones de euros para contar con sus servicios. La llegada de Yaya, más la de Kun Agüero y David Silva fueron claves para que el club que hacía unos años estaba en la C inglesa se llevara la primer Premier en más de 40 años. En el título de la pasada temporada, fue el mejor jugador por escándalo de la Liga. Aún sigue en el City y parece que es un matrimonio feliz para ambos(?).

Con 31 años, su carrera en la selección es extensísima. Juega para su país desde el 2004 sin interrupción y en el Mundial superó los 90 partidos para su país. Tiene tres mundiales encima y los fracasos en estos también pesan a la hora del análisis. Su estilo de juego ha mutado a lo largo de los años. Hoy en día se lo puede definir como un volante central con mucha vocación ofensiva, la cual se le da de manera brillante. Su tranco largo le permite tomar gran distancia de sus marcadores y generar muchas ventajas en ofensiva.

Puesto 8: Steven Gerrard

¿Gerrard o Lampard? Se preguntaban algunos. Para este redactor jamás existió esa pregunta. Uno es un líder indiscutible de todos los tiempos, mientras que el otro es aún un gran jugador. Nació en Whiston, Merseyside, en un ambiente loco por el fútbol, y tuvo la oportunidad de ir al Manchester United, antes de firmar por los juveniles del Liverpool. En 1997 firmó su primer contrato y un año después debutó. En el Liverpool 2000-2001 su influencia como mediocampista llegador comenzó a ser mayor en el equipo, y con diez goles ayudó a conseguir la Copa UEFA, la FA Cup y la League Cup. Ya se vislumbraba que cosas importantes se veían.

El técnico del Liverpool, Gerard Houllier le dio la capitanía en 2003 convirtiéndose en el jugador del club más joven desde Kenny Dalglish en lograrlo. Después de estar cerca de ganar la Premier, Gerrard también estuvo cerca de marcharse al Chelsea en 2004, porque los dólares de Abramovich eran muchos y Mourinho lo consideraba clave para su proyecto. Pero Rafa Benítez le convenció para quedarse y juntos escribieron el momento de gloria más grande del Liverpool en los últimos treinta años: con 0-3 en contra en la final de la Champions, lograron remontar la ventaja al Milan de Crespo y alzar el trofeo en los penales. Fue un milagro y Gerard era el capitán. Ese día se ganó para siempre el apodo de «El alma de Liverpool»

Gerrard pudo terminar su carrera antes de empezarla. Con tan solo diez años, en un baldío, se atravesó los dedos con un rastrillo y estuvo sin jugar casi un año entero. Como enfermo del fútbol que era, empezó a patear con la zurda y se convirtió prácticamente en ambidiestro. En la selección su carrera fue un fracaso. Parte porque siempre estuvo rodeado de jugadores de alto perfil y dudosa categoría y hombría(?) y también porque no tuvo demasiada suerte. Jamás jugó una sola final de ninguna competición con los Lions. Pero no es por eso que está acá. Si no por su más de 800 partidos y 200 goles y sus 10 títulos con el Liverpool. Gerrard=Liverpool.

Puesto 7: Johan Neeskens

Lo más cercano a la analogía basketbolística Jordan-Pippen, Neeskens fue el ladero y hombre de confianza de Cryuff durante la parte más importante de la carrera de su tocayo. Compartieron aventuras (?) en el Ajax, en la selección y en el Barcelona. Pero, al igual que el bueno de Scottie, Johan the second, tiene más de un motivo para ser recordado como todo un ícono de este deporte. Johannes Jacobus (!) Neeskens nació en Heemstede, Países Bajos, el 15 de diciembre de 1951. Debutó como profesional en 1968 en el RCH de su ciudad natal, jugando en la posición de enganche.

En 1970 llegó al Ajax de Amsterdam, donde estuvo hasta 1974, cuando se fue al Barça. Su historia en el club más grande de Holanda es la historia misma del Ajax. Intérprete brillante del juego que se estaba gestando en el club y en la selección, Neeskens bajó en el campo, pero para aparecer por todos lados. Su influencia en el juego era total. En ataque, siempre desmarcado y buscando la opción más sencilla de pase. Pisando siempre el área con seguridad y olfato goleador. En defensa, nunca mezquinaba pierna y relevaba como el que más. Siempre decían que Neeskens era un jugador como cualquier otro, pero que entendía el juego como nadie.

En el Barcelona tuvo que remplazar a nadie menos que el Cholo Sotil, histórico jugador blaugrana, pero luego de una adaptación, la rompió también. En 1979 comenzó el baldoseo. Se fue a Estados Unidos para jugar en el New York Cosmos. Regresó a su país en 1984, para jugar en el Groningen. Al año siguiente regresó a América para jugar en los Fort Lauderdale Sun y luego en los Kansas City Comets de la liga indoor. Tras pasar por clubes amateurs como el Löwenbrau o el Baar, llegó al Zug suizo en 1990 y se retiró en 1991. Agarró de toque la dirección técnica de ese equipo y después se adjuntó al cuerpo técnico de Rijkaard

En su palmarés tiene dos Ligas y dos Copas holandesas, tres Copas de Europa, una Supercopa de Europa y una Intercontinental con el Ajax, una Copa del Rey y una Recopa con el Barça y dos Ligas de Estados Unidos con el Cosmos. Con su selección jugó 49 partidos y marcó 17 goles. Pedazo de ganador, salvo en la selección, como buen holandés.

Puesto 6: Didí

Waldir Pereira es uno de los más grandes referentes del fútbol brasilero. Entreala derecho en sus tiempos, este hombre es un emblema de la historia de la verdeamarelha. Nacido en octubre del 28 en Río de Janeiro, Didí comenzó jugando en el infantil del São Cristóvão. También en categorías inferiores, jugó en Industrial, Rio Branco, Goytacaz y Americano. Didí tuvo un drama cuando era niño. A los 14 años, tuvo una infección por causa de una contusión sufrida en una pelea. Llegó a estar en silla de ruedas. Estuvieron a punto de amputarle la pierna, pero zafó.

A los 16 años estaba debutando en Primera, en el Americano de Campos, y unos años después ya era la figura excluyente del Fluminense. Diez años y más de 100 goles después, hacen que lo recuerden como uno de los máximos ídolos de la historia del club. Como buen brasilero traidor que era, se fue al Botafogo, durante dos años, hasta que los billetes del Real Madrid lo llamaron. En España no se pudo acostumbrar al ritmo del fútbol europeo, y se volvió en menos de seis meses, al Botafogo. De ahí se fue al Sporting Cristal(!), volvió al Sao Paulo y se fue a robar los últimos años de su carrera a México, al Veracruz.

“Sufrí una lesión en el tobillo y no podía patear con normalidad la pelota. Entonces me di cuenta se que si pateaba con la punta cortando el balón por el centro no sentía dolor y el balón hacía curva y caía. Así que comencé a fortalecer los tres dedos del empeine y el tobillo. Para mí, con el tiempo fue algo normal y fácil. A los porteros les daba mucha rabia encajar goles de folha seca»

Lo grosso de su carrera pasó cuando fue DT de River, el campeón de Sudamerica en la selección. Con 22 años se comió el garrón de ser parte del equipo que pasó vergüenza en la final contra Uruguay, pero ocho años después tuvo revancha en Suecia. Ya de retirada, en el 62, también fue parte del equipo que ganó en Chile. Pelé, que no es muy dado para los elogios, decía que Didí fue como su padrino adentro de la cancha, que le explicaba todo. Un tipo que siempre se tomaba unos segundos para decidir que hacer con la pelota en los pies, que casi ni transpiraba. Siempre en el costado derecho, a veinte metros del 5, la agarraba y ponía a correr a los wines y al 9. Un distinto.

Puesto 5: Clarence Seedorf

Si hay que nombrar a tipos ganadores, este es uno de los primeros que se viene a la cabeza. Clarence nació en Surinam, y sus padres se fueron con él muy chiquito a buscar suerte a la madre patria Holanda. Seedorf quiso jugar al fútbol y sus padres no se lo prohibieron, pero le obligaron a continuar sus estudios y a tener un trabajo extra, la ética de trabajo de la familia era totalmente exigente con todos y este morocho no zafó. A pesar de todo esto, con tan solo 16 años, Seedorf comenzó jugando en el Ajax, donde logró dos Ligas y una Copa de los Países Bajos. Con la obtención de la Liga de Campeones en 1995, cerró su etapa en el brillante Ajax de Van Gaal, antes de fichar por el Sampdoria italiano, donde militó por una temporada.

En 1996, el Real Madrid puso la tarasca y se lo llevó. En su primera campaña con los madridistas conquistó el título de liga y al año siguiente, en la temporada 1997/1998, se proclamó campeón de Europa, aunque no era titular indiscutido. Por eso, en 1999, marchó cedido al Inter, que finalmente lo compró por 24 palos euros, en época de plata dulce en Italia. Seedorf desempeñó un papel importante en el cuadro neroazurro, pero le chupó un huevo cuando lo vino a buscar el Milan. Con los rossoneros ganó un campeonato de Serie A y logró nuevamente la Liga de Campeones de la UEFA en 2003 y en 2007, conquistando así su cuarta Copa de Europa. Con tres equipos distintos. Es el único jugador de toda la historia que puede decir eso.

Cuando la plata dulce brasilera lo llamó diez años después y habiendo perdido la titularidad en un Milan que intentaba hacer una reconstrucción, ni lo dudó y firmó por dos años con el Botafogo. Ahora toca repasar un poquito todos los títulos que tuvo. Fueron veintidós en total, cifra récord para cualquier holandés. En su carrera como profesional jugó más de 850 partidos y metió más de 130 goles. En la selección, nunca ganó nada, como bien se puede adivinar al conocer su procedencia. Sin embargo, llama la atención que solo jugó un Mundial (98), pero sí tres Eurocopas.

La manera de jugar de Seedorf es recordada por todos. Un jugador tácticamente muy inteligente, criterioso, con gran desgaste para pisar las dos áreas con fundamento. Técnicamente, es indiscutible. Totalmente ambidiestro, no tenía problema de invertirse para jugar por cualquiera de los dos perfiles. Podía jugar en cualquiera de las posiciones del mediocampo sin que su rendimiento disminuya ni un ápice y su disparo de afuera del área era un peligro constante. Sin dudas, cuando se habla de este hombre, se habla de un competidor nato.

Puesto 4: Bastian Schweinsteiger

Lo vemos y lloramos, es así. Tres Mundiales seguidos ganándole a Argentina, Bastian Schweinsteiger es el summun del volante moderno. Este rubio se convirtió en futbolista de selección: cada dos años, Schweini salía de su (decepcionante) letargo para romperla en los torneos internacionales con la mannschaft. No fallaba: Mundial o Eurocopa; golazos . Así, con algún que otro éxito aislado (más colectivo que individual), fue pasando el tiempo. El Bayern abandonaba la Champions League 2009 tras ser arrasado por el Barcelona en los Cuartos de final de aquella edición. Ese día, Bastian actuó como mediapunta por detrás de Luca Toni. Como la mayoría de sus compañeros, el “31” no la tocó. En Munich aterrizó el miedo, pues el Bayern volvía a sentirse muy lejos de las semifinales de la Copa de Europa. Entonces llegó Van Gaal y el Bayern regresó. El entrenador holandés se quedó a una victoria del triplete, una proeza considerable pero no la mayor: de la mano de Louis, Schweinsteiger completó una de las transformaciones más asombrosas que se hayan visto. Aquel mediopunta de gran presencia física y terrible disparo dio paso a un organizador cadencioso y pausado, un volante que desde el medio del campo tomaba buenas decisiones y pisaditas de balón que incluso sonreía jugando. De patito feo a cisne. Sobre él, Alemania edificó su reinado.

Schweinsteiger no es un volante central. Tampoco un interior, y mucho menos un mediapunta. Tras este confuso, pero necesario rodeo, llegamos a la pregunta: ¿Qué es Schweinsteiger? Aunque los absolutismos y las etiquetas solo conducen al error, la plenitud del jugador nos hacen arriesgarnos: con Bastian estamos ante el mediocampista más largo del mundo, el volante que más metros abarca. Partiendo de esta premisa, al segundo capitán del Bayern no hay que entenderlo desde una ubicación fija sino desde un rol global y cambiante. Este tipo, en un mismo partido, pisa las dos áreas… y las dos bandas.

Su carrera está ligada al Bayern y a la selección alemana. Toda la vida vistiendo esas dos camisetas, primero como extremo o mediopunta rapidito y después con la descripción del párrafo anterior, Bastian ganó prácticamente de todo. Pero antes de eso tuvo un par de bardos. En una ocasión, lo encontraron en el jacuzzi de los vestidores del club con una mujer, ¿qué dijo Bastian? Es mi prima. La directiva bávara lo multó y lo mandaron al segundo equipo. Menos mal que se arregló(?), porque ayudó a lograr ocho Bundesligas, ocho Copas de Alemania, cuatro Supercopas, una Champions y un Mundial de Clubes que se vieron coronados por el Mundial de Brasil, donde su figura fue acrecentándose con el correr de los partidos y se convirtió en el eje indiscutido del equipo.

El único talón de aquiles de este hombre han sido las recurrentes lesiones que no le permiten terminar de desarrollar todo su potencial a lo largo de temporadas enteras. Esto puede ser a su afición por el esquí de chico. Bastian creció en una familia de esquiadores. Desde muy temprana edad practicó este deporte y lo hacía bastante bien. Cuenta su hermano, Tobías, que cuando le ganaban una carrera, no lloraba, se echaba los esquíes al hombro subía de nuevo a la cima del monte y volvía a retarlos a una carrera. Alto competidor.

Con tan solo 30 años, ya tiene 631 partidos disputados (523 con Bayern Munich y 108 con Alemania) y 22 títulos (21 con Bayern y 1 con Alemania). Además de todo esto, el crack se come a Anita Ivanovic, así que con eso se terminó de ganar nuestro odio.

Puesto 3: Falcao

Si alguien ve a un jugador que se para adelante o al costado del 5, y espera que este corte y se la de para jugar, hoy en día la puteada más chica lo manda a la concha de su bisabuela o tatarabuela, en su defecto. Falcao perteneció a la raza de volantes cuya principal característica no era la de ser voluntariosos ni preocuparse por seguir al adversario, recuperar la pelota y pasársela al compañero más cercano. El Internacional de Porto Alegre, no tardaría en darse cuenta de que en aquel muchacho tenía a alguien completo, que jugaba por delante de los cuatro de atrás, sí, pero de cuyos pies nacería casi todo lo que el equipo de Rio Grande do Sul creó durante el decenio de 1970. Y no fue poca cosa.

Paulo Roberto Falcão fue el líder y símbolo de una de las grandes dinastías del fútbol brasileño. En los seis años transcurridos entre su debut en el equipo profesional del Colorado, en 1973, hasta su salida, en 1979, el club conquistó cinco Campeonatos Gaúchos, y solo dejó de estar entre los cuatro primeros clasificados del Brasileirão una vez, en 1974. En ese periodo, se convirtió en el primer equipo que ganaba tres títulos en la era del Campeonato Brasileño, posterior a 1971, con los trofeos de 1975, 1976 y 1979, este último sin perder ni un solo partido, algo que nadie ha logrado repetir.

Por aquel entonces, aunque se hubiese quedado fuera del Mundial 78 debido a una pelea abierta con el DT Cláudio Coutinho, la calidad de Falcão concitaba una unanimidad absoluta, y todos se referían a él, con naturalidad, como “el mejor volante brasileño de todos los tiempos”. Hasta el punto de que el entrenador del Palmeiras en 1979, un tal Telê Santana —que podía ser cualquier cosa menos dado a elogios gratuitos— dejó el estadio estupefacto después de asistir a una victoria del Colorado sobre el Internacional de Limeira. Cuando los periodistas le preguntaron, fue categórico: “Hoy he visto una actuación perfecta de un jugador. Falcão ha ganado el partido”

En 1980 fue transferido a la Roma. Su fichaje costó un millón y medio de dólares. A pesar de su gran palmarés, era desconocido en Italia. Con este equipo ganó el Scudetto y dos Copas de Italia. En 1984 su equipo perdió la final de la Copa de Europa contra el Liverpool, en una de las finales más recordadas de esa década. En este equipo disputó un total de 107 partidos y marcó 22 goles. Su marcha del equipo se atribuyó a las diferencias con el presidente Dino Viola y a que su sueldo era uno de los más altos de aquella época, más de mil millones de liras al año. Volvió a Sao Paulo para ser campeón, como correspondía.

Hablar de Falcao es hablar de Toninho Cerezo y de Sócrates, y de uno de los mejores mediocampos jamás alineados en un Mundial de fútbol. Estos tres monstruos jugaron juntos en España y fueron víctima de una de las derrotas más dolorosa para el público brasilero, no porque haya sido goleada, si no, porque jamás ningún equipo de ese país había despertado semejante entusiasmo. Justo contra Italia en la «Tragedia de Sarriá», Falcao metió uno de los mejores goles de los Mundiales y quedó grabado para toda su vida. Tanto es así que en 2012 escribió un libro sobre ese día, con 21 de los 22 protagonistas de ese día, exceptuando al genio de Sócrates, ya fallecido.

Semejante calidad, el último de su especie quizás, merecía entrar en el top 3.

Puesto 2: Xavi

El mejor jugador español de todos los tiempos fue el artífice de uno de los mejores equipos de toda la historia de este deporte, y eje de una selección que derrotó a todos los estigmas históricos para quedarse con todas las competencias posibles durante lo que duró su apogeo futbolístico. Es prácticamente imposible tomar dimensión de lo que ha logrado este hombrecito en su carrera que ya está brindando sus últimos destellos. Toda la vida jugando en el mismo club, Xavi es indispensable para entender el fútbol moderno.

El «Motorcito de Terrassa» a este autor le parece lo más parecido a un dictador que jamás se haya presentado en una cancha de fútbol. Su capacidad de no errar jamás un pase durante minutos enteros de que la pelota pasaba por sus pies era simplemente increíble. Más de 150 pases por partido tuvo este pequeño jugador durante los cinco años que España y el Barcelona dominaron el escenario futbolístico mundial. Y de esos 150, pasaba bien el 95% de las veces la bocha. Al no podérsela sacar, se convertía en la mejor defensa posible, agobiaba a los rivales y les terminaba generando espacios al pequeño diablo que tenía en el Barcelona para golear todos los partidos, o filtraba alguna pelotita para poder ganar 1-0 con su selección, a la que jamás le sobraba nada.

Su carrera con el Barcelona tuvo altibajos. Entró a la Masía en julio de 1991, cuando sólo tenía 11 años. Su progresión siempre fue rápida y la temporada 97-98 pasó del juvenil al Barça B, donde se convirtió en el cerebro del equipo que logró el ascenso a la Segunda División A. Debutó en 1998, en la Supercopa de España ante el Mallorca. Fue titular y metió un gol; el mejor debut que se podía imaginar. Xavi también tuvo una importante participación en la consecución de la Liga 1998-99, con Van Gaal, con un gol clave. Se le consideró el heredero de Guardiola en la organización tanto durante la larga lesión de Pep como después de su marcha. Tanto con Van Gaal, como con Rexach, Antic, Rijkaard, Guardiola, Vilanova, Martino y ahora con Luis Enrique en el banco, Xavi ha sido siempre uno de los pilares del Barça.

La suma de títulos es absurda, más de 25 con los blaugranas. Es el jugador con más presencias en la historia del club, con cerca de 800. La llegada de Iniesta y posteriormente de Messi, hicieron que se forme lo que se considera uno de los mejores equipos de la historia de este deporte, logrando todos los logros y récords posibles. Con la selección, ganó el Mundial sub 20 del 99, y luego fue titular por más de 14 años, con más de 133 partidos, siendo clave en la consecución de las dos Eurocopas y figura en el Mundial de Sudáfrica. Sin dudas, Xavi es el motor de toda la historia reciente de España.

Puesto 1: Lothar Matthaus

El ex DT de RacingEl símbolo máximo de la selección alemana no podía ser otro que el número de este ranking. Lothar Herbert Matthäus, nació en marzo de 1961 en Erlangen, una ciudad de Franconia. En la tranquila Herzogenaurach, donde la compañía adidas tiene su sede. Loddar, como le dicen, se incorporó a las categorías juveniles del club de fútbol local. Matthäus no se veía jugando al fútbol, así que empezó a cursar estudios de decoración de interiores (!), que completó con éxito pese a su carrera profesional. No obstante, pronto se hizo evidente que encontraría su lugar en el verde césped y no entre muebles y cortinas.

Matthäus fue convocado a los 18 años a la selección nacional juvenil de Alemania, y en consecuencia atrajo la atención de la Bundesliga. Ese mismo verano de 1979, el volante fue fichado por el Borussia Mönchengladbach, uno de los clubes de mayor éxito de los años setenta. Pero Lothar, que desde siempre ha tenido un carácter fuerte, no se dejó impresionar por los grandes nombres y enseguida se ganó el favor de Jupp Heynckes, entrenador entonces del club de la Baja Renania. Entre los Potros, el franconio se hizo un hueco en el once titular en su primera temporada y el equipo alcanzó la final de la Copa de la UEFA, aunque perdió ante el Eintracht Frankfurt.

Gracias a sus constantes buenos desempeños en el mediocampo, Matthäus fue nominado para la Eurocopa 1980, donde disputó su primer partido internacional (contra Holanda, 3-2). Al final del certamen, festejó su primer gran título con el combinado teutón. En los años que siguieron, Matthäus perfeccionó sus cualidades, tanto en su club de Gladbach como en la selección alemana. Y aunque no pudo cosechar grandes éxitos en la Bundesliga, fue asiduo integrante del equipo dirigido por Jupp Derwall. Fue al 1982 en España. Sin embargo, al igual que le ocurriera dos años antes con Bernd Schuster, su posición en aquel equipo estaba preasignada a un jugador más experimentado que él, Paul Breitner, de manera que tuvo que conformarse con ser suplente.

La mejor época de Matthäus se inició en 1984 con su traspaso al Bayern de Múnich. Con el gran Udo Lattek, el de los guantes(?), siguió los pasos de Breitner y condujo al club de la capital bávara hasta el título de liga ya en su primera campaña. Luego, el joven de Erlangen fue acrecentando su caudal futbolístico año tras año hasta convertirse en uno de los mejores del Mundo. En su segundo año en la entidad a orillas del Isar, logró el doblete de liga y Copa de Alemania.

Fue titular en México 1986, donde se retrasó un poco hasta el centro de la cancha junto a Felix Magath, que se encargaba de la recuperación para que Lothar jugara. Se vio al mejor Matthaus en este Mundial, llevando a los de Beckenbauer hasta la final, donde Burru les cortaría las alas.

Tras ganar su tercer Bundes con el Bayern en el 87, el astro anunció su traspaso al Inter de Milán. Nada menos que Giovanni Trapattoni fue el entrenador de Matthäus en la liga italiana. Y bajo la tutela de este estratega, el alemán se transfiguró en estrella mundial. Como ya le sucediera en Múnich, en su primera temporada en el Inter ganó el Scudetto. Y un año después, alcanzó la gloria, en Italia 1990, donde capitaneó y manejó sensacionalmente los hilos del entramado alemán que se coronó campeón del mundo. Por si fuera poco, ese mismo año fue distinguido con los premios al Futbolista Alemán del Año, Futbolista Europeo del Año y Futbolista Mundial del Año. En 1991, el as teutón volvería a ser honrado con el título de Jugador Mundial de la FIFA.

Tras una larga convalecencia por su lesión en el ligamento cruzado de la rodilla, Matthäus regresó al Bayern y, en septiembre de 1992, volvió a competir en la Bundesliga. A partir de entonces cambió de posición sobre el terreno de juego, tanto en su club como en la selección. De ocupar el centro de la cancha pasó a actuar de líbero en una demarcación bastante más retrasada. A las órdenes de su antiguo mentor, Beckenbauer, el nuevo mariscal de la defensa reconquistó con los muniqueses en 1994 el campeonato alemán. En cambio, sufrió una dolorosa desilusión en la cita global organizada en Estados Unidos, donde Alemania se despidió en cuartos de final tras naufragar ante Bulgaria.

» Es el mejor adversario al que me he enfrentado a lo largo de mi carrera, creo que eso basta para definirlo» Diego Armando Maradona (Igual dijo esto de Baresi y de un par más)

Las lesiones siguieron cebándose con el entonces líbero. En 1995, con 34 años, un desgarro en el talón de Aquiles apartó de los campos durante varios meses y algunos expertos empezaron a hablar del ocaso de su carrera. Pero se equivocaban. Merced a su increíble disciplina y fuerza de voluntad, Matthäus volvió a resurgir de sus cenizas tras ese revés y contribuyó de manera decisiva a que el campeón histórico alemán alzara la Copa de la UEFA en 1996. LTA Bild(?).

Matthäus se perdió la Eurocopa de Inglaterra por su pelea con el entonces seleccionador alemán, Berti Vogts. Dos años más tarde, sin embargo, Matthäus, de 37 años, fue a la Copa en Francia. Su último partido mundialista lo disputó en cuartos de final contra Croacia, llegando a 25 partidos en Mundiales, récord absoluto.

Su último gran torneo finalizó con una enorme decepción. En la Eurocopa de Bélgica y Holanda 2000, los alemanes fueron despachados en la primera ronda. En el tercer duelo de grupo contra Portugal, Matthäus puso punto final a sus 20 años de idilio con la selección de Alemania, después de 150 partidos y participación en cinco Copas Mundiales, llegando a tres finales

El genio táctico colgó definitivamente los botines en el 2000 en las filas del NY Metro Stars estadounidense, dejando atrás más 900 partidos y 200 goles.

Edición anteriores de los TOP TEN históricos:
– Arqueros
– Laterales derechos
– Centrales
– Laterales izquierdos
– Mediocampistas defensivos